Al menos 300 personas murieron en Israel y más de 1.600 resultaron heridas este sábado por el ataque sorpresa por tierra, mar y aire desde Gaza del grupo islamista Hamas, el más importante en las últimas décadas, según señalan varios medios internacionales. Además, milicianos palestinos que entraron a Israel capturaron a unas 50 personas, según fuentes palestinas. El ataque generó la respuesta israelí, que bombardeó Gaza, y cuyo primer ministro, Benjamin Netanyahu, dijo: “Esto no es una operación ni una escalada, sino una guerra”.

Según el Ministerio de Sanidad palestino, 232 personas murieron en Gaza y hay 1.610 heridos “como consecuencia de la agresión israelí”, mientras siguen los ataques aéreos por parte de Israel en Gaza y el lanzamiento de cohetes de las milicias palestinas a territorio israelí.

La operación de Hamas fue bautizada Tormenta de Al Aqsa, e incluyó el ingreso de milicianos al territorio israelí, que secuestraron a unas 50 personas, entre ellos soldados y cargos militares y civiles. “No abran las puertas, quédense dentro, cierren las ventanas, todavía estamos realizando búsquedas en la zona”, avisó el alcalde de Sderot, una de las ciudades colindantes con Gaza donde empezó el ataque, donde aseguró que se han producido “actos inhumanos” contra personas inocentes, según informó el Canal 12 de noticias israelí y recogió Efe.

En redes sociales se difundieron videos de milicianos palestinos paseando los cuerpos de soldados israelíes muertos por las calles de Gaza.

“Hoy vemos el verdadero rostro de Hamas, un ejército terrorista cuyo único objetivo es el asesinato a sangre fría de hombres, mujeres y niños inocentes”, denunció el presidente israelí, Isaac Herzog. “Civiles inocentes fueron masacrados y heridos, y muchos de ellos siguen siendo atacados”, añadió Herzog, que remarcó que Israel “tomará todas las medidas necesarias para eliminar esta amenaza”.

El ataque fue sorpresivo para las fuerzas armadas y el aparato de inteligencia israelíes. Según el periódico Haaretz, altos cargos de seguridad israelíes aseguraron la semana pasada que Hamas no tenía interés en estos momentos en atacar o iniciar una escalada bélica con Israel porque quería mantener la estabilidad interna.

Un niño camina entre los escombros de un edificio destruido por un ataque israelí en Gaza, el 7 de octubre.

Un niño camina entre los escombros de un edificio destruido por un ataque israelí en Gaza, el 7 de octubre.

Foto: Mohammed Abed, AFP

Netanyahu: “Estamos en guerra”

El primer ministro israelí se dirigió a los ciudadanos de su país en la mañana, en un video que difundió en sus redes sociales. “Ciudadanos de Israel, estamos en guerra”, aseguró.

“Esto no es una operación ni una escalada, sino una guerra”, afirmó el primer ministro, que convocó a una reunión de alto nivel con su ejecutivo para analizar la situación.

La respuesta del ejército israelí se denominó Espadas de Hierro, por la que ya se han lanzado más de 2.500 proyectiles; se asegura, además, que hay decenas de aviones de combate implicados en la operación.

Ya en la madrugada del domingo, el gabinete de seguridad de Israel anunció que se tomaron una serie de “decisiones operativas destinadas a provocar la destrucción de las capacidades militares y gubernamentales” del grupo islamista palestino Hamas. En un comunicado de la oficina del primer ministro se asegura que las acciones resueltas por el gabinete le quitarán a Hamas “su capacidad y su deseo de amenazar y dañar a los ciudadanos de Israel durante muchos años”.

Entre estas acciones se encuentra detener el suministro de electricidad, combustible y bienes a la Franja de Gaza.

En un nuevo mensaje que divulgó en su cuenta de X, Netanyahu afirmó que su país se está “embarcando en una guerra larga y difícil”. Dijo que la primera fase implica “destruir la mayoría de las fuerzas enemigas” que se infiltraron en Israel, y afirmó que la ofensiva en Gaza “continuará sin vacilación y sin tregua, hasta que se logren los objetivos”.