Se vinieron las vacaciones de invierno y la cibernética proliferación de memes de Julio Iglesias lo sabe como agua dulce, agua salá, por algo viene y por algo se va, y me va, me va, me va, me va, me vale para llamarles la atención y decirles de forma un tanto tribilingüe y algo disléxica ¡EEUU, pillines! Dado que el advenimiento de una tercera guerra mundial no sólo Is Real, sino que se está ucraneando bien de queRusa mientras los chinos miran de reojo y, OTAN temprano OTAN tarde, todos los nenes Irán a dársela con hongos nucleares alucinitrógenos, estas vacaciones podrían llegar a ser las últimas, así que, aprovechando que –según el Índice de Paz Global 2025– estamos en uno de los siete más mejores países para sobrevivir sin muchos sobresaltos a un conflicto bélico internacional debido a que somos tan neutrales que en esta semana tuvimos un par de días con cero grados de temperatura, es decir, no hizo ni frío ni calor (dato que no hace más que inflarnos el pecho de emoción y hacernos deambular por ahí como unos infladotados destilando nuestra bien humilde uruguayez característica, ya que –según el Índice de Pez Global de Tres Ojos 2025– estamos a la vanguardia del ranking de mayor hinchadez autovanagloriosa celeste), les recomiendo un musical, una obra teatral, una película y un espectáculo circense para pasarla bomba y alejar a la gurisada del atomizante consumo de drogas duras como el Bombardiro Crocodilo y el Tralalero Tralalá.

Schneck, el musical

Imperdible obra que narra las peripecias del gruñón y verdolaga ogro que decide dedicar sus últimos años de vida pasándola lo más pancho y a sus anchas en Uruguay –un país que considera a la ogricultura como uno de sus recursos fundamentales o fundadeojivasnucleares–, bien lejos de las aventuras características de su franquicia cinematográfica, para abrir una gastronómica basada en el establecimiento de una cadena de carritos de frankfurters amenizada musicalmente por el trío Los Panchos, hasta que aparece el malvado Ogronello bien dispuesto a ponerlo aún más verde al hacerle la competencia en el rubro.

El infante Trumpita

Reversión teatral del clásico del cancionero infantil en el que un pequeño paquidermo sufría reiteradas amenazas de maltrato a cargo de su madre; en esta contemporánea vuelta de tuerca, un gurí que porta el nombre de cierto famoso pato y que, dado el color de su pelaje y el de su piel, se ve que ha tenido (y teñido) un consumo problemático de (Ele)Fanta Naranja, juega al War de verdad con toda la humanidad, que permanece en vilo y cuya tranquilidad pende del hilo de un trumpo manejado por el propio infante, que no para de hacerlo dar vueltas atribuyéndole su inestabilidad a un imaginario hereje del mal y generando una herrumbrosa incertidumbre con sus jugourretas, ya que hace trumpa cambiando las reglas y los objetivos constantemente y a su antojo alopeciano.

Cómo entrenar a tu catdog

Película desanimada y galardonada en los festivales de Cannes, Miáulaga y Michigan que, cual si estuviera en carnaval, aprieta el posmo de la problemática actual que acarrean los nuevos madrepadres que rompen ciclos, desafían siglos de tradición de materpaternidad humana al ejercer vínculos filiales con animales domésticos y deciden irse a vivir al estado de Mich o a Can. No es un film como para decir ¡guau, parece de Fellini!, pero tiene un sentido del humor afín a los paladrares más finos; ideal para ver en pantalla 4D2D frente lamida por el gatoperro descendiente.

Circo Transas

El Circo Transas presenta Dense encajando, un espectáculo para toda la famiglia que asegura equilibradas dosis de destrezas y destrozos, turbio ofrecimiento y distribución de varieté de sustancias circodélicas, clownazepam y falopas laterales para que quien se acerque a la carpa carpe diem, con hábiles acróbatas de corbata, guante blanco, alta estofa y mayor estafa que, por más asaltimbanquis, torpezas trapecísticas y demás maniobras ilícitas que se manden, caen siempre amparados por desesperados manotazos de abogados que los convierten en verdaderos maestros del escapismo y que contará con la presencia estelar y (pro)fugaz del mimo Marset Marceau, que volverá a romper con su mutismo y dará que hablar en muuuuuchas salas.