Con una actitud calma, el presidente electo en Argentina, Javier Milei, quien asumirá el próximo 10 de diciembre, dio su discurso cerca de las 22.00 del domingo. Cuando subió al escenario, el líder de La Libertad Avanza acomodó los micrófonos y sus lentes antes de leer el discurso. Sus seguidores gritaron: “¡Libertad, libertad, libertad!”. Luego alguien le pregunto: “¿Javier, sos presidente sí o no?”. “Parece que sí”, respondió.

“Hoy comienza la reconstrucción de Argentina”, dijo al inicio, y aseguró que la de este domingo fue “una noche histórica” para el país. Luego agradeció a su equipo por hacer “el milagro de tener un presidente liberal, libertario”. También agradeció a su hermana Karina Milei, sin la cual “nada de esto hubiera sido posible”, y a su consejero Santiago Caputo, un “gigante que me ha acompañado a lo largo de este proceso, que suele mantenerse en la oscuridad”, y que, según Milei, es el “verdadero arquitecto de todo esto”.

Asimismo, agradeció a su partido y a los fiscales electorales, que “pusieron el cuerpo para defender los votos” este domingo. “Porque dijimos que los votos estaban, pero había que cuidarlos”, apuntó. Por último, agradeció a Mauricio Macri y a Patricia Bullrich, quienes, “desinteresadamente y en un acto de grandeza, pusieron el cuerpo” para que fuera posible “el cambio que la Argentina necesita”.

“Hoy comienza el fin de la decadencia argentina. Hoy empezamos a dar vuelta la página de nuestra historia”, expresó, y continuó: “Hoy se termina el modelo empobrecedor del Estado omnipresente”, “la idea de que el Estado es un botín a repartirse entre los políticos y sus amigos”, la “visión de que los victimarios son las víctimas y las víctimas los victimarios”.

“Hoy volvemos a abrazar las ideas de la libertad, las ideas de [Juan Bautista] Alberdi” y las ideas de “nuestros padres fundadores”. “Esas ideas se basan en tres premisas muy simples: un gobierno limitado –y quiero que quede claro esto: que cumple a rajatabla con los compromisos que ha tomado–, respeto a la propiedad privada y comercio libre”.

Luego criticó el “modelo empobrecedor de la casta”, cuyo resultado es el nivel de pobreza en Argentina. Según Milei, “hoy volvemos a abrazar el modelo de la libertad para ser una potencia mundial”.

Por un lado, se mostró conciliador al invitar a los argentinos y dirigentes políticos, sin importar “qué hayan hecho antes”, a integrarse a “la nueva Argentina”. Dijo que “serán bienvenidos”, dado que es “más importante lo que nos une que lo que nos separa”. Por otro lado, se dirigió a la porción de la población que espera que se resista a los cambios que quiere aplicar: “A todos ellos quiero decirles lo siguiente: dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”. Con ellos, aseguró, “vamos a ser implacables”. “En esta nueva Argentina no hay lugar para los violentos, los que violan la ley para defender sus privilegios”.

Respecto a las medidas que tomará su gobierno, dijo que serán “drásticas” y que no hay lugar para “gradualismos” y “medias tintas”. “Si no avanzamos rápido con los cambios estructurales que la Argentina necesita, nos dirigiremos derecho a la peor crisis de toda nuestra historia”, auguró.

Sobre el final, dijo que “se ha terminado una forma de hacer política y comienza otra” y que el futuro para su país es posible, pero sólo si “ese futuro es liberal”. Prometió, además, que Argentina volverá a ser una “una potencia mundial”.

“No podía terminar de otra manera: ¡viva la libertad, carajo! ¡Dios bendiga a los argentinos!”, se despidió. Al cierre sonaba “Se viene el estallido”, de Bersuit Vergarabat.