En el perfil de Instagram de Santiago Sanguinetti figuran Montevideo y Berlín, porque está instalado allá desde 2022. El año pasado vino a dar clases a la Tecnicatura Universitaria en Dramaturgia y después se quedó traduciendo La reina de la belleza de Leenane; había recibido una invitación de El Galpón para dirigir, y le dieron luz verde para avanzar en el montaje de este texto del británico-irlandés Martin McDonagh nominado al premio Tony en 1998.
Autor de obras como The Pillowman y A Very Very Very Dark Matter y director y guionista de películas como In Bruges, The Banshees of Inisherin (Los espíritus de la isla) y Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, McDonagh es un artista ampliamente premiado. A Sanguinetti lo conmovió a través del cine, aunque se imaginó “que por la calidad de los diálogos había algún tipo de formación o de experiencia teatral”. Empezó a investigar, a leer todas sus obras. “Hasta el punto que, cuando me entero de que sale alguna nueva, trato de que me la manden. La última se llama Hangmen; fue su último estreno en el Royal Court Theatre de Londres y es maravillosa. A Uruguay llegaron algunas versiones extranjeras. Por ejemplo, de The Pillowman, que es quizás la más conocida, y un elenco español de visita hizo La reina de la belleza en el Solís, si no me equivoco en 2011”.
Sus obras tienen un lenguaje común con las de Sanguinetti: humor negro para exponer dilemas, en una intensidad que refuerza la crudeza del asunto.
“A Maureen la vida se le escapa de las manos en una pequeña cabaña de Leenane, un pueblo remoto de Irlanda. Tiene 40 años y pasa sus días cuidando a su madre Mag con quien tiene una relación enfermiza. Mag se ha dedicado a hacer de la vida de su hija un infierno. Entonces, cuando un viejo amigo de la familia reaparece y ofrece a Maureen una oportunidad de amor y una nueva vida, Mag intenta impedirlo, haciendo lo que sea necesario sin importar las consecuencias”. Esta es la trama de su ópera prima, un tema inusual en un muchacho por entonces de 24 años.
“Curiosamente, no fue tan dificultoso” conseguir los derechos, cuenta Sanguinetti, que se puso en contacto con su agencia y rápidamente le aprobaron una versión, que es muy fiel, dice. Hace años venía haciendo traducciones informales para trabajar fragmentos de escenas en cursos. “Solamente hice unas ligeras adaptaciones, sobre todo en términos de localismos, marcas de galletitas, ese tipo de cosas”, adelanta. “Tomé un poco la experiencia con las traductoras con las que trabajo, por ejemplo, al francés o al alemán, mis propios textos. Ahí, cuando se va a hacer la escenificación, tratamos de mantener los localismos necesarios”.
No obstante, “otras referencias quedan un poco más veladas”, admite. “En un momento se menciona cierta corrupción de la iglesia católica y se dice que es normal que un cura tenga bebés con norteamericanas. Eso queda como un chiste más y, sin embargo, en el momento en que se estrenó en Irlanda, se hacía referencia a un arzobispo puntual que había tenido una hija con una norteamericana”.
Sanguinetti se detuvo en esta obra, de relaciones mutuamente dañinas y dependientes, que plantea, entre sus preguntas esenciales, “¿quién me cuidará a mí?”. Es una pregunta desesperada, como subraya, y a la vez un reclamo, que trasciende a la madre represora y aborda una perspectiva vital desalentadora. “Parecía un tema interesante, sobre todo vinculándolo al universo del interior, junto con otros temas, por ejemplo, la necesidad de irse del lugar donde uno nació; la emigración como única alternativa de trabajo y de futuro. Pero también la salud mental y los trabajadores precarizados”, enumera.
El uruguayo dice que captó la atención de El Galpón con “una serie de temas siempre muy interesantes en cuanto a lo político para debatir, y parecía también un año oportuno para salir a discutir temas de evaluación del último gobierno y con perspectivas al nuevo”.
El sello de McDonagh, el melodrama cruel, ya está presente en esta pieza: “Él se escribe dentro de la tradición de relatos clásicos irlandeses, pero los mezcla con una violencia bastante descarnada. Termina siendo uno de los representantes más actuales del movimiento in your face (en tu cara), que expresa una violencia muy clara en el escenario y que ha dado lugar a escenas desgarradoras”.
¿Quién es el personaje principal, finalmente, la madre o la hija? “En términos del protagonismo de las historias, creo que hay una vuelta de tuerca interesante, por lo menos en las obras de él que más me gustan. Hay una que se llama The Lieutenant of Inishmore, que he leído en inglés porque el título ha sido traducido como El teniente de Inishmore y, sin embargo, perfectamente podría llegar a ser traducida como La teniente de Inishmore, porque sobre el final de la obra tenemos a otro personaje que ocupa su lugar, una joven que termina matando al protagonista. ¿Quién es él o la protagonista? Uno podría pensar inmediatamente que se trata del personaje que estuvo más presente en escena. En esta obra pasa algo similar. Si bien La reina de la belleza, por cómo se cuenta en el texto, es el personaje de la hija [Soledad Frugone] también puede haber esta cuestión medio cíclica”, dice antes de quemar el final. “En cualquier caso, creo que son dos personajes muy contundentes que sostienen la obra”.
Los últimos dos montajes de Sanguinetti –Tambo prehistórico Theme Park y Zombie manifiesto– se sitúan en localidades del interior del país, otra coincidencia con La reina de la belleza. “Hay algo de universal en los espacios acotados geográficamente. Escribí varias obras que transcurren en grandes ciudades y de repente me empezó a interesar tratar de encontrar aspectos vinculados a los pequeños espacios, a aquellos elementos que conforman la identidad de un país y que no son tan universalmente reconocidos. En este caso, me interesaba mostrar qué infiernos hay en los pueblos. Eso está presente permanentemente en Zombie manifiesto. Como punto de contacto, eso aparece de forma muy explícita cuando uno de los personajes de esta obra dice: ‘En este pueblo no le puedes pegar una patada a un ternero sin que algún bobo te guarde rencor 20 años’”.
El estilo usualmente crispado de Sanguinetti cobra sustento en esta pieza sin forzamientos. “Hay algunas escenas que por su intensidad naturalmente tienen que estar colocadas en una crispación, producto de cómo viene la historia, pero al mismo tiempo está cargada de silencios. Hay algunos que definen a este autor como una mezcla entre Tarantino y Harold Pinter. Y bueno, tengo zonas más intensas, pero hay otras zonas que son de psicología profunda, de espacios, de tiempos, de miradas. Y eso lo hemos ido descubriendo con los actores. La obra estaba planteando algunos tiempos que yo, producto de mi preconcepto de vértigo, no estaba pudiendo leer”.
La reina de la belleza de Leenane, de Martin McDonagh. En la sala Atahualpa de El Galpón, los sábados a las 20.30 y los domingos a las 19.00. Entradas en boletería y RedTickets: $ 600, 2x1 para la diaria.