Mientras que las tensiones sobre un posible conflicto bélico entre Rusia y Ucrania siguen latentes, a pesar de que los contactos diplomáticos no cesan, una especulación lanzada por un medio estadounidense generó una rotunda respuesta de parte del Kremlin.

The Washington Post publicó un informe en el que, de acuerdo a “evaluaciones militares y de inteligencia estadounidenses”, Rusia estaría “a punto de ultimar los preparativos” para una invasión de Ucrania, que, según las fuentes citadas en la nota, dejaría 50.000 víctimas civiles y causaría una “crisis humanitaria” que obligaría a abandonar sus hogares a cinco millones de ucranianos. En el artículo publicado el sábado se dice que el ejército ruso tardaría dos días en tomar Kiev, la capital ucraniana. Paralelamente, la agencia Reuters también reportó, mencionando como fuente a “dos altos funcionarios estadounidenses”, que Rusia ya concentró en las fronteras con Ucrania aproximadamente 70% de las fuerzas de combate necesarias para una invasión a gran escala.

Paralelamente, el diario alemán Bild también publicó un informe basado en fuentes no reveladas que describía un plan de anexión de Ucrania por parte de Rusia.

Esta ola de acusaciones generó rápidas respuestas por parte del gobierno ruso. En declaraciones a Radio Rossiya la portavoz de la cancillería rusa, Maria Zajarova, dijo que las especulaciones de los medios occidentales “ya no son únicamente propaganda, sino un terrible crimen contra nuestro planeta”. En la misma línea el representante permanente de Rusia ante la Organización de las Naciones Unidas, Dmitri Polianski, aseguró este domingo que las versiones periodísticas antes mencionadas son una “locura”.

“La locura y el alarmismo continúan. ¿Qué pasaría si dijéramos que Estados Unidos podría tomar Londres en una semana y causar 300.000 muertes civiles?”, escribió Polianski en su cuenta de Twitter, informó la cadena rusa RT.

El rol alemán

En los últimos días se manejó que la posible salida negociada al conflicto está en manos de los países que firmaron el Pacto de Minsk de 2015, Rusia, Ucrania, Francia y Alemania, naciones que integran el denominado Cuarteto de Normandía, creado para resolver el conflicto bélico que se produjo en el este de Ucrania en 2014.

En el marco de esta posible salida diplomática, el canciller alemán, Olaf Scholz, se reunirá este lunes con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en Washington. Posteriormente, el sucesor de Angela Merkel retornará a Europa, donde tiene previsto visitar en Moscú a Vladimir Putin y también viajar a Kiev para hablar con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.

Antes de partir hacia Estados Unidos, Scholz aseguró que el objetivo primordial de las conversaciones que mantendrá en los próximos días es “evitar una guerra en Europa”.

El propósito del encuentro con Biden, según dijo el jerarca socialdemócrata en una entrevista concedida a la cadena pública ARD, es “concretar” detalles de una doble estrategia que pasa por hacer que una agresión militar por parte de Rusia tenga “un alto costo” y, al mismo tiempo, promover “que se vuelva al diálogo”, algo que “viene funcionando”.

En la entrevista Scholz también se defendió de las críticas de la oposición, que lo acusa de estar poco presente y de falta de liderazgo en tiempos de crisis. “No se trata de decir algo todos los días, sino de hacer cada día algo para poder asegurar la paz en Europa,” dijo al respecto.

Por su parte, la ministra de Defensa de Alemania, Christine Lambrecht, aseguró que el país no tiene intenciones de suministrar armas a Ucrania, ya que el diálogo para la resolución de la crisis todavía está en curso, según lo expresó en una entrevista con el conglomerado mediático Funke Medien publicada este domingo.

“Durante mucho tiempo, la postura clara del gobierno federal fue la de no entregar armas en las áreas de crisis para que no haya una mayor escalada”, dijo la ministra. “En el conflicto de Ucrania tenemos socios que volvieron a la mesa de negociación: en el Consejo OTAN-Rusia y en el Cuarteto de Normandía, por ejemplo. Por eso, ahora nuestra tarea es la desescalada. Queremos resolver este conflicto pacíficamente”, recalcó Lambrecht.

Alemania ve con gran preocupación una eventual guerra entre Rusia y Ucrania por varios motivos, pero principalmente por su abastecimiento de gas. Aproximadamente la mitad del gas que se consume en territorio germano proviene de Rusia y esta cuestión ha sido tratada desde hace mucho tiempo como un punto débil para los alemanes, debido a su extrema dependencia de Moscú en este aspecto.

En el hipotético caso de que comenzara una guerra y Rusia paralizara las exportaciones a Alemania, al igual que el resto de Europa Occidental, tendría tres posibilidades: importar gas de otros países a través de gasoductos alternativos, importar gas natural licuado con buques conocidos como metaneros, o recurrir a las reservas que hay en el norte de Alemania, aunque cualquiera de estas opciones encarecería sensiblemente el precio del gas.