Pese a la enorme cantidad de armamento que los países occidentales, empezando por Estados Unidos, están proporcionando a Ucrania, la maquinaria de guerra rusa no está pudiendo ser detenida por las fuerzas leales a Kiev y eso se refleja en los constantes avances que están teniendo las tropas de Moscú. La toma por parte de los rusos de la totalidad de la región del Donbás, ubicada en el sureste del territorio ucraniano, está a punto de concretarse, luego de que este domingo cayera definitivamente la ciudad de Lisichansk, la última gran población de la óblast (provincia) de Lugansk en la que todavía había resistencia del ejército local.

La agencia France-Presse informó el domingo que los ucranianos se retiraron de la ciudad tras semanas de intensos combates que habían empezado en la vecina ciudad de Severodonetsk.

Pocas horas antes, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, había manifestado durante una conferencia de prensa que ofreció en Kiev junto al primer ministro australiano, Antonhy Albanese, que no se podía “decir hoy que Lisichansk está bajo control ruso. Hay combates en las afueras”. Estas palabras fueron en respuesta a un pronunciamiento realizado por el ministro de Defensa de Rusia, Sergei Shoigu, quien había asegurado que el ejército de su país tenía el control total de Lugansk luego de la toma de Lisichansk.

Ya en la noche, en su habitual mensaje a la población, Zelenski reconoció la retirada de las tropas ucranianas de Lisichansk, pero prometió restaurar el control sobre el área gracias a las tácticas del ejército y la perspectiva de tener en poco tiempo armamento nuevo y de mejor calidad.

“Si los comandantes de nuestro ejército retiran a la gente de ciertos puntos en el frente, donde el enemigo tiene la mayor ventaja en poder de fuego, y esto también se aplica a Lisichansk, significa sólo una cosa: que regresaremos gracias a nuestras tácticas, gracias al aumento en el suministro de armas modernas”, expresó el mandatario, lo que parece ser una mera expresión de deseo, porque los hechos están mostrando que la resistencia ucraniana no está siendo suficiente, dada la superioridad rusa, tanto en la cantidad y calidad de los armamentos, como en el número de tropas en combate.

Concretada la conquista de Lisichansk, ahora los objetivos de Moscú están puestos en las ciudades grandes que aún le quedan por controlar en el óblast de Donetsk, el que junto a Lugansk forman la región del Donbás. Una de estas ciudades es Sloviansk, que el domingo fue blanco de una serie de bombardeos que dejaron una cantidad aún no determinada de muertos y heridos.

El alcalde de la ciudad, Vadim Lyakh, escribió en su cuenta de Telegram que “hay 15 incendios, muchos muertos y heridos”.

El jerarca agregó, de acuerdo a lo que consignó la agencia Reuters, que el ataque sufrido fue el más poderoso sobre la ciudad desde el inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero.

Durante el fin de semana las fuerzas de Moscú también realizaron ataques sobre instalaciones civiles en las ciudades de Odesa, en el suroeste del país, y también en Mikolaiv, con un saldo de al menos 20 muertos entre ambos ataques.

Mientras la población ucraniana continúa pagando el precio más alto en esta guerra, siguen las especulaciones sobre cuánto puede durar el conflicto.

Sobre este punto el domingo el canciller alemán, Olaf Scholz, dijo que el presidente ruso, Vladimir Putin, tenía tomada la decisión de invadir Ucrania desde hacía mucho tiempo y que puede mantener su ofensiva durante un largo período. En una entrevista televisiva consignada por agencias internacionales, el mandatario alemán expresó: “Creo que la decisión de ir a esta guerra se tomó un año antes de su comienzo, posiblemente antes aún, porque se preparó para ello”. El líder germano agregó que por eso mismo cree que Putin “va a poder seguir con la guerra durante mucho mucho tiempo”.

Hablando sobre el mismo tema, desde Moscú el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que los que están apostando a prolongar la guerra son los países occidentales, liderados por Estados Unidos.

“Ahora es el momento en que los países occidentales apuestan por la continuación de la guerra. Esto significa que bajo el liderazgo de Washington, no permiten que los ucranianos piensen ni siquiera en hablar sobre la paz”, dijo Peskov en una entrevista con el canal de televisión Rossiya-1, recogida por la agencia oficial rusa TASS.

Al mismo tiempo, Peskov dijo estar convencido de que tarde o temprano prevalecerá el sentido común en Occidente y se reanudarán las negociaciones sobre Ucrania. “Ahora disminuyeron las iniciativas para pacificar la situación. Pero no tenemos dudas de que tarde o temprano prevalecerá el sentido común y una vez más llegará el momento de las negociaciones”, expresó el funcionario.