Las elecciones parlamentarias realizadas este domingo en Hungría marcaron la continuidad del liderazgo del actual primer ministro, Viktor Orbán, quien seguirá en el cargo por un nuevo período de gobierno, el cuarto consecutivo desde 2010 y el quinto en la trayectoria del líder derechista, que tuvo un primer gobierno entre 1998 y 2002.

Cuando se llevaban contabilizados cerca de 75% de los votos, el Fidesz de Orbán tenía 54,45% de los apoyos, superando claramente a la coalición Unidos por Hungría, liderada por el político liberal Péter Márki-Zay, que consiguió 33,72%.

Más atrás en las elecciones quedó el ultraderechista Movimiento Nuestra Patria, que obtuvo 6,40% de las adhesiones. De esta manera, el órgano unicameral legislativo húngaro que cuenta con 199 escaños tendrá a 135 representantes del Fidesz, a 57 de Unidos por Hungría y a siete del Movimiento Nuestra Patria.

La principal alternativa al Fidesz era Unidos por Hungría, sector que reunió a seis partidos de muy diferente cuño ideológico, pero que tenían en común su rechazo al mandatario, el Partido Socialista, liberales, ecologistas y hasta los derechistas populistas de Jobbik. Pero esta peculiar alianza no pudo derrotar a Orbán, a quien, según algunos analistas, favoreció la guerra en Ucrania, ya que se presentó ante el electorado como el garante de la estabilidad en el país en medio de este momento de agitación en Europa. De hecho, este domingo luego de votar en Budapest, el mandatario se refirió a la guerra en curso y aseguró que Hungría bajo ningún concepto debía involucrarse en el conflicto.

“La guerra es algo peligroso. Nuestros rivales no consideran la gravedad de la situación y quieren dar pasos que nos involucrarían. Eso sería trágico para Hungría, nos arruinaría. Podemos ganar otros cuatro años pacíficos y seguros. No es tiempo de experimentar con un nuevo gobierno opositor”, aseguró Orbán.

El mandatario magiar, el más cercano al presidente ruso, Vladimir Putin, de todos los que integran la Unión Europea (UE), ha tenido en los últimos tiempos algunos cruces dentro del bloque comunitario por su postura benévola hacia Moscú, aunque eso se explica, además de por afinidades ideológicas entre los líderes, en que la nación centroeuropea depende mucho de la energía de Rusia, ya que 85% del gas que se consume y 60% del petróleo proviene de ese país.

De acuerdo a lo que recordó el portal Euro News, el gobierno de Orbán se sumó a las sanciones impuestas por la Unión Europea contra Rusia y, pese al enérgico rechazo que mostró en crisis humanitarias anteriores ocurridas en otras zonas del mundo, en esta ocasión aceptó el ingreso en su territorio de refugiados ucranianos. Pero, contrariando a las potencias occidentales, el gobierno húngaro se negó sistemáticamente a vender armamento a Ucrania y también prohibió que material letal provisto por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) –alianza que Hungría integra– pase por su territorio con destino a Kiev.