El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, advirtió que “la supervivencia de más de la mitad de la población de Afganistán depende de la asistencia humanitaria”, y que “sin un esfuerzo más concertado de la comunidad internacional, prácticamente todos los hombres, mujeres y niños en Afganistán enfrentarían pobreza extrema”.

Guterres manifestó que sin un apoyo internacional fuerte, que brinde recursos económicos al país, “la desesperación y el extremismo crecerán”, y pidió que se aporten fondos a la alimentación, la agricultura, la salud, la educación, el agua, el saneamiento y los refugios de emergencia. Al mismo tiempo, el funcionario llamó a los talibanes a reconocer y proteger los derechos de las mujeres y las niñas.

Con esos dos llamados presentes se desarrollaron en Oslo esta semana reuniones entre delegados del régimen talibán, grupos civiles afganos y representantes de Estados Unidos, Reino Unido, la Unión Europea y varios de los gobiernos de ese bloque. Los encuentros tuvieron lugar desde el domingo hasta el martes. No hubo anuncios finales, pero se informó que en las reuniones se insistió en la necesidad de apoyo económico y en el respeto a los derechos de niñas y mujeres. Así lo confirmó, entre otros, el primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Store.

“Sé que es un problema para muchos ver a los talibanes siendo recibidos en Oslo. Es algo perturbador para mucha gente, yo incluido”, dijo Gahr Store durante una conferencia de prensa en la sede de la ONU, y en alusión a las protestas que surgieron en Noruega contra estos encuentros. Sin embargo, consideró que el diálogo es necesario para evitar un desastre humanitario en Afganistán. Ese desastre “no es una opción, así que tenemos que lidiar con el mundo tal y como es. Por eso, hablar con los talibanes, hacerles rendir cuentas, es lo correcto”, dijo. De todos modos, aclaró que esas conversaciones no implican que los países participantes reconozcan al gobierno afgano.

Para el Talibán, la situación de pobreza y dependencia que hoy enfrenta Afganistán es responsabilidad del exterior. “En los últimos 20 años, la comunidad internacional no ha brindado asistencia fundamental para una economía sostenible en Afganistán”, dijo en una conferencia de prensa el ministro interino talibán, Hassan Akhund, el miércoles 19. También cuestionó que se suspendieran los fondos para la reconstrucción del país después de que los talibanes tomaron Kabul, el 15 de agosto. “El nivel de dependencia de Afganistán durante los últimos 20 años ha sido insoportable, ya que 75% del gasto público de la administración anterior se financió con fuentes externas”, agregó.

Acerca de los diálogos, el gobierno talibán los consideró una señal positiva. “Que Noruega nos haya dado esta posibilidad es en sí mismo un éxito para nosotros, ya que hemos podido compartir escenario con el mundo”, dijo en Oslo el ministro de Relaciones Exteriores del Ejecutivo talibán, Amir Khan Muttaqi, de acuerdo con la agencia de noticias Efe. Después de reunirse con grupos civiles afganos, manifestó su confianza en que Afganistán recibiría “apoyo para los sectores humanitario, sanitario y de la educación”.

Según la agencia, se le preguntó a la delegación sobre la detención de dos activistas, Tamana Zaryabi Paryani y Parawana Ibrahimkhel, que participaron el domingo en una protesta. “Respetamos que las mujeres se manifiesten. Tienen derecho a alzar la voz en defensa de sus derechos, pero no deben violar las reglas religiosas y culturales”, manifestó un integrante de la delegación, Shafi Azam, a la televisión pública noruega NRK, aunque negó estar al tanto de esas detenciones.

Por su parte, Guterres manifestó que la situación de las mujeres es crítica en Afganistán. “Una generación de niñas está viendo cómo sus esperanzas y sueños se despedazan. Mujeres científicas, abogadas y maestras están excluidas, desperdiciando sus capacidades y talentos que beneficiarían a todo el país y al mundo. Ningún país puede prosperar negando los derechos de la mitad de su población”, manifestó, según publicó la ONU en su sitio oficial.

Delegados internacionales y miembros del gobierno Talibán durante las conversaciones sobre la situación humanitaria y de derechos humanos en Afganistán, realizadas en Oslo, Noruega, el sábado 22.

