A dos años del asesinato del general Qasem Soleimani, cometido el 3 de enero de 2020, el gobierno iraní sancionó a 51 estadounidenses a quienes considera involucrados en ese ataque. Soleimani, exgeneral al frente de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní, fue atacado con un dron en Bagdad, al igual que varias personas que lo acompañaban en la capital iraquí.

Uno de los sancionados este domingo por su muerte es el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas estadounidenses, Mark Milley. A él se suman el asesor de la Seguridad Nacional Robert Charles O’Brien Jr, el subsecretario adjunto de Seguridad Nacional, Matthew F Pottinger, el jefe del Comando Central estadounidense, Kenneth McKenzie, y la exrepresentante de Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas Nikki Haley.

Otro de los nombres que aparecen entre los sancionados es el de Erik Prince, que se hizo conocido como fundador de la empresa militar privada Blackwater. La compañía cambió de nombre varias veces después de que algunos de sus mercenarios fueran condenados por crímenes contra civiles cometidos en el marco de la invasión estadounidense a Irak que comenzó en 2003.

Según Irán, todos ellos participaron en los planes o la ejecución del ataque, o bien, “apoyando ese crimen atroz, han promovido el terrorismo, que es una amenaza para la paz y seguridad internacional”, según citó la agencia de noticias Efe.

Irán ya había sancionado a otras personas por este ataque, incluidos el expresidente Donald Trump y el exsecretario de Defensa Mark Esper, entre otros. La medida permite acciones económicas como confiscar sus bienes en Irán.

El lunes 3, al cumplirse el segundo aniversario de la muerte de Soleimani, el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, afirmó que “el agresor y el principal asesino, el entonces presidente de Estados Unidos, debe enfrentar la Justicia. Estaría bien si el juicio del señor Trump, el señor [Mike] Pompeo [exsecretario de Estado] y otros criminales se lleva a cabo en un tribunal donde se aborden sus horribles crímenes y se enfrenten a la Justicia por sus acciones. De lo contrario, les diré a todos los líderes estadounidenses, que, sin duda, la mano de la venganza saldrá de la manga de la nación musulmana”.

El viernes, para recordar a Soleimani, el gobierno iraní inauguró una exposición de misiles con tres cohetes balísticos exhibidos ante el público. Uno de estos misiles es el Qiam, que tiene un alcance de 800 kilómetros y con el cual Irán respondió al asesinato de Soleimani. Lo hizo lanzando un ataque contra la base militar iraquí Ain al Asad, donde había presencia estadounidense. Sin embargo, no hubo muertos por ese ataque; sí lesionados.

Este domingo Estados Unidos advirtió a Irán que si ataca a algún estadounidense, “incluyendo a cualquiera” de los nuevos sancionados, “se enfrentará a consecuencias severas”. El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, manifestó en un comunicado: “No lo duden ni un minuto: Estados Unidos protegerá y defenderá a sus ciudadanos. Esto incluye a aquellos que están sirviendo actualmente en las Fuerzas Armadas y a aquellos que sirvieron en el pasado”.