De acuerdo con un análisis de las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía de México (Inegi), entre los años 2015 y 2020 más de 1.960 niñas y adolescentes fueron asesinadas en el país, tanto en la vía pública como en sus propias viviendas.
El solo hecho de tener entre 15 y 17 años, ser mujer y vivir en México implica 36% de probabilidades de ser víctima de un feminicidio y 30% de ser desaparecida, explicó en declaraciones al diario El Universal Juan Martín Pérez, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim).
Al analizar las cifras del Inegi, se encontraron más de una veintena de elementos que muestran el nivel de violencia al que son sometidas más de 300 niñas al año en México. Y hay un patrón revelador: las niñas de entre cero y dos años y las que tienen entre 13 y 17 son las más vulnerables.
Según explicó el director de la Redim, este incremento de violencia contra este grupo de la población tiene tres elementos que lo caracterizan: la guerra contra el crimen organizado en la que México está envuelto desde hace más de 15 años, la resistencia cultural que existe para reconocer a las niñas y quizá el más relevante: el mensaje político que se ha dado desde las más altas esferas de que el tema no tiene mayor interés. “Es central asumir que mientras las autoridades sigan siendo cómplices machistas esto no va a cambiar”, explicó Juan Martín Pérez.
Según el análisis de los datos, en 17 estados del país las cifras subieron o se mantuvieron estables en el período estudiado, pero en lugares como Guanajuato, Zacatecas y Veracruz los datos muestran un incremento imparable. Un ejemplo claro es Guanajuato, donde en 2015 se registraron nueve homicidios de menores de edad y en 2020 la cifra llegó a los 46 asesinatos. Este aumento se dio principalmente en menores de entre 15 y 17 años.
Un terreno aparte es el Estado de México, cuya capital es Toluca, considerado el escenario más dramático del país. Ahí corre el mismo riesgo de sufrir un feminicidio una adolescente de 17 años que una bebé de apenas unos pocos meses de edad, de acuerdo con el análisis, y a “la violencia contra las niñas y mujeres se le tiene que añadir los altos niveles de impunidad”, aseguró Martín Pérez.
Mientras que la violencia homicida lleva al uso cada vez más común de armas de fuego, en el Estado de México la agresión que está creciendo es el ahorcamiento. La probable explicación que se ha encontrado a esto es que las desapariciones terminan en casos de esclavitud sexual que muchas veces acaban de esta forma con las víctimas.
En febrero de 2018, la Redim se reunió con el gobierno federal y firmó una serie de nueve compromisos a favor de las niñas y los niños del país, pero hasta ahora el gobierno federal ha hecho todo lo contrario a lo estipulado, según afirmó Juan Martín Pérez.