Este sábado se cumplen cuatro semanas de los ataques de Hamas contra la población de Israel en los que murieron 1.400 personas y más de 230 fueron secuestradas. Desde entonces, el gobierno israelí respondió con una ofensiva militar en la Franja de Gaza que ya dejó más de 9.000 muertos.

El fotógrafo y periodista Quique Kierszenbaum ha cubierto desde Israel este conflicto. El viernes, desde el norte del país, Kierszenbaum brindó a la diaria sus impresiones sobre lo que está ocurriendo, su testimonio sobre lo que pudo ver de primera mano, y respuestas a algunas preguntas. Un resumen de todo esto se puede leer a continuación.

Día 1

“A las seis y media de la mañana del sábado 7 de octubre el teléfono no paraba de sonar y las alarmas avisaban de los cohetes disparados desde Gaza a todo el país. Después comenzó a llegar la información y de a poco comenzamos a entender el tamaño de lo que había ocurrido. Hamas había logrado infiltrarse dentro de Israel en varios frentes y había tomado comunidades kibutzim, que son las comunidades agrícolas que viven del lado israelí de la frontera. La información era cada vez más dura, y hablaba de que gente estaba siendo asesinada.

Una amiga mía, del kibutz Beeri, me escribía desde su cuarto de seguridad, una especie de refugio para protegerse de ataques aéreos. Ella estaba allí con sus dos hijos pequeños y su pareja. Me pedía ayuda, y me decía que su casa estaba rodeada de militantes de Hamas que gritaban y disparaban hacia allí. Esa charla se mantuvo más o menos desde las 11 de la mañana hasta las tres de la mañana del otro día. Cuando finalmente pudo ser rescatada, me dio a entender que la situación era terrible.

Ya desde el primer momento se empezaron a ver en las redes videos de lo que estaba pasando. Hamas estaba transmitiendo en directo, y mostraba la toma de rehenes, gente que era subida en motos y llevada a Gaza. Incluso divulgó muchas imágenes muy duras, como la de la mujer semidesnuda en la camioneta pick-up, donde todos la insultan y la escupen, y ella parece muerta o herida de gravedad. Después nos enteramos de que murió.

El domingo ya estábamos en el terreno y llegamos a una ciudad que se llama Ofakim, donde Hamas mató a mucha gente, tomó rehenes y hubo un fuerte enfrentamiento con fuerzas de seguridad que duró horas. Yo trabajo en esa zona, que está a 25 kilómetros de la Franja de Gaza. Lo primero que encontré fueron dos camionetas pick-up de Hamas con matrícula palestina a la entrada de la ciudad, del pueblo, y las primeras preguntas que surgían eran cómo pasó esto, cómo nadie vio que los militantes de Hamas se habían infiltrado de una forma tan profunda adentro de Israel.

Los primeros testimonios de Ofakim fueron durísimos. Una batalla feroz. Encontramos a un joven que se llama George. Nos contó que meses antes su familia había cambiado el portón de la casa y puesto un portón de metal. En un momento alguien apretó el botón del intercomunicador y cuando prendió la cámara había un militante de Hamas con un [lanzacohetes] RPG en la mano. Es una de las tantas imágenes que se hicieron virales en las redes. George nos dijo que no podía creer lo que estaba viendo ni lo que estaba escuchando. Todo el sur quedó en ese momento blindado por el ejército israelí. Hubo lugares donde la matanza fue enorme”.

Ruinas del Kibutz Be'eri tras el ataque de Hamas, el 7 de Octubre 2023, al sur de Israel.

Ruinas del Kibutz Be'eri tras el ataque de Hamas, el 7 de Octubre 2023, al sur de Israel.

Foto: Quique Kierszenbaum

Sin refugios en Gaza

“Hamas es un movimiento islamista con una ideología derechista, que entró a Israel no sólo para combatir a los soldados israelíes, y así lo muestran las pruebas sobre el terreno. Yo estuve en Beeri y estuve en el lugar de la fiesta donde había 2.500 o 3.000 personas, donde murieron 250 jóvenes. Las pruebas en el terreno dejan bien claro lo que vi con mis propios ojos. Hamas no vino a pelear sólo contra soldados israelíes, Hamas atacó, mató y secuestró a civiles israelíes de todas las edades, y creo que es un dato que no se puede olvidar.

Cuando la gente se entera de esto, surge en muchos testimonios una sed de venganza que empuja al Ejército a comenzar una operación de bombardeos aéreos constantes en la Franja de Gaza. Al principio se concentran en la parte norte, pero después se expanden a casi toda la Franja y dejan una cantidad enorme de muertos que aumenta cada día. Ya los números son sabidos. Hay más de 3.600 niños muertos, y hay más de 9.000 personas muertas en la Franja de Gaza. La mayoría de la gente que ha muerto en Gaza son civiles.

Israel empuja a la gente del norte de Gaza hacia el sur. Los que estuvimos ahí, los que conocemos el terreno y los que tenemos colegas y amigos en Gaza sabemos que obligar a la población civil a ir hacia el sur significa dejarla a la intemperie. No hay refugios en Gaza. No hay lugares donde esconderse. La situación humanitaria se convierte en forma inmediata en un desastre. Israel corta la electricidad. Y los bombardeos siguen hasta hoy, con el resultado que han dejado.

Es difícil en estos momentos entender hacia dónde va esto, es poco claro cuál es el plan israelí en la Franja. Hablan de terminar con Hamas, pero actualmente, cuando ya hay tropas israelíes en el terreno que han llegado hasta las puertas de la ciudad de Gaza, es poco claro lo que se programa”.