Delegados internacionales y miembros del gobierno Talibán durante las conversaciones sobre la situación humanitaria y de derechos humanos en Afganistán, realizadas en Oslo, Noruega, el sábado 22.

Foto: Stian Lysberg Solum / NTB Scanpix / AFP

Datos críticos

Los informes sobre la población afgana son dramáticos. Según Unicef, más de la mitad de la población afgana sufre hambre. En cuanto a la situación de las mujeres, se agregan políticas discriminatorias que limitan sus derechos y también su capacidad de sustentarse. Un informe elaborado por varios relatores especiales de la ONU, expertos en distintas áreas, constató la existencia de medidas para “eliminar progresivamente” a las mujeres de la vida pública del país.

El informe, publicado en el sitio web de la ONU el lunes 17, señala que “entre las múltiples acciones contra las mujeres destacan la prohibición de que vuelvan a sus puestos de trabajo, la exigencia de que un familiar masculino las acompañe en los espacios públicos, la prohibición de usar solas el transporte público y la imposición de un estricto código de vestir”.

Los especialistas consideran “especialmente preocupante” que se las prive del derecho a la educación secundaria y terciaria, señaló la ONU. La segregación en esos centros de estudio, donde no pueden compartir espacio con los hombres, lleva a que no haya clases para mujeres y no accedan a la educación.

El informe agregó que “los dirigentes talibanes de Afganistán están institucionalizando la discriminación y la violencia de género contra las mujeres y las niñas” y que esto ocurre “a gran escala y de forma sistemática”. Señala que la situación es todavía más grave en el caso de mujeres que pertenecen a minorías étnicas, religiosas o lingüísticas, “cuyas diferencias o visibilidad las hacen aún más vulnerables en Afganistán”.

Los expertos en derechos humanos que llevaron a cabo la investigación advirtieron que “aumenta el riesgo de explotación de mujeres y niñas, incluidas la trata destinada al matrimonio infantil y forzado, así como a la explotación sexual y el trabajo forzado”. Señalaron que las mujeres tienen limitadas de manera grave “su libertad de movimiento, expresión y asociación, y su participación en los asuntos públicos y políticos”, y también su capacidad de trabajar, lo que las empuja todavía más a la pobreza y al desplazamiento.

“También nos preocupa profundamente la dureza con la que las autoridades de facto respondieron a los reclamos de los derechos fundamentales de las mujeres y niñas afganas, con informaciones sobre manifestantes pacíficas que fueron golpeadas, maltratadas, amenazadas y, en casos confirmados, detenidas arbitrariamente”, afirmaron los autores, entre los que se cuentan los relatores especiales sobre violencia contra la mujer, Reem Alsalem, sobre trata de personas, Siobhán Mullally, y sobre extrema pobreza y derechos humanos, Olivier de Schutter.

El miércoles, Guterres le dijo públicamente al gobierno talibán que “es momento de ganarse la confianza y la buena voluntad de la comunidad internacional defendiendo los derechos humanos fundamentales de cada niña y mujer”.

Otros derechos

La Misión de la ONU en Afganistán pidió el jueves a las autoridades del Talibán que no limiten la libertad de prensa en el país. “Se insta a los talibanes a que apoyen el diálogo entre los afganos y no traten de amordazar a aquellos que creen que pueden tener puntos de vista diferentes”, manifestó la misión, que le recordó al movimiento Talibán que “impedir que los medios celebren una conferencia es una restricción preocupante a la libertad de expresión”. El encuentro cuya realización se impidió era una reunión de la Federación Afgana de Medios y Periodistas, informó la agencia Efe. Se impidió el ingreso de los participantes con el argumento de que no habían comunicado a las autoridades cuál era la agenda de la reunión.

Amnistía Internacional también denunció en sus redes sociales que “limitar el acceso a la información [...] es un ataque flagrante al periodismo”. Señaló que “los medios de comunicación desempeñan un papel fundamental a la hora de informar al mundo sobre la situación en Afganistán”, y que sus trabajadores deben poder actuar “con libertad y protegidos”.

De acuerdo con Reporteros sin Fronteras, unos 6.400 periodistas y trabajadores de medios perdieron su empleo desde que en agosto el Talibán retomó el poder.