Desde muy joven, Nicolás Ibarburu ha puesto sus seis cuerdas a disposición de varios popes de la música vernácula, como Jaime Roos y Ruben Rada; también desplegó su virtuosismo guitarrero en el Trío Ibarburu –junto con sus dos hermanos, baterista y bajista–, y le dio el tiempo para llevar su carrera solista, con la que volvió en enero, cuando publicó su nuevo disco de estudio, La ruta de la seda, que se presenta este sábado en la sala Zitarrosa.

El nombre del disco –y de la canción que lo abre– tiene varias lecturas, comenta Ibarburu. Por “la música como vehículo para viajes externos e internos” y también por el proceso creativo, en el que el músico a veces “recorre caminos internos, hacia un oriente metafórico”. “Siento que las canciones y los discos son una especie de bitácora del viaje de la vida, y vas plasmando los amores, los desamores, las cosas que te van pasando”, agrega. Entonces, las diez composiciones de este nuevo disco se fueron dando con los años, luego de su anterior álbum solista, Casa rodante, editado en 2016.

En varias de las nuevas canciones se puede sentir el pulso del candombe, que tanto obsesiona a Ibarburu, por ejemplo, en “A la misma vez”, que tiene a Walter Nego Haedo en el tambor piano, suena como una delicada brisa candombera y quizás sea una de las mejores del álbum. El músico subraya que es un ritmo que le “vibra fuerte” por ser uruguayo, y por eso siempre se sintió cómodo e inspirado por el candombe. Además, cuenta que suele componer mucho “desde lo rítmico” y que se siente más que nada un guitarrista rítmico, más allá de que se le da más que bien deslizar sus manos por todo el diapasón de la guitarra para puntear. “No sólo rítmico por tocar la base: también en los solos me gusta jugar mucho con el ritmo”, subraya.

Una de las particularidades del disco es que tiene muchos invitados, sobre todo en las voces, que cantan a dúo con Ibarburu. El músico dice que esta vez fue todo pensando por lo que pedía cada canción. “En general, está el tema de la compartida, que uno siempre quiere congregar amigos y que la grabación de los discos también sea una celebración, pero los temas me los fueron pidiendo”, insiste. Por ejemplo, en la canción “Aparecido”, que fue la primera vez que se aventuró con un huaino –género tradicional de Perú y otras regiones andinas–, ya cuando lo estaba componiendo pensaba en la catamarqueña Nadia Larcher, que terminó siendo la invitada. Para Ibarburu, canta con “un poco de ADN” de Mercedes Sosa.

Si bien el álbum está bastante cargado de instrumentos, incluidos los solos serpenteantes de la guitarra eléctrica de Ibarburu, marca de la casa (como el de “Dulce herida”), hay una canción, “Lontananza naranja”, la más minimalista del disco, que es una milonga tan sólo con guitarra y voz, a la que luego se suma una melancólica armónica, con la cantante argentina Noelia Recalde. Ibarburu recuerda que tenía una versión grabada cantada por él, con arreglos de guitarras al estilo Alfredo Zitarrosa, con banda y todo, pero en Madrid se encontró con Recalde y la hicieron juntos en el Café Libertad 8 de la capital de España. Dice que “fue tan mágico” que enseguida pensó que la versión del disco debía ser con ella.

Foto del artículo 'Nicolás Ibarburu: “Las canciones son como una bitácora del viaje de la vida”'

Foto: Gianni Schiaffarino

Otro invitado especial es Valuto, el nombre artístico con el que se hace llamar el hijo de Ibarburu (Valentín), de 17 años, que canta y toca la guitarra en “Distancia”, la canción más en clave rock del disco. Ibarburu dice que su hijo, obviamente, rodeado de una familia llena de músicos, desde chiquito tuvo una conexión con el lenguaje del sonido y se le dio de forma “muy natural”.

En el disco Casa rodante, su hijo, que en ese entonces tenía siete años, cantó en la primera canción, “Navegantes”. “Yo estaba componiendo el tema y él estaba al lado, jugando, y de repente lo empezó a cantar, naturalmente, no fue que yo le dije de grabar. Ahora, para este disco, ya está mucho más maduro, pero también fue así, porque es una canción que tocábamos en un viaje que hicimos, como algo de complicidad”, dice Ibarburu. Agrega que la canción originalmente era en ritmo de chamarrita, pero su hijo le dijo: “Lo tenés que hacer rock, papá”, por eso “quedó una versión más rockera que quizás es un sapo de otro pozo con respecto al estilo del disco, pero se justifica por ese “punto de encuentro” con su hijo.

La que cierra el álbum, “Melodía fugaz”, tiene un pulso murguero, por eso el invitado es Pitufo Lombardo. La canción “re pedía su presencia”, subraya Ibarburu, y recuerda que en realidad la quería hacer con un coro de murga, pero Lombardo le dijo que era mejor así, como quedó, con las voces de Pitufo, Ibarburu y Hernán Peyrou. También está la batea La Tríada. “El Pitu decía que es como una suerte de bossa nova de la murga, algo suave y con esa intención más delicada pero con el aire murguero”, subraya.

Foto del artículo 'Nicolás Ibarburu: “Las canciones son como una bitácora del viaje de la vida”'

Foto: Gianni Schiaffarino

Suele ser la regla: cada músico que saca un nuevo disco siempre piensa que es el mejor que hizo. Pero Ibarburu dice que ya está queriendo hacer otras cosas, porque como es un álbum muy reciente, lo escuchó tanto –para mezclarlo– que ahora necesita una desintoxicación de esas canciones. “Uno va aprendiendo en el camino y algunas cosas las pude hacer mejor que en otros discos, y cometí menos errores, pero la inspiración va y viene. Entonces, como que nunca se sabe bien”, finaliza.

Nicolás Ibaruru presenta La ruta de la seda. Sábado a las 21.00 en la sala Zitarrosa. Entradas a $ 900 en Tickantel.


Kuropa en el Sodre

Diego Kuropatwa, acompañado por su banda, se presentará el domingo a las 20.00 en el Auditorio del Sodre con el espectáculo Voy cantando, en el que recorrerá lo mejor de su repertorio. Las entradas se consiguen por Tickantel. Quedan pocas, a $ 650.

Turf en Sala del Museo

La banda argentina de rock Turf tocará este sábado a las 20.00 en la Sala del Museo del Carnaval (Maciel y rambla 25 de Agosto). Las entradas se consiguen por Redtickets a $ 2.280.

Martín Buscaglia a beneficio

El martes a las 20.00 en el Auditorio del Sodre se presentará Martín Buscaglia con el espectáculo Una canción no tiene importancia, que recorrerá pasado, presente y futuro de su obra. Contará con la participación de Mamba Percusión y Coro Canana, y con la cantante argentina Sandra Mihanovich como invitada especial. El recital será a beneficio de Cimientos Uruguay, organización “que trabaja en la promoción de la equidad educativa del país”, según se anuncia. Las entradas se consiguen por Tickantel y van desde $ 800 a $ 2.200.