El centro de convenciones Fórum de Santiago del Estero fue el escenario este domingo del primer debate entre los cinco candidatos que competirán en las elecciones del 22 de octubre: Javier Milei (La Libertad Avanza), Sergio Massa (Unión por la Patria), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Myriam Bregman (Frente de Izquierda) y el actual gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País).

Diseñado de una manera bastante compleja, incluyendo respuestas sobre temas puntuales, derechos a réplica en caso de sentirse aludidos y preguntas cruzadas, el intercambio entre los candidatos fue bastante entreverado, dejó pocas conclusiones concretas y no tuvo un claro ganador.

El formato en buena medida ató a los postulantes, que no se sintieron cómodos, más allá de que como oradora Bregman pareció más suelta que el resto, aunque está claro que ella no compite por la presidencia, sino que su pelea es por tener una mejor representación parlamentaria.

Massa, el candidato oficialista, lógicamente, fue blanco de muchas ofensivas de parte de todos sus adversarios. La realidad económica acuciante que vive el país siendo él el ministro de Economía y los “planes platita” -que es la denominación peyorativa que les dan particularmente los medios afines a Juntos por el Cambio a los incentivos monetarios que está impulsando en plena campaña- fueron algunos de los flancos elegidos por sus rivales.

Bullrich le preguntó a Massa “cómo siendo el peor ministro de Economía puede ser un buen presidente”, y lo acusó de tener “cinismo” por esa pretensión.

La candidata de Juntos por el Cambio, quien de acuerdo a todas las encuestas de intención de voto la va corriendo de atrás y sería tercera en la primera vuelta detrás de Milei y Massa, en ese orden, mostró en todo momento su perfil duro, pero también dejó expuestas sus limitaciones. Por ejemplo, cuando Milei le preguntó sobre cuestiones económicas puntuales, evadió dar respuestas concretas y se apoyó en que su eventual ministro de Economía será Carlos Melconian. El libertario repreguntó a la derechista, pero las respuestas siempre fueron evasivas sobre esa cuestión.

En su primera intervención, Massa aseguró: “La inflación es un enorme problema y sé que los errores del gobierno hicieron daño y por eso pido disculpas”. Por otra parte, dijo que el país tiene una “enorme dificultad” que es el hecho de que la economía “saca más dólares de los que trae”, junto con la existencia de una “economía en negro y problemas en el sistema tributario”.

“Ahora viene mi gobierno, no este gobierno”, dijo el ministro de Economía en otra fase del debate, en el que salió bastante mejor parado de lo previsible.

En la mayor parte del intrincado intercambio entre los candidatos, Milei adoptó un tono mucho más moderado del habitual, repitió sus habituales mantras contra la “casta política” y manifestó que su propuesta es una “revolución”, apelando en reiteradas ocasiones a mencionar la palabra “libertad”. “Nos están robando”, dijo Milei hablando sobre cómo funciona actualmente el sistema político.

A su turno, Bregman, la candidata izquierdista, atacó sin ambages al postulante libertario. “Milei no es un león. Es un gatito mimoso del poder económico”, dijo en respuesta a los planteos económicos.

El otro participante del debate, Schiaretti, si bien atacó al actual gobierno y al que lo precedió, el de Mauricio Macri, básicamente se dirigió hacia la población del interior, acusando a los gobiernos de cometer asimetrías, adoptando medidas económicas que favorecen al área metropolitana de Buenos Aires en detrimento de las provincias y defendiendo en todo momento, de manera quizá excesiva, el modelo de gobierno que él viene aplicando en Córdoba.

La moderación de Milei, que se alejó mucho de los shows televisivos que supo dar en muchas ocasiones, dejó de ser tal en el bloque temático en el que se habló sobre los derechos humanos. Ahí el postulante ultraderechista, hablando sobre lo que sucedió en la década del 70 en Argentina, dijo que “hubo una guerra” donde las fuerzas del Estado “cometieron excesos”. También afirmó que los detenidos desaparecidos “no fueron 30.000, fueron 8.753”.

Desempolvando la teoría de los dos demonios, Milei equiparó los crímenes cometidos por las fuerzas represivas del Estado con los de “los terroristas del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y Montoneros; mataron, pusieron bombas y cometieron delitos de lesa humanidad. No estamos de acuerdo con los curros de los derechos humanos”, sentenció.