Es asombroso que James Gunn haya asumido como piedra angular de su Universo DC audiovisual una serie basada en un personaje absolutamente secundario, con tantos héroes de cómic para elegir. Cuando aceptó, junto con Peter Safran, la dirección del reinicio de la incursión en las pantallas de la compañía, tenía claras un par de cosas. Una, que gran parte de lo que habíamos visto antes ya no corría, empezando por todo lo que hizo Zack Snyder con Superman y la Liga de la Justicia. Otra, que lo que él mismo había aportado dentro de ese universo –esencialmente la segunda película del Escuadrón Suicida y la primera temporada de Peacemaker– sí sería canónico de aquí en más. Por eso, el personaje de Peacemaker es el hilo que une todo lo que sabemos hasta ahora del nuevo Universo DC, incluso tomando en cuenta la reciente –y muy buena– película de Superman.
Peacemaker o Christopher Smith (interpretado cada vez mejor por el exluchador John Cena) es un sociópata convencido de que para lograr la paz bien se puede cometer una masacre. Creado por Joe Gill y Pat Boyette en 1966 para la editorial Charlton (poco después adquirida por DC Cómics), esta versión del personaje es la que conocemos en su primera aparición en El escuadrón suicida (2021). Regresó con su propia serie, Peacemaker (2022), en la que con un similar grupo de secundarios terminaba enfrentando una invasión extraterrestre. La segunda temporada retoma los hechos exactamente después de eso, pero también se hace cargo de todo lo ocurrido en Superman, por lo que Peacemaker regresa ahora como parte de un universo más construido y donde –por el momento: sé que es temprano para alegrarse– todo está conectado con sentido.
Si bien el relato que ocupa esta segunda temporada es en esencia una búsqueda de su propia identidad, también continúa la macrohistoria y planta banderas para el futuro.
Por supuesto, estamos ante un relato de James Gunn, por lo que sería imposible que al drama humano no se le sumara una catarata de chistes –de los buenos, de los pavos, de los guarros– al tiempo que desarrolla conceptos tan ambiciosos como mundos alternativos con diferentes variaciones de los mismos personajes (algo transitado también, con suerte diversa, por Marvel en tiempos recientes).
Como en la primera temporada, el relato demora un poco en arrancar, pero, una vez que cobra velocidad, no se detiene. Lo de Cena en esta ocasión es espectacular y lo secundan bien el elenco y la imaginación desbordada de Gunn, que logra hacer que el relato se torne adictivo. Acaso el único punto negativo es el haber descartado aquella tremenda canción –y coreografía– para sus créditos: la que se usa este año no está a la altura. Por lo demás, una segunda temporada cumplidora por donde se la mire y que deja muchas ganas de ver a dónde va Gunn con el universo todo.
Peacemaker, segunda temporada. Ocho episodios de aproximadamente 40 minutos. En HBO Max.