El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió el viernes que las “fuerzas” que provocaron el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 “siguen activas hoy” y afirmó que ese ataque fue “uno de los momentos más oscuros” de la historia de Estados Unidos y un “asalto brutal” a la democracia estadounidense.

Un comité legislativo que investigó lo ocurrido ese día, cuando una multitud de partidarios del entonces presidente Donald Trump entró con violencia al Capitolio para impedir que el Congreso ratificara la victoria electoral de Biden, presentó el jueves sus primeras conclusiones en una audiencia pública transmitida por varias cadenas de televisión.

El asalto al Capitolio “fue la culminación de un intento de golpe de Estado, un intento descarado”, dijo el presidente del comité legislativo, el demócrata Bennie Thompson, que comparó lo ocurrido ese día con los tiempos de la esclavitud y el Ku Klux Klan.

El asalto, en el que murieron cinco personas, fue apoyado por el grupo ultraderechista Proud Boys, según el comité. Unos 200 miembros de ese grupo se dirigieron hacia el edificio antes de que lo hiciera la multitud, a la que el presidente convocó a defender sus votos de un supuesto fraude del que nunca presentó pruebas. De ese modo, los Proud Boys pudieron haber hecho un reconocimiento de los vallados y las medidas de seguridad antes de que llegaran los demás, de acuerdo con la investigación, señaló la agencia Efe.

La vicepresidenta del comité, la republicana Liz Cheney, dijo que “el presidente Trump convocó a la turba, reunió a la turba y encendió la llama de este ataque”. Añadió que Trump tenía un “plan sofisticado de siete partes para anular las elecciones de 2020 y evitar la transición del poder presidencial” pese a haber perdido las elecciones.

Según informó el viernes CNN, que accedió a un documento del comité, esos siete puntos incluían difundir información falsa alegando que hubo fraude electoral, presionar al vicepresidente Mike Pence para que se negara a contar los votos que daban la victoria a Biden, presionar a funcionarios electorales estatales y legisladores estatales para que cambiaran el resultado de las elecciones, convocar a la multitud al Capitolio, entre otras acciones. Además, señala el documento, “mientras la violencia estaba en marcha, el presidente Trump ignoró múltiples pedidos de ayuda y no tomó medidas inmediatas para detenerla”.

Según dijo al comité el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Mark Milley, fue Pence quien ordenó a las tropas de la Guardia Nacional que respondieran al ataque y no Trump. Sin embargo, ese día se le indicó a Milley que no se debía permitir que se supiera que Pence estaba tomando el control de la situación.

En el informe presentado por el comité, se mostraron extractos de entrevistas con el jefe de gabinete de Trump, Marck Meadows, y con asesores que manifiestan que no creen en las denuncias de fraude.

En respuesta, Trump dijo que en la audiencia pública del comité los legisladores que lo integran se negaron a “reproducir cualquiera de los muchos testigos y declaraciones positivas” que recogieron sobre él. También cuestionó al cineasta británico Nick Quested, que por esos días siguió a los Proud Boys para hacer un documental sobre ellos y aportó pruebas, y lo acusó de ser un “documentalista de las noticias falsas”.

En la audiencia pública se pudo ver una grabación de Ivanka Trump entrevistada para la investigación del comité. Los investigadores le preguntaron por la posición del entonces fiscal general William Barr, quien le había comunicado a Trump varias veces que no había fraude. “Influyó en mi perspectiva”, dijo Ivanka. “Respeto al fiscal general Barr, así que acepté lo que estaba diciendo”, agregó. Trump dijo que su hija no había participado en el estudio de los resultados electorales y agregó que, en su opinión, “sólo estaba tratando de ser respetuosa con Bill Barr y con su categoría de fiscal general”.