La actriz y productora Kate Hudson, hija de la legendaria Goldie Hawn y del músico Bill Hudson, ganó popularidad en 2001 cuando obtuvo un Globo de Oro y fue nominada al Oscar como actriz de reparto por la película Casi famosos. De ahí en más se transformó en una artista multifacética. Fue la reina de las comedias románticas de los 2000 y también formó parte de Glee durante la temporada 2012-2013, prestó su voz para Kung fu panda 3 (2016), se convirtió en una exitosa autora de best sellers con Pretty Happy: Healthy Ways to Love Your Body y desde 2019 tiene, junto con su hermano Oliver, el podcast Sibling Rivalry, en el que hablan con otros hermanos famosos sobre sus vínculos familiares.

Si a su talento le sumamos la trama de una mujer subestimada que se hace cargo de un equipo deportivo en decadencia de Ted Lasso y las complejidades de unos hermanos que pelean por el lucrativo imperio de su padre de Succession, tenemos como resultado la brillante comedia deportiva Una nueva jugada, la última gran apuesta de Netflix.

Creada y dirigida por Mindy Kaling (La vida sexual de las universitarias), Ike Barinholtz (The White House Plumbers) y Elaine Ko (Modern Family), la serie narra la historia del equipo de básquetbol de alto nivel Los Angeles Waves (una versión ficticia de Los Angeles Lakers), que tuvo un exitoso pasado y cuya oficina ejecutiva aloja a una intrincada empresa familiar. Los cuatro hermanos Gordon la dirigen desde la muerte de su padre, el patriarca Jack Gordon; el hijo mayor, Cam (Justin Theroux), es el presidente, el exjugador Ness (Scott MacArthur) es el gerente general, el experto en negocios Sandy (Drew Tarver) es el director financiero, mientras que la única hermana mujer, la enérgica e infravalorada Isla (Kate Hudson), maneja la organización benéfica del equipo, a pesar de saber más de básquetbol que sus hermanos. Todo cambia cuando Cam, luego de un accidente y para salvar al equipo, sorpresivamente nombra a Isla presidenta.

La figura de Isla está basada en Jeanie Buss, actual propietaria mayoritaria de los Lakers y, además, productora ejecutiva de la serie. En la ficción se enfrenta a un hostil universo dominado por varones que están a la espera de que ella tropiece, incluidos sus propios hermanos. El personaje está construido como una nepo baby con fuerte espíritu competitivo y posición desafiante, que encara la tarea de navegar entre una familia desmembrada que siempre la ha excluido mientras saca a flote a un equipo multimillonario en crisis, en medio de un circuito misógino que la subestima, cuestiona y pone constantemente a prueba.

Con una agilidad vertiginosa y un sólido guion repleto de gags humorísticos, cambios de ritmo y pausas que rompen la cuarta pared, la serie avanza como una divertida mezcla de comedia deportiva, lucha de poderes, ironía, empoderamiento femenino y enredadas subtramas de vínculos familiares. Hudson, al frente de un elenco de gran química lleno de momentos genuinamente graciosos, logra transmitir el sexismo en el deporte, cómo ha estado desde niña a la sombra de su padre y de sus hermanos, a pesar de ser una experta en básquetbol, las continuas pruebas a las que las mujeres estamos expuestas en la vida profesional, el techo de cristal y las complejidades de una familia que se ha encargado de invisibilizarla.

Isla debe lidiar con la insubordinación de su equipo y su entorno, rodeada de hombres que le repiten que esperaban que fuera diferente, básicamente, “más agradable” que su padre y sus hermanos. Entre otras cosas, esto muestra la doble moral con que las mujeres somos evaluadas: ¿por qué no puede ser igual de dura que sus familiares varones?; ¿por qué su llegada al equipo debe representar mayor comprensión y no mayor éxito? Con humor ácido, se expone el machismo estructural y se interpelan los roles de género, al tiempo que se aboga por el acceso de las mujeres a las mismas oportunidades, dada su elevada inteligencia femenina al momento de tomar decisiones y su manejo de las emociones y de las presiones deportivas.

“Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera”, dice Tolstoi en Anna Karenina. Los Gordon de Una nueva jugada podrían ser cualquiera de nuestras familias: disfuncionales, conflictivos, contradictorios, basculantes entre el amor y el hartazgo, pero además, como ultrarricos, por momentos son insensibles y despistados. Una nueva jugada combina un gancho deportivo brillante con una entrañable trama familiar y un reparto carismático que ya tiene una segunda temporada asegurada.

Una nueva jugada. Diez episodios de media hora. En Netflix.