Estamos en el siglo XXI y todo el mercado de las historietas está ocupado por superhéroes o aventuras que llegan desde Japón. ¿Todo? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos no solamente resiste al invasor, sino que cada álbum que se publica en los años impares desde 2013 se vuelve el más vendido del mundo, sin excepción.
Semejante arrastre entre los lectores no se ha reflejado en la taquilla, al menos fuera de Francia. De las 15 películas estrenadas desde los años 1960, las que tuvieron más éxito son las de acción real, pero no llegan ni cerca de cualquier superhéroe de segunda o tercera línea del Universo Cinematográfico de Marvel. ¿Tendrá mejor suerte en la televisión?
Netflix, plataforma que comparte sufijo con los nombres galos, acaba de estrenar Asterix y Obelix: El combate de los jefes, una serie animada de cinco episodios que ya puede verse en todas partes del mundo, promete entretener a toda la familia con una historia que refleja el espíritu de los personajes creados por René Goscinny y Albert Uderzo hace más de 65 años.
La historia comienza poniendo de manifiesto la debilidad (narrativa) que pueden tener las aventuras de los galos: el druida Panoramix prepara una poción mágica que dota de superfuerza a quien la tome, por lo tanto cualquier enfrentamiento físico con los romanos (y de esos sobran) está completamente desequilibrado. Una animación de primera clase nos muestra la golpiza que reciben los soldados de uno de los campamentos que rodean la aldea, con el enorme Obelix recolectando cascos de los vencidos igualito que en la historieta.
Los sucesivos álbumes de historietas han logrado encontrar enemigos que exploten otras debilidades galas, como aquellos guionistas de Superman que deben buscar el conflicto en otra parte. Es así que a la aldea han llegado adivinos, cizañeros, capitalistas salvajes y toda clase de personajes que sembraron conflictos internos. Cuando la cosa se reducía a posponer el inevitable choque de fuerzas, el interés caía.
Esta poción mágica es un elemento fundamental de la serie. Tanto, que gran parte del primer episodio está destinado a su descubrimiento o redescubrimiento. Y el guion se encarga de vincularlo con el accidente que tuvo Obelix al caer dentro de una marmita, que hace que no necesite volver a tomar la sustancia especial. Es una apuesta fuerte tener un flashback tan extenso, sobre todo cuando apenas vimos a los protagonistas adultos, pero los creadores de la serie zafan gracias a la buena combinación de un guion cargado de chistes y una animación que les saca el máximo jugo posible a los diseños originales. De paso, introducen a la versión juvenil del antagonista.
Casi todo funciona bien o muy bien. Como su nombre lo indica, está inspirado en el séptimo álbum (de 1966), en el que los romanos buscaban conquistar a la aldea irreductible haciendo que su jefe se enfrentara con el de otra aldea, ya que el ganador podía optar por quedarse con el territorio del derrotado. Este grandote completamente vendido al imperio (y los colaboracionistas franceses estaban frescos en la memoria) aceptaba la propuesta, pero con la condición de que despacharan al druida que elaboraba la poción; si el jefe de los irreductibles la tomara, sería invencible.
Hay un par de detalles que no funcionan tan bien. El primero es una minucia y es la paleta de colores usada para la poción mágica, tanto en su elaboración como al hacer efecto en los galos, que estuvo a punto de freírme las pestañas. El otro es que el guion se apoya demasiado en enemistar a Asterix y Obelix, ni siquiera como parte del plan romano, sino en esos típicos problemas de comunicación. Así que durante gran parte de la serie estos dos grandes amigos están peleados.
Con guiños a otras historias (el ataque al hígado del jefe en El escudo arverno), un coliseo a domicilio y suficientes anacronismos y referencias populares como para no olvidar el espíritu de Goscinny, el resultado final es una aventura con atractivos para los lectores de la historieta de todas las edades, y también las nuevas generaciones que se encuentren con los galos por primera vez, ¡y con las galas!, que aquí por suerte tienen bastante que hacer.
Asterix y Obelix: El combate de los jefes. Cinco episodios de aproximadamente 35 minutos. En Netflix.