Los candidatos que disputarán la presidencia brasileña en las elecciones del 30 de octubre, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y el actual mandatario Jair Bolsonaro, tuvieron este domingo en los estudios de la red Bandeirantes, en San Pablo, el primero de los dos debates previstos en esta segunda fase de la campaña.

UOL, Folha de São Paulo, Bandeirantes y TV Cultura fueron los medios que organizaron el intercambio de casi dos horas entre los postulantes, quienes en un formato más libre que en los debates de la primera vuelta, pudieron estar de pie y hablarle a la cámara de cerca.

Como era esperable, el debate fue tenso y estuvo lleno de acusaciones mutuas. “Mentiroso” fue uno de los términos que ambos candidatos a la presidencia usaron para referirse al otro.

En el primer tramo del debate, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) y presidente brasileño entre 2003 y 2010 logró instalar el tema de la pandemia de covid-19 y la gestión de Bolsonaro, del Partido Liberal, durante la crisis sanitaria, que en el país costó la vida de más de 650.000 personas, 400.000 de las cuales pudieron ser evitadas, dijo Lula, y resaltó la insensibilidad que tuvo el mandatario en los peores momentos de la crisis sanitaria.

“El señor ni siquiera se dignó a visitar a una familia que tuviera algún muerto por covid-19. Y luego, para hacerse el buenito, fue al funeral de la reina de Inglaterra [Isabel II], cuando podría haber visitado a cientos de familiares de personas que murieron por covid-19”, expresó Lula.

En un momento, Bolsonaro comenzó a hablar de seguridad e intentó ligar a Lula con el crimen organizado, haciendo referencia a una supuesta conversación telefónica en la que Marcola, líder histórico de la organización criminal Primer Comando de la Capital, había dicho que prefería que ganara las elecciones. El mandatario ultraderechista también atacó a su adversario diciendo que estaba haciendo campaña en las favelas por tener el apoyo de los narcotraficantes, lo que fue rebatido por el líder del PT, quien acusó a su rival de tener vinculaciones con la organización parapolicial que mató a la edila carioca Marielle Franco en 2018.

Luego, Bolsonaro –quien contó entre sus asesores más cercanos para este debate con el exjuez y exministro Sergio Moro– comenzó a atacar a Lula por los casos de corrupción que hubo durante su gobierno vinculados a la empresa estatal Petrobras. El llamado Petrolão, la compra de votos por parte del PT a legisladores de partidos de centro con dinero proveniente de Petrobras, estuvo en el centro del debate, y Lula logró salir por la tangente, destacando en más de una ocasión los logros obtenidos durante sus mandatos.

En medio del agresivo duelo dialéctico, no faltaron momentos de tensión física. Luego de discutir agriamente sobre la corrupción y después de que Lula terminara de hablar se produjo un momento de silencio, y posteriormente Bolsonaro se acercó al líder izquierdista y le puso una mano en el hombro. Lula rápidamente se la retiró, pero la tensión quedó en el ambiente.

Más adelante, y mencionando un tema que ha sido objeto de preguntas por parte de algunos influyentes medios de comunicación, Bolsonaro le preguntó a Lula quién iba a ser su ministro de Economía, cuestionamiento que no fue respondido, porque Lula dijo que antes de nombrar a su gabinete debía ganar las elecciones.

En otra parte del debate el candidato izquierdista instaló el tema de la deforestación de la Amazonia, que según datos oficiales creció progresivamente en todos los años del gobierno de Bolsonaro. Lula se manifestó en contra de esta práctica, de la minería en dicha región y de las apropiaciones ilícitas de terrenos indígenas, afirmando que en caso de ser electo creará un Ministerio de Pueblos Originarios. “Cuántos más ministerios mejor, ¿no?”, respondió Bolsonaro en tono irónico.

En las consideraciones finales que cada uno hizo al finalizar el debate, Lula nuevamente atacó con dureza a su oponente.

“Quería decirles lo siguiente: mi oponente es, de hecho, el tipo más caradura y mentiroso que hay acá. Quien defiende la democracia y la libertad soy yo. Mucho más que él, que es un dictadorcito. Él es quien quiere ocupar la Corte Suprema. Dice que todos los días quiere llevar a su gente a la Corte Suprema. Yo no. Quiero gobernar este país democráticamente, como lo he gobernado dos veces, dando prioridad a los problemas del pueblo brasileño, dando prioridad al cuidado del pueblo”, manifestó el candidato del PT, quien está adelante en todas las encuestas. Por su parte, en su mensaje final Bolsonaro hizo una declaración de principios, apelando sin ambages al electorado más reaccionario: “Queremos un país libre de drogas, cuando del otro lado quieren liberar las drogas. Somos cristianos, respetamos la vida desde su concepción. No al aborto. Sí a la propiedad privada”, dijo.