Ambientada dos años antes de lo que ocurre en la Alien original de Ridley Scott y creada por Noah Hawley, Alien: Earth es la primera entrega de la saga que se ambienta en la Tierra (en la pantalla; los cómics son otra cosa). Es el primero de varios aportes novedosos que hace Hawley, que, como creador de Fargo y Legion, es un especialista en esto de dar nuevos aires catódicos a grandes franquicias o películas ya existentes. Hasta ahora hemos entendido ya varias veces aquello de que en el espacio nadie puede escuchar tus gritos, pero ahora vamos a enterarnos de que gritar en la Tierra tampoco te va a servir de mucho.
Sin embargo, la cosa comienza en el espacio. De hecho, el setting inicial recuerda tanto a la película original que podríamos llegar a creer que seleccionamos mal la opción cuando dimos play en Disney+. Esto se debe no sólo a la ambientación, que es exacta a aquel ya lejano viaje de la germinal Nostromo (pasaron 45 años desde el estreno de la primera película), sino también al casting, que es muy cuidadoso de caras, fenotipos y actitudes (como la de prender un pucho ni bien se sale de la vaina criogénica). Son guiños-homenajes de Hawley a la original, pero también se trata de una declaración de intenciones: aquí hemos venido a jugar un juego conocido. Puede llegar a desalentar a aquellos que buscan novedad, pero tranquiliza a quienes nos hemos quedado bastante desconcertados ante entregas demasiado innovadoras de sagas conocidas.
La cosa no va a durar en el espacio, porque la nave cae en la Tierra. Empieza un circo de varias pistas con las diferentes corporaciones (cinco) que, en el mundo de la película, son los gobiernos mundiales, siempre enfrentadas entre sí. Para este relato, van a importar la lucha entre la omnipresente Weyland Yutani (a la que conocemos desde siempre) y su rival Prodigy. La nave cae en territorio de Prodigy y allí ocurre toda la acción, pero además Prodigy revela su aporte al viejo asunto de los sintéticos, puesto que la empresa –y su líder, el jovencísimo Boy Kavalier (Samuel Blenkin)– utiliza niños enfermos terminales que son trasladados a cuerpos artificiales, en un proyecto que podría presentarse como una increíble innovación médica pero que esconde de forma poco disimulada la búsqueda de la inmortalidad. Esos niños componen gran parte del elenco principal; en particular, seguiremos a Wendy (Sidney Chandler), la prototipo de esta técnica.
Alien: Earth no sólo aporta novedades respecto de los sintéticos: la navecita que cae del espacio trae, además del tradicional xenomorfo y sus huevos, una camada de otros bichos espantosos, todos prestos a asquear, espantar u horrorizar al respetable público (¿será que no hay forma de encontrar una forma alienígena inofensiva?), puesto que su misión era descubrir nuevas formas de vida. Habría sido mejor que no tuviera éxito: nos queda claro desde el principio.
Con los episodios vistos hasta el momento (tres) tenemos un díptico inicial con la presentación breve de la nave Maginot y luego la secuencia de plena acción con su caída a la Tierra, la evacuación de la zona de desastre y los intentos de contención de los aliens en ese punto, con decenas de muertes horribles (algo curiosas, dado que la efectividad del xenomorfo –y su velocidad– varía de forma casi humorística si ataca a algún personaje importante o a algún secundario irrelevante). Para cuando llegamos al tercer episodio, se da un necesario descanso en la trama y aprovechamos a conocer mejor a los protagonistas.
La elección de niños en cuerpos de adultos sintéticos es tan novedosa como por momentos incómoda, dado que llega un punto en el que uno se cansa del juego de nenitos chicos enfrentados a la situación disparatada, pero no falta tampoco un par de personajes adultos muy atractivos, sea Morrow, el único sobreviviente de la nave original (imponente Babou Ceesay), o Kirsch, el “tutor” de la tropa de niños perdidos (el enorme Timothy Oliphant, simplemente excelente).
Excelente es también el nivel de producción, y su narrativa es muy atractiva, aunque reconozco que en un principio, recordando aquello de “esta reunión podría haber sido un mail,” pensé un par de veces “esta serie podría haber sido una película”. Hay actuaciones destacadas de la dupla protagónica de hermanos a cargo de la Chandler y Alex Lawther, que viene de participar en Andor, por lo que hace un double match en producciones de ciencia ficción particularmente efectivas.
Así, Alien: Earth se presenta a la vez como un aporte novedoso al lore de la saga –al igual que la reciente Romulus, de nuestro compatriota Fede Álvarez– y como un regreso a las raíces sin mear fuera de la escupidera (le pasó al propio Scott con las ridículas Prometheus y Covenant). No busca la cuadratura del círculo, pero podríamos decir –a riesgo de que desbarranque en los episodios restantes– que eso no le hace falta al xenomorfo.
Alien: Earth. Ocho episodios de 45 minutos. En Disney+.