“Hay un movimiento en la sociedad que tal vez nos permita soñar con ganar en primera vuelta. Si no ganamos, nos vamos a preparar para la segunda vuelta”, decía Luiz Inácio Lula da Silva esta semana. “¿Ganará en la primera vuelta? Lo veo difícil. Difícil no, imposible, imposible y punto final”, opinó Bolsonaro, que insiste en que “no cree mucho” en los sondeos.

Lo que dicen las encuestas es que Lula está muy cerca de superar el 50% de los votos válidos que necesita para ganar en primera vuelta. En varios sondeos, la diferencia queda dentro del margen de error.

Es el caso de la encuesta de Datafolha, publicada en la noche del jueves. Esa medición concluye que los dos principales candidatos crecieron un punto desde la semana pasada: Lula a 48% y Bolsonaro a 34%. Pero al excluir los votos en blanco, los anulados y los indecisos, Lula llega a 50% y Bolsonaro a 36%, lo que deja al líder del Partido de los Trabajadores al borde de una victoria definitiva. Tomando en cuenta el margen de error de la encuesta, el expresidente podría alcanzar de 48% a 52% de los votos válidos.

De acuerdo con el sondeo de Datafolha, el laborista Ciro Gomes, el tercer candidato en votos, pasó de 7% a 6% y la centroderechista Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño, se mantuvo en 5% desde la última medición.

“Vamos a intentar convencer al mayor número posible de personas de ir a votar”, pidió Lula en un acto el domingo, en Río de Janeiro. Tanto el líder del Partido de los Trabajadores como su rival del Partido Liberal llamaron a sus seguidores a movilizar a quienes piensan abstenerse y a convencer a los indecisos, pero también apelaron al “voto útil” de quienes apoyan a los candidatos minoritarios.

Días atrás, unos 40 dirigentes históricos del Partido Democrático Laborista, de Ciro Gomes, le pidieron a este dirigente que abandonara su candidatura y declarara su apoyo a Lula para “derrotar al fascismo de Bolsonaro en la primera vuelta”. Lo mismo pedía una carta pública firmada por decenas de dirigentes políticos y de intelectuales de América Latina. Pero Gomes insistió con que abandonar su candidatura sería quitarles una opción a los votantes.

En busca de ampliar su electorado hacia el centro, Lula eligió como compañero de fórmula para esta elección al exgobernador de San Pablo Geraldo Alckmin, un político de centroderecha que fue su rival en elecciones anteriores. También ha recibido el apoyo de otros dirigentes y excandidatos presidenciales centristas como Marina Silva, de Rede. Las encuestas concluyen también que en caso de que sea necesaria una segunda vuelta Lula se mantendrá con una cómoda ventaja, y entonces sí, ganará la elección.

Para Alckmin, una victoria en primera vuelta sería una buena noticia también para frenar la violencia política. Desde julio, tres seguidores de Bolsonaro asesinaron a tres partidarios de Lula por su posición política.

El Tribunal Superior Electoral decidió que desde el sábado hasta el lunes se suspende el porte de armas por parte de los ciudadanos civiles. La medida fue aprobada de manera unánime por los siete miembros de esa corte, que informó que así lo sugirieron los jefes de Policía de los 27 estados. El tribunal manifestó que “la medida tiene por objetivo proteger el ejercicio del voto de toda y cualquier amenaza, concreta o potencial”, y se dirige a “prevenir enfrentamientos armados derivados de la violencia política”.

El domingo, además de elegir presidente, los 156 millones de votantes brasileños eligen 27 gobernadores y se renuevan el Congreso y las cámaras legislativas de cada estado.