Lo que dejaron los ataques

“El segundo o el tercer día hablamos con personas que se salvaron de la matanza, gente que yo conocía desde antes y con la que pude contactarme, como Nadav, del kibutz Nahal Oz, que estaba seguro de que se iba a morir y que tiene un testimonio que corrobora esos momentos de terror que fueron larguísimos.

Esos primeros días, nuestros colegas en Gaza ya empezaron a hablar de una situación insostenible, del miedo a lo que podía pasar con sus familias si los bombardeos seguían siendo masivos.

Un soldado israelí patrulla las calles de la ciudad Sderot, cerca de la estación de policía de la ciudad. Hamas tras infiltrarse a la ciudad y matar a civiles , tomó control de la estación de policía donde se parapeto y mantuvo un feroz combate con fuerzas de seguridad israelíes. La policía logró tomar control de la estación tres días después del ataque.

Un soldado israelí patrulla las calles de la ciudad Sderot, cerca de la estación de policía de la ciudad. Hamas tras infiltrarse a la ciudad y matar a civiles , tomó control de la estación de policía donde se parapeto y mantuvo un feroz combate con fuerzas de seguridad israelíes. La policía logró tomar control de la estación tres días después del ataque.

Foto: Quique Kierszenbaum

Fui al hospital de Beersheba ese día y allí pude entrevistar a una familia que se encontraba en el hospital porque uno de sus integrantes, un chico de 16 años, Rotem Matias, estaba herido. Su historia es una de las que publicamos en The Guardian, y cuenta lo que pasó en su casa, donde mataron a sus padres, Shachar y Shlomi Matias. Ese chico estuvo horas escondido bajo una frazada, bajo el cuerpo sin vida de su madre, herido de una bala en el estómago, una bala que traspasó el cuerpo de su madre. Desde allí pudo escuchar a los militantes de Hamas reírse cuando mataron a sus padres.

El tercer y el cuarto día pudimos entrar a los lugares donde ocurrió la matanza. Entramos a Beeri. Allí lo más notorio era el olor a muerte, que aunque te bañes te acompaña varios días. Había cuerpos sin vida de militantes de Hamas a los costados de la entrada del kibutz, y dentro del kibutz se podía ver una destrucción enorme, casas destruidas, que mostraban el impacto de la batalla.

Fuimos acompañados por oficiales del ejército israelí. Pudimos preguntar muchas cosas, entre ellas por qué se demoró tanto, por qué pasó una cosa así, por qué mi amiga seguía llamando por teléfono y nadie podía ir a salvarla. Y por supuesto que la respuesta fue muy tibia: ahora estamos en guerra, no es momento de analizar lo que pasó.

Yo conozco bien el kibutz Beeri porque tengo varios amigos allí. Lo conocía como un lugar lleno de vida, verde, lleno de árboles y flores, y se había convertido en un campo de batalla. No se sabe todavía cuánta gente murió en el kibutz. Pueden ser 100 o 130. Hay un montón de personas secuestradas de ese lugar. Al caminar por allí vi en un rincón por lo menos 20 cuerpos de militantes de Hamas cubiertos con unos plásticos blancos.

En el kibutz Reim

“Después fui al lugar de la fiesta, en el kibutz Reim. Nos metimos por una carretera donde se repetía esa situación terrible, la presencia de cuerpos de militantes de Hamas. Vimos camionetas repletas de cajas de armamento, porque el ejército israelí ya había revisado el contenido pero había dejado las cajas. Muchas cajas de municiones. Muchos bolsos de armas grandes, muchas balas, incluso en el piso.

De ahí fuimos al lugar de la fiesta. Era un lugar fantasma, donde todo estaba preparado como si la fiesta fuera a seguir. Las sillas estaban en su lugar. El bar tenía media botella de whisky, media botella de vodka y media botella de arak, que es un anís local. Estaban los vasos servidos, las carpas, los diferentes escenarios donde los DJ ponían música. Lo único que faltaba era la gente.

Soldados israelíes patrullan el lugar donde se llevó a cabo la fiesta de música electrónica en las cercanías del kibut Re'im.

Soldados israelíes patrullan el lugar donde se llevó a cabo la fiesta de música electrónica en las cercanías del kibut Re'im.

Foto: Quique Kierszenbaum

Pero cuando fuimos al estacionamiento, hacia donde se dirigió la gente para tratar de escapar, los autos estaban quemados o con agujeros de balas. Incluso había motos de militantes de Hamas en el lugar. Los autos tenían las pertenencias de personas que se habían escapado. Lo que habría tenido que ser una fiesta de música electrónica terminó siendo un lugar donde mataron a 260 personas. Otras tantas han sido secuestradas.

La primera semana fue de un intento de entender lo que había pasado. Mientras tanto seguía el martilleo de la Fuerza Aérea israelí dentro de Gaza, y los números de muertos aumentaban cada vez más con los bombardeos”.

Sobre la convivencia entre árabes y judíos israelíes

“Todo esto en un principio crea un sentimiento de venganza, de odio en mucha gente que no cree demasiado en un lugar donde se puede convivir. Pero también generó otro tipo de reacciones, incluso de familiares [de las víctimas]. Tal vez una de las notas más importantes de las que hicimos con The Guardian es una en la que hablamos con familiares de personas a las que mataron o fueron secuestradas que piden que se detenga el bombardeo en Gaza.

Hay que tener en cuenta que los kibutzin en general son una sociedad mucho más liberal y progresista que las de otras zonas de Israel, y allí hay muchos activistas en programas que no me gusta llamarlos de “coexistencia”, sino de derechos humanos o de vivir juntos. Muchas de esas personas fueron afectadas.

Una amiga, Ziv