Los hermanos británicos Harry y Jack Williams son directores, guionistas y productores de larga trayectoria y responsables de series como The Missing y Hotel Babylon. En 2014 fundaron su propia productora, Two Brothers Pictures, con la que llevaron adelante la exitosa Fleabag (2016-2019) y también crearon buenos productos, como El turista (2022).
Particularmente, Angela Black (2021), drama psicológico protagonizado por Joanne Froggatt (Downton Abbey, MobLand), pintaba un crudo retrato sobre una relación abusiva, el control coercitivo y la violencia de género. Ahora, esa miniserie tipo drama de suspenso tiene su reversión española en Ángela, protagonizada por Verónica Sánchez (Sky Rojo), Daniel Grao (Perdida), Jaime Zatarain (Intimidad) y Lucía Jiménez (El cuento del lobo), también creada por los hermanos Williams y dirigida por el reconocido cineasta español Norberto López Amado (El cuaderno de Sara, 2018).
Ángela (Sánchez) tiene lo que muchos considerarían una vida de ensueño: una casa lujosa, una carrera de arquitecta, dos hijas adorables y un carismático esposo. Atrás de esa fachada de perfección idílica vive una pesadilla silenciosa: Gonzalo (Grao), su esposo, es encantador ante el mundo, pero la maltrata en la intimidad con una violencia destructiva, y mientras ante todos tiene una imagen intachable, su vínculo con Ángela está repleto de agresión y manipulación. La aparición de Edu (Zatarain), un supuesto excompañero del colegio, interrumpe esa frágil estabilidad que Ángela había logrado. La atracción entre ambos es instantánea, pero su llegada y una revelación que él le hace no sólo desnudan secretos sobre Gonzalo que ella no quiere asumir, sino que le instalan una desconfianza que derrumba todo lo conocido.
A través de un desarrollo que utiliza con inteligencia el suspenso como herramienta narrativa para retratar la violencia de género, vemos cómo Ángela vive un estado de alerta permanente en donde la agresión no siempre es explícita ni responde a sus estructuras clásicas: gestos y miradas de desprecio, malos tratos, comentarios denigrantes y silencios incómodos dan cuenta de su realidad asfixiante y por momentos desesperante. Todo lo que Ángela hace o deja de hacer es para no molestar a su esposo; Gonzalo expande una tensión y miedo continuos y ejerce sobre ella todas las violencias posibles: psicológica, emocional, laboral, sexual y simbólica. Con la promesa de “vamos a estar bien” y un loop de agresión y falso arrepentimiento, se exhibe lo difícil que es salir de las dinámicas de la violencia machista, la negación y los intentos de justificación de las víctimas. La historia muestra además cómo los maltratadores siguen patrones casi idénticos: primero anulan, aíslan y maniobran sobre la psiquis de su víctima y luego logran que se sientan culpables por lo que están viviendo.
La serie combina acertadamente el thriller psicológico con el drama intrafamiliar de la violencia machista; la angustia de la protagonista y su sensación de impotencia logran transmitirse con intensidad, retratando los efectos mentales de la manipulación psicológica, en donde se induce a Ángela a un puro gaslighting, una forma de abuso emocional sutil en la que la víctima es manipulada para que dude de su propia percepción o memoria, provocando ansiedad y confusión. La aparición de Edu es el punto de inflexión y hace que Ángela sospeche de todo, algo que será, en definitiva, el motor de su transformación.
A medida que la historia avanza y gradualmente se revela la verdad, vemos a Ángela enfrentarse a ese círculo de violencia, manipulación y control emocional; y quizá el mayor logro de la serie sea narrar sin morbo el profundo proceso de liberación e introspección de una mujer agotada, atravesada por una enorme necesidad de retomar una vida que, tras años de silencioso sometimiento, se siente irreconocible. Ángela transita por dudas sobre sí misma, una salud mental debilitada por la violencia psicológica, la sobrecarga de una maternidad vivida con culpa, la invalidación de su verdad, un estrés postraumático por el maltrato continuado y la certeza de que la violencia siempre tiene una escalada ascendente.
El sólido guion, con giros inesperados pero sin rebusques innecesarios, un suspenso bien mantenido y buenas actuaciones, hace de Ángela una gran miniserie sobre la resiliencia, las consecuencias del trauma del abuso y la fortaleza femenina, que nos viene a decir que para muchas mujeres es el hogar el territorio agresivo y que la violencia psicológica puede llegar a ser igual de devastadora que la física.
Ángela. Seis episodios de 50 minutos. En Netflix.