Cuando se desata una crisis en un país sobre el que no conocemos casi nada surgen una cantidad de preguntas. El caso de Birmania es un poco diferente, ya que muchos en Hispanoamérica están convencidos de que es una provincia española de donde salió el grupo de pop ochentero Objetivo Birmania, por lo que no se preguntan nada. Para colmo, este país independiente del sudeste asiático, a diferencia de algunos de sus vecinos, como Vietnam, Laos e Indonesia, no fabrica ropa, así que su nombre no aparece en las etiquetas que arrancamos de las prendas cuando nos raspan la piel del cuello. A continuación presentamos algunas claves que permiten interpretar mejor la situación birmana.

¿Myanmar o Birmania?

Si bien en los medios occidentales el país casi siempre se nombra como Birmania, en ciertas ocasiones también es mencionado como Myanmar. El origen de este último nombre se remonta al siglo XVI, cuando el rey Bayinnaung, de la dinastía Toungoo, decidió construir un palacio de verano en una ciudad costera. El monarca nombró el palacio en honor a sus tres hijas, Myriam, Ana y Marisa. Bayinnaung y sus hijas disfrutaron varios veranos en la residencia Myanmar, entre comidas a las brasas, juegos de cartas e idas a la playa. La dicha del monarca era tan grande que decidió ponerle el nombre de su casa también al país. Pero unos años más tarde una disputa entre las tres hijas por quién había permitido que un día el pozo séptico se desbordase llevó al país a una guerra civil. El rey terminó renombrando su casa y el país como Birmania, que era el nombre de la amante que se consiguió tras dejar a su familia porque no aguantaba más a sus insoportables y caprichosas hijas, que, según él, habían sido malcriadas por su madre.

El gobierno cívico-militar

Entre 1962 y 2010 Birmania estuvo gobernado por una dictadura militar, hasta que se celebraron elecciones y el poder empezó a ser compartido por la junta militar y la Liga Nacional para la Democracia (LND), liderada por la premio nobel de la paz Aung San Suu Kyi. Tras un par de meses de relativa calma, las diferencias comenzaron a aflorar en el nuevo gobierno. Los militares llamaban a Suu Kyi “la nobelcita”, y cuando se cruzaban con ella en los corredores decían a sus espaldas cosas como “ahí va la nobelcita con su premio nobel” o “miren a la norueguita qué orgullosa está con su premiecito”. La líder de la LND denunció la situación ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, algo que tensó su relación con los militares.

El golpe

En 2020 se realizaron elecciones y la LND obtuvo una abrumadora mayoría de los votos. Los militares, disconformes con el resultado, lanzaron una ofensiva cuestionando la legitimidad del proceso, que culminó con el golpe de Estado el lunes. Inicialmente el golpe fue rechazado por la inmensa mayoría de los birmanos, pero luego de que los militares explicaran que era mucho más sencillo para todos quedarse en el poder que dejarlo y volver luego de algunos años como hicieron los militares en Latinoamérica algunos ciudadanos comenzaron a ver con buenos ojos la maniobra.

El papel de las redes sociales

Una de las medidas tomadas por los militares para desarticular cualquier intento de resistencia ciudadana consistió en limitar el acceso a Facebook, Twitter e Instagram. Como resultado, los birmanos se vieron imposibilitados de organizar actividades de resistencia. Por otra parte, en los pocos días que estuvieron sin funcionar estas redes sociales se registró un abrupto descenso en el número de birmanos para quienes las vacunas causan autismo, el hombre no llegó a la luna, Bill Gates es un reptil y el coronavirus no mata gente. Gobiernos extranjeros y organismos multilaterales tuvieron que reconocer que “en esta los militares estuvieron bien”.