Con cuatro funciones, los dos sábados a las 14.00 y las 16.00, este ciclo de cuatro obras, cada una sobre uno de los cuatro elementos –agua, aire, tierra, fuego–, lleva el arte a los más pequeños de la familia en una mixtura de teatro, música, canto, plástica, luces e instalaciones, mediante la interacción entre actriz, músico y el público infantil a partir de la experiencia escénica. Está dirigido a niñas y niños de seis meses a tres años junto a su familia y la entrada es libre, con cupo hasta agotar aforo (se reparten números a las 13.15 y a las 15.15, respectivamente).

La Compañía Uruguaya de Teatro para Bebés fue fundada en 2012 por la actriz Carina Biasco. Entre 2012 y 2019 trabajó en las obras A través del agua y Aire, en 2022 estrenó Tierra y el año pasado completó los cuatro elementos con la puesta de Fuego en la sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional Adela Reta. El proyecto Farfalla, que engloba este trabajo, reúne a Biasco (dirección artística y actuación), Cristina Velázquez (dirección escénica), Colomba Biasco y Luciano Payret (música), Gustavo Di Landro (junto con Payret, músico en escena), Carolina Suárez Vigneau (vestuario, luces y escenografía), Gustavo Germán (asistencia), Cristina Regueiro (realización de vestuario) y Sara Petrocelli (gestión cultural y audiovisual).

Un poco de historia

Sobre la génesis del proyecto, Biasco comentó a la diaria: “Estrenamos en abril de 2012 A través del agua, nuestra primera obra de teatro para bebés, aunque habíamos comenzado a trabajar unos meses antes. Conocí el teatro para bebés en España, donde viví siete años, y lo que me emocionó de la primera obra que vi no fue tanto la propuesta, sino la respuesta de los bebés. Eso me cautivó completamente: ver a esas personitas tan pequeñas que se mantenían atentas frente al espectáculo que estaban viendo, de una manera muy difícil de describir; con los ojos brillantes, con sonidos y balbuceos llenos de emoción, con carcajadas y movimientos de brazos y piernas, con los que aplauden a su modo y en cualquier momento de la obra, en una expresión franca y genuina del cuerpo. Para mí fue algo completamente nuevo y desconocido. Inmediatamente me dije: ‘Yo tengo que hacer esto’. Me formé en la EMAD [Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático] y en Uruguay hice teatro durante años, pero nunca había oído hablar del teatro para bebés hasta que estuve en España. Así fue que hace 13 años, cuando regresé, fundé la primera compañía de teatro para bebés y desde entonces no hemos parado de hacer funciones tanto en teatros como en instituciones que trabajan con la primera infancia”.

Con esa propuesta innovadora y que, por el público al que se dirige, requiere cuidados y un lenguaje especial, han sumado funciones y experiencia en una trayectoria de más de una década. “Cuando estrenamos la primera obra, no tuvimos demasiado público. Como en Uruguay no se conocía el teatro para bebés la gente no iba, pero seguimos creyendo en el proyecto y apostando por él. Poco a poco se fue acercando cada vez más público. Luego surgió la demanda de los CAIF y ahí comenzamos a hacer extensiones culturales. El público fue aumentando, cada vez era mayor la cantidad de gente que nos venía a ver”, contó sobre esos comienzos, que implicaron dar a conocer su trabajo desde su definición misma. “Al mismo tiempo, íbamos relacionándonos cada vez más y mejor con nuestros espectadores bebés. Aunque parezca exagerado, no lo es: ellos nos fueron enseñando a hacer teatro, a consolidar y a evolucionar hacia otras obras, hacia otras propuestas, a fortalecer la conexión y el vínculo que tenemos con ellos y con los adultos que los acompañan”, agrega.

