El cineasta argentino Luis Ortega, hijo del legendario músico Palito Ortega y la actriz Evangelina Salazar y parte de una familia llena de talento para las artes (sus hermanos Martín y Sebastián son también directores y productores, su hermana Julieta es una reconocida actriz, y Rosario y Emanuel son cantantes), dio su salto a la fama internacional en el Festival de Cannes 2018 por ser el director de la exitosa película El ángel, producida por Pedro Almodóvar e interpretada por Lorenzo Ferro, en la que narra la historia real del carismático y cruel asesino Carlos Robledo Puch. Pasaron varios años para que el realizador, embarcado en proyectos de pantalla chica (Historia de un clan, Narcos), retornara al cine, y lo hizo a lo grande con El jockey (junto con Benicio del Toro como productor ejecutivo).
Estrenada en el Festival de Venecia 2024 (nominada al León de Oro a mejor película) y nominada a mejor película iberoamericana en los Premios Goya 2025, esta exuberante mezcla de thriller psicológico y comedia negra ecuestre está protagonizada por gran elenco: Nahuel Pérez Biscayart (Mujeres asesinas, El puntero), Úrsula Corberó (La casa de papel, Paquita Salas), Daniel Giménez Cacho (Cuéntame cómo pasó, La mala educación), Mariana Di Girolamo (Perdona nuestros pecados), Osmar Núñez (Relatos salvajes, Los padecientes) y los renombrados Roberto Carnaghi, Luis Ziembrowski, Roly Serrano y Daniel Fanego, fallecido en setiembre (este fue su último trabajo).
El jockey narra la intrincada historia del antihéroe Remo Manfredini (Pérez Biscayart), una leyenda del turf con un comportamiento autodestructivo de alcohol y excesos, que pone en riesgo su extensa trayectoria y su relación con Abril (Corberó), la madre de su futuro hijo y también jocketa.
El día de la carrera más importante de su vida, la cual lo liberará de las deudas con su jefe Ruben Sirena (Giménez Cacho), que es una especie de empresario gánster que lo necesita para montar un carísimo caballo traído de Japón y ganar el Gran Premio, sufre un grave accidente borracho para luego escaparse del hospital y deambular por Buenos Aires completamente despojado de su verdadera identidad. Esto lo llevará a que empiece a descubrir quién quiere ser en realidad. En medio de una profunda amnesia y perseguido por Sirena y sus hombres básicamente para matarlo, Remo recorre la ciudad navegando en su mundo femenino interior y descubriendo su lado más sensible y, también, reprimido. Con la impunidad del anonimato y la despersonalización de toda gran ciudad, explora la locura y miseria de la noche cosmopolita cambiando su imagen por un largo tapado de piel y maquillaje.
Con una acertada cinematografía retro y repleta de impacto visual, sensualidad y rebusques de la mente humana, la película relata con surrealismo el submundo porteño del juego y las apuestas, las adicciones, la sexualidad ambigua, la identidad de género y la fragilidad de la masculinidad moderna. Remo, adoptando el nombre de Dolores, renace y da sentido a su crisis identitaria, encuentra quién es realmente y se arriesga a timonear su ya conocida y hastiada vida.
Fiel al estilo tan personal de Ortega, la historia está plagada de referencias absurdas y metamensajes a discreción: la venda de su cabeza que simula el casco de un jockey, la épica danza inicial entre Remo y Abril, el as de bastos que Remo recoge, que es la carta que simboliza el cambio. Es una película existencialista que sorprende, no sólo por sus giros bruscos, sino porque no da respiro en cuanto al desenlace de la trama y su surrealista recorrido; es impredecible, elegante y sexual.
El jockey es una perfecta combinación de cine onírico y absurdo (haciendo honores a Luis Buñuel o David Lynch) con algo de lo sórdido y del relato popular con fantasía del cine de Leonardo Favio; con una banda sonora llena de canciones de culto (Virus, Nino Bravo, Piero, Gardel) y una paleta de colores y planos frontales hiperrealistas que se tejen con cierta inexpresividad de sus actuaciones. El jockey puede ser una tragicomedia, un thriller psicológico, un drama romántico, una película de gánsteres torpes o de humor negro. Pero es, ante todo, un fascinante relato sobre la libertad, la desidentificación y la valentía de dejar de ser quienes somos para ser alguien más.
El jockey, 97 minutos, en Disney+.