Diego Janssen prende las velas en su estudio. Gestos lentos, premeditados, como si se tratara de un ritual sagrado, íntimo. La luz pega de costado cuando se acomoda la correa al hombro con un gesto natural, a medio camino entre una costumbre y una seña de identidad, como quien se viste con su propia voz. La guitarra es una extensión de su pecho. Hace acordes y rasga. Atrás tiene la computadora y los monitores; adelante, el sampler Ndomber. Les pega a unos botones y suena a madera, les pega a otros y empiezan a sonar chico, repique y piano. La guitarra vibra, la máquina responde, se da un cruce entre lo nuevo y lo de siempre, lo ancestral. Toca la viola, hace candombe. En el medio, baila unos pasos cortos.

Artista, artesano, músico, productor, multiinstrumentista: algunas de las definiciones que Janssen tiene como propias. El formato live set que ensayaba cuando nos encontramos es el que está desplegando por estos días en Argentina, España y Portugal, los lugares por donde gira desde setiembre. La recorrida es posible gracias a un premio Ibermúsicas. Villa María y Córdoba capital, Madrid, Valencia, Barcelona, Lisboa y Coimbra son las escalas de ese tour, que terminará con un broche de oro en Montevideo, el 5 de noviembre en La Cretina.

Diferente de las giras donde los músicos se limitan a ir y tocar, en esta Janssen no sólo muestra lo mejor de su repertorio –tiene dos discos, El hijo de (2015) y Conecta_ (2021)–, sino que además incluye talleres con su set multiinstrumentos. “Dar talleres en las universidades o escuelas de música está bueno, son instancias que me gustan y la gente se prende pila. Espero plantar la semilla y el año que viene ir con más fuerza”, dice.

2025 está siendo dulce para Janssen, porque además del premio Ibermúsicas también ganó una de las becas para el Estímulo a la Formación y Creación Artística (Fefca) del Ministerio de Educación y Cultura. Dice que es “la más significativa de su carrera”, y hay que tener en cuenta que lleva más de 20 años en esto. La beca le permite tener tiempo para crear, explica.

“La falta de tiempo es lo que nos pasa a la mayoría de quienes vivimos de la música. A mí no me paran de llegar trabajos y lo agradezco siempre, por suerte. A casi todos los discos que vienen a grabar acá les digo que sí porque lo necesito. El alquiler no te lo paga Spotify. Pero en realidad eso, estar al servicio de otros como productor, es lo que hace que te retrases artísticamente. Ponele que yo quiero sacar un disco por año. Tal vez puedo, pero necesito tiempo para laburar. Están buenísimos los premios en dinero, porque te permiten afrontar gastos y, por otro lado, canalizar el trabajo hacia uno mismo. Te limpian la cabeza, digamos. Estos últimos meses del año son para mí. Me olvido del multitasking. Voy a poder estar, entre comillas, de vacaciones creativas, en la cocina, dedicado a lo mío. Es un difícil equilibrio la estabilidad como músico. La vamos llevando”.

Sonar a candombe

Janssen necesitaba tener en un sampler todos los sonidos que se pueden escuchar en una cuerda de tambores. No fue fácil el camino para encontrarlos, primero, y para meterlos en una botonera, después. Su socio en esta empresa fue Ferna Núñez, hijo de la cuna del candombe, quien, en palabras de Janssen, en esta ocasión “se abrió, porque el loco tiene otra cabeza”.

Gracias a esa generosidad para reconocer que el camino de los tambores puede transitar otro rumbo, ambos fueron a un estudio, grabaron todo tipo de golpes y después, recortando golpecito por golpecito, crearon ese banco de sonidos que Janssen considera “la fusión definitiva en el uso de medios electrónicos en el candombe.

Los premios Ibermúsicas

Ibermúsicas es un programa multilateral de cooperación internacional dedicado exclusivamente a las artes musicales. Su objetivo general es promover la diversidad musical iberoamericana, fomentar la formación de nuevos públicos y ampliar las oportunidades laborales para los profesionales del sector. La iniciativa busca unir políticas públicas de apoyo con acciones concretas que fortalezcan la actividad profesional de los artistas y fomenten una mayor integración regional.

El programa fue aprobado en la XXI Cumbre Iberoamericana de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en Asunción en noviembre de 2011, y se enmarca en el Espacio Cultural Iberoamericano de la Secretaría General Iberoamericana (Segib). Ibermúsicas se sostiene sobre la solidaridad en la acción y el reconocimiento del talento de creadores, intérpretes, investigadores y demás actores del ecosistema musical iberoamericano, generando un capital cultural compartido que impulsa la integración del sector.

Lonja eléctrica

En una especie de atril de casi un metro están el sampler, un teclado y la consola. Janssen toca un botón, larga la historia. En un mástil está la guitarra de siete cuerdas que le queda donde va la vida, junto al pecho. Juega. Acordes y melodía quedan marcados. Vuelve a las máquinas y los botones laten como un tablero de avión. Con los pedales tira fintas, va delineando el rumbo. En un momento hace un giro, como un sobresalto, y se calza la viola eléctrica. Cuando agarra la púa, la música ya es más que un fondo sonoro. Cada movimiento parece abrir una nueva capa sonora. Baila. Cada tanto o siempre, baila. La raíz es el candombe.

La escena tiene laboratorio, se nota, y también artesanía. Es un ritual en el que un solo cuerpo se multiplica en instrumentos hasta construir una orquesta. Hace mucho que trabaja de esa manera, aunque no es la única manera en la que trabaja: ha tenido formaciones tipo banda tradicional. Sin embargo, transita este camino como multiinstrumentista por convicción.

Foto del artículo 'Diego Janssen y el candombe del futuro'

Foto: Alessandro Maradei

“Cargo con mi set porque tiene cierta practicidad. Pero a la vez se nota innovador artísticamente: no es común ver a alguien que ande con un set folk electrónico y que tenga la raíz en el candombe”, dice, mientras de su cabeza flotan discos de Tótem y The Beatles.

Sin embargo, su set es una caja de Pandora, un Aleph donde se pueden encontrar todos los puntos de su creación. Está el adolescente con formación autodidacta que desafió los límites familiares y no estudió una carrera tradicional, como querían, sino que atravesó la Escuela Universitaria de Música. Está el joven que tocaba rock con sus amigos al mismo tiempo que se colgaba el tambor y aplanaba calles, combinación que hacía ruido en uno y otro lado, pero que no hizo más que reafirmarle su condición: no es una cosa y la otra, sino una con la otra. Está el hombre que construye constantemente, que siembra aunque no sepa cuándo llegará la cosecha. Está el artesano que intentó materializar su sueño, no le salió, se frustró, volvió a intentar y así sucesivamente, en ese orden o en otro, pero siempre por el camino de los que nunca siguieron moldes.

Está, también, el creador que reflexiona sobre la historia de su disciplina. “El dinamismo cultural se da porque se creó siempre desde el atrevimiento de los músicos que decidieron compartir, entonces todos los géneros musicales fueron dinámicos y fusionados. ¿O resulta que un día cayó un alemán con un bandoneón y nació el tango? No, se puso a tocar con los negros y ahí la magia. Y lo mismo al revés. Trato de hacer cosas así, ir por otro lado, escapar de la lógica. Quizás sea una de mis misiones en el campo del activismo cultural, cierta protesta, aunque para otros sea un fiasco hacer esto”.

Él no lo va a decir, pero las cosas por su nombre: así funciona su practicidad. Ahí está el mundo para transmitir, el mundo desde donde aprender. De todo eso tratarán sus charlas y talleres en la gira europea, y parece imperdible para comprender la cuestión entre cuerpo, máquinas y madera, eso que llaman música.

Madera psicodélica

Janssen está de viaje, pero volverá. Mientras recorre la península ibérica, está delineando su tercer disco: “Siempre voy grabando cosas, aunque no esté convencido del todo”, dice. ¿Por dónde irá? “Querés que defina madera y psicodélica y por ahí es el disco que está en preparación, no sé. O sea, estoy más tirado a la electrónica, ya como más jugado, pero el lado más candombe jazz no lo quiero dejar. Son dos estéticas, entre la psicodelia y el fuego que desprende la madera”.

Algo nuevo va a venir, pero todo muy Diego Janssen, con dos caminos marcados: por un lado la canción semiinstrumental y, por otro lado, algo más electrónico, “que es como para otro público, más instrumental, más rompedor”, dice. “Un tuco bien mío”, define, y me quedo pensando si hay algo más artesanal que un buen tuco.

Gira de Diego Janssen

  • 5/9 | Universidad de Villa María, CBA
  • 26/9 | La Colmena Escuela de Jazz, CBA
  • 3/10 | Peor para el sol, Madrid + Calequi
  • 4/10 | Junto a Fernando Reyes, Madrid
  • 8/10 | Fábrica de Hielo, Valencia
  • 10/10 | Absenta de Raval, Barcelona
  • 11/10 | Atahualpa, Argentona, Barcelona
  • 15/10 | Casa Figari, Barcelona + Melaní Luraschi
  • 18/10 | Fábrica Braço de Prata + Udi Fagundes
  • 23/10 | MATE Festival, Coimbra
  • 5/11 | La Cretina, Montevideo

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