Son reincidentes. La dramaturga y directora Marianella Morena y el periodista Antonio Ladra ya habían trabajado en ficciones basadas en hechos reales. Con Muñecas de piel, que tomaba como puntapié la Operación Océano, la explotación de menores subió a escena en 2021, cuando el tema todavía ocupaba titulares, y generó una demanda. Sin repercusiones legales, por el momento, esta vez, el mismo equipo estrena Animales de Dios, que toma las figuras centrales del caso Conexión Ganadera y las transfigura en personajes que disfrutan de la miseria ajena.

A causa de la inundación que sufrió el teatro Circular hace pocos días, el espectáculo debuta este fin de semana en El Galpón y continúa a partir del 25 de octubre en el teatro Victoria.

“La mayoría de las veces es la realidad la que me busca y me usa como un vehículo para contar las cosas”, argumenta Morena. “Cuando estalló la noticia pensé que era un problema de ricos –lo digo desde el prejuicio absoluto– y no me atrapó. Luego leo un editorial que invita a una reflexión a la sociedad uruguaya, a ver por qué nos vinculamos de forma diferente con la delincuencia de clase baja, para la que pedimos poco más que la pena de muerte o que se muera en la cárcel, y con la delincuencia de guante blanco tenemos una actitud mucho más generosa, más luminosa. Me pareció interesante. Cuando pasan este tipo de resonancias, se te mete adentro tuyo y es como si una delegación extranjera ocupara tu cabeza y empezara a mandar datos y a generar todo tipo de caos sensorial, intelectual y una investigación absolutamente obsesiva”.

Morena estaba haciendo una residencia en Canarias, trabajando con migrantes africanos en un proyecto de docuficción para teatro, cuando tomó la decisión de hacer de toda aquella estafa uruguaya un montaje. Empezó por convocar a su colega Florencia Caballero Bianchi para escribirlo juntas y luego invitó a Antonio Ladra para que trabajara en la investigación y, en este caso, para dar un paso más y hacer una entrevista en escena. Para Morena es “como si la ficción abriera un pliegue y permitiera que esta realidad se materializara en una persona e ingresara y ver qué sucede con ese diálogo, con esa colisión, quién permea a quién, cómo se contamina”.

Para la artista esto es parte de un desplazamiento mayor: “Lo que pasa es que la ficción ocupa el campo de lo real. Lo tenemos cada vez más naturalizado: ver que un político hace un show o hace una puesta en escena o construye un discurso que luego no sostiene. Entonces hay tráfico, contrabandean con la ficción. En cambio en la ficción nosotros no mentimos, porque hay un pacto tácito con el público. Y después con esa situación de encuentro cada uno decide o no, voluntariamente, qué hace con sus emociones o su intelecto. Son pactos sociales distintos”.

Como explica Morena, en esta apuesta a adaptar sucesos reales “sos permeable hasta determinado nivel”; después hay que ensayar y tomar decisiones artísticas. Distinto es el margen que tiene Ladra, en ese sentido, para incorporar, quizás, algún avance de último momento en la causa a través de sus intervenciones escénicas.

Lo incuantificable

Los personajes de Animales de Dios están inspirados en los socios fundadores de Conexión Ganadera y sus respectivas esposas: “El muerto está en escena, viene desde el más allá, transformado, a contarnos desde otro lugar. Son grandes estafadores, no solamente de la economía, son estafadores de todos los valores, de todos los principios y todas las habilidades de seducción, utilizando los privilegios y los contactos que tiene una persona de una clase alta en lo económico, en lo social, lo cultural, lo político, y también accediendo a los medios de comunicación. La construcción de prestigio y de deseo, esta erotización del poder que está cada vez más instalada, hace que su seducción sea enorme”, continúa Morena.

“Cada vez más, vemos estas grandes construcciones de máscara. La estafa está penalizada, pero hay otras estafas que están instaladas cada vez más en las formas de relacionarse de las personas. No todas están penalizadas y todas destruyen y pulverizan la confianza, te desarman. No sabés después cómo reconstruirte. En este caso es un colectivo: 4.200 personas que fueron estafadas, y debe haber más todavía, porque hay una cadena enorme en esta construcción. Está la estafa concreta, material, del dinero, pero debe haber otra cadena de estafas que tiene que ver con la ilusión, con el proyecto, con la manipulación, con creer que eras una buena persona”, dice.

Con música de su hijo, Lautaro Moreno, y un dispositivo centrado en los actores Álvaro Armand Ugón (Pedro Prado), María Mendive (Juana Stradivarius), Carlos Rompani Zorrilla (José Lazo) y Alejandra Artigalás (María Maserati), se despliega una suerte de musical periodístico que establece lo que la directora llama “el combate de géneros, en el sentido de que la comedia, el drama y la tragedia compiten para ver quién se queda con el relato. Es una manera de traducir escénicamente también la competencia feroz que ellos tenían para quedarse con los dineros ajenos, de qué manera seducían, de qué manera atraían, cómo convocaban”.

A través de juegos en los que muestran su sadismo, su disfrute de la tragedia ajena, las dramaturgas revelan el perfil de estas figuras. “La parte sonora tiene su propia dramaturgia desde lo testimonial, hay un audio periodístico donde hay una pequeña síntesis para alguien que no tiene idea de qué es Conexión Ganadera y después lo que sucede, lo que a mí me interesa exponer en este tironeo es cómo estos personajes manipulan también a la platea, cómo se divierten, cómo especulan”, adelanta. El espectáculo presenta una fragmentación del tiempo, estructurado escénicamente como postales, algunas bien breves.

“Los espacios cada vez son más estancos y más rígidos. Entonces, el teatro se está convirtiendo cada vez más en un reservorio de libertad, de experimentación y de cruces, porque después la realidad es muy rígida. En contraste con la evolución que vamos teniendo en otros aspectos, no se respira esa libertad que sé que alguna vez se ha respirado”, agrega Morena. “Estoy muy contenta con el resultado y reivindicando una vez más la fuerza y la potencia que tiene el teatro para relacionarse con lo real en su contemporaneidad, más allá de que genere tanta incomodidad, tanta molestia, tanta resistencia”.

Animales de Dios. Sábado y domingo en la sala Atahualpa de El Galpón. Desde el sábado 25 en el teatro Victoria. Entradas a $ 800 en Redtickets.