En estos años han llevado su trabajo a festivales y se presentaron en diversos escenarios tanto en Uruguay como en el extranjero. El año pasado lograron concretar el proyecto del Primer Ciclo de Teatro para Bebés en el Sodre, el antecedente de esta segunda edición que presentarán este sábado y el próximo en el CCE. Con respecto a las particularidades del trabajo escénico para bebés, explicó: “Como cualquier compañía, cada grupo que hace teatro para bebés tiene sus características. Nuestras obras se dividen en dos partes bien diferenciadas: en la primera los bebés y los adultos contemplan un planteo, un universo; en la segunda los espectadores tienen la posibilidad de interactuar entre ellos dentro de la escenografía, con los objetos que usamos, de cantar con nosotros, etcétera. La primera parte es de contemplación y la segunda es de interacción. Nuestras obras hacen especial énfasis en lo sensorial, por lo que la escenografía y el espacio escenográfico son centrales, casi te diría que son personajes dentro de la obra. Por ejemplo, si hablo de un colgante, todos entienden que lo hago haciendo alusión a un móvil, igual al que usan los bebés. Pero si ese móvil es gigante la cosa cambia y pasa a ser casi personaje, se convierte en personaje”. “Generalmente hay poco texto y el desarrollo narrativo está muy condensado. En algunas obras el hilo conductor son poemas, en otras la repetición de un texto que cuenta algo, o que abre una dimensión”, agregó.

Destacó el vínculo entre los artistas y el público como un elemento fundamental: “En realidad, la interacción, aunque parezca que no se da, comienza en el minuto cero. La mirada sobre el público es permanente siempre, estamos en conexión con nuestro espectador. Al mismo tiempo esto requiere una gran conexión con el propio cuerpo, sólo así se puede percibir lo que está pasando en los bebés. Todo juega y todo está interactuando: la mirada, los movimientos corporales, la música, los sonidos, las luces. En resumen, toda la escenografía y los objetos. Hay una relación continua y presente con los espectadores, que es el motor de todo el espectáculo. Todo se entrelaza y todo se comunica entre sí”.

Con respecto a la singularidad de este público, sostuvo: “Estamos hablando del público más espontáneo y genuino que se pueda imaginar. La obra siempre se termina de armar con ellos. Si bien esto que digo puede parecer algo vago o difuso, en realidad esa es la esencia de todo el teatro: una interrelación continua y presente entre espectadores y actores, entre objetos y espacio escénico, entre los sonidos y las luces. Todo fluye constantemente como en un circuito. Lo que ocurre es que los bebés tienen la sensibilidad, la intuición y la energía a flor de piel. No hay distancia, o la distancia es muy distinta a la de otro tipo de público”. Por otra parte, comentó que la experiencia no termina al finalizar la obra: “Tenemos un cuaderno para que los adultos puedan escribir sus opiniones y también generamos una instancia de conversación con ellos”.

Agua, aire, tierra, fuego

Los cuatro elementos de la naturaleza se sucederán en estas cuatro funciones. Al respecto, Biasco desarrolló: “Desde el principio el objetivo que nos planteamos fue hacer cuatro obras sobre los cuatro elementos fundamentales. Esto llevó su tiempo; fueron años de trabajo, desarrollo de ideas, realización de cada guion, escenografías, vestuario, elementos que intervienen, composición de la música, que es original y creada especialmente para cada obra, ensayos, etcétera, pero lo logramos. Luego de que estuvieron probadas y con rodaje, nos propusimos hacer un ciclo para que los bebés pudieran disfrutar de las cuatro obras en cuatro días diferentes”.

Cada obra refiere a un elemento: el agua, el fuego, la tierra y el aire. “En A través del agua, con una actriz y un músico en escena, atravesamos las cuatro estaciones del año y vemos, sentimos cómo el agua se manifiesta en cada una. En Aire, además de la actriz y del músico, hay en escena una pantalla en la que se proyecta una animación especialmente creada para la obra y esto hace que el personaje experimente el aire de forma más poética. En Tierra también conocemos a los animales; la actriz y el músico interactúan con ellos, lo que convierte la obra en una experiencia fascinante. Por último, en Fuego dos actrices combinan texto, sonidos y movimientos, lo que, sumado a la música y a las canciones, da como resultado una hermosa combinación de colores y danzas que simbolizan el fuego”, describió.

“Es difícil resumir las obras en palabras, no se pueden describir objetivamente, se pierde la sustancia. Sólo una palabra puede describirlas: vivencial. Cada obra es una experiencia vivencial, pero también dicho así me da la sensación de que se queda en la superficie, no se logra describir. Sin lugar a dudas, todo lo que pasa en la obra hay que vivirlo. Por eso es que los invitamos a vivir cada una de ellas”, expresó. La invitación queda hecha y abre la oportunidad de vivir la experiencia.