Horas después de asumir la presidencia de Perú en reemplazo de Pedro Castillo, Dina Boluarte inició contactos con varias bancadas del Congreso. Convocó a la sede de la presidencia a representantes de distintas organizaciones políticas “tanto de derecha como de izquierda”, mientras trabaja en la conformación de su gabinete y en alcanzar “una salida pacífica” a la crisis desatada en su país el miércoles, cuando Castillo decidió disolver el Congreso e instaurar un “gobierno de emergencia nacional”.

“[Les digo] a los hermanos y hermanas del Perú, que con calma esperemos. Mañana, antes del mediodía, a más tardar, estará juramentando el nuevo primer ministro”, dijo Boluarte, que el miércoles manifestó su voluntad de crear un gobierno “de unidad”.

Según citó el diario peruano La República, la presidenta también abrió este viernes la posibilidad de elecciones anticipadas. “Cuando se juró el cargo hace dos días, se hizo hasta 2026; sin embargo, si la sociedad y si la situación lo amerita, adelantamos las elecciones, en conversación con las fuerzas democráticas y políticas del Congreso”, dijo a periodistas.

En un acto oficial, en la conmemoración de la Batalla de Ayacucho, y cuando se celebraba el Día del Ejército, Boluarte llamó a dejar atrás los “capítulos de confrontación” y agradeció a las Fuerzas Armadas por “recuperar” el equilibrio de poderes. “Es ahora o nunca, queridos compatriotas, el Perú no puede parar, unidos [...] lograremos darle estabilidad, crecimiento y tranquilidad a una nación digna, grande y heroica como lo es nuestra patria”, dijo la presidenta.

Según informó la agencia Efe, Boluarte manifestó que en algún momento quisiera visitar a Castillo “y saber qué pasó” el miércoles, cuando su anuncio sobre la disolución del Congreso sorprendió incluso a sus ministros, que renunciaron públicamente ante la ruptura institucional.

Por su parte, Castillo, que está detenido en la prisión de Barbadillo, la misma en la que está encarcelado el expresidente Alberto Fujimori, ratificó desde allí su solicitud de asilo al gobierno de México, según informó el canciller de ese país, Marcelo Ebrard. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, había informado que Castillo llamó el miércoles por teléfono, antes de ser detenido, para pedir asilo en la embajada mexicana en Lima. “Habló aquí a la oficina para que me avisaran de que iba hacia la embajada, que iba a solicitar el asilo y que si le abrían la puerta de la Embajada, pero seguramente ya tenían intervenido su teléfono”, dijo López Obrador.

En su cuenta de Twitter, Ebrard manifestó que el embajador mexicano en Lima, Pablo Monroy, “pudo entrevistarse a las 13.20 horas con Pedro Castillo en el Centro Penitenciario. Lo encontró bien físicamente y en compañía de su abogado”. Agregó: “Hemos procedido a iniciar consultas ante las autoridades peruanas. Les mantendré informados”.

La cancillería peruana convocó el viernes a Monroy para transmitirle su rechazo hacia las “expresiones de las autoridades mexicanas” que “constituyen una injerencia en los asuntos internos” del país y “no resultan consistentes con los acontecimientos que se han sucedido en días recientes”, según un comunicado oficial. La cancillería está sin titular desde el miércoles. El canciller César Landa fue uno de los ministros que renunciaron poco antes de que el Congreso destituyera a Castillo.

El comunicado no informa cuáles son las declaraciones cuestionadas, pero señala que el Ministerio de Relaciones Exteriores peruano le transmitió a Monroy “la extrañeza que han generado en el Perú las expresiones del presidente, Andrés Manuel López Obrador, y del canciller Marcelo Ebrard, con respecto a los procesos políticos en el país”.

También informa que, acerca del derecho a asilo que pide Pedro Castillo, “se señaló al embajador Monroy la necesidad de que los estados se ciñan a las normas contenidas en los tratados internacionales vigentes sobre la materia y cumplan con todos los requisitos que los mismos establecen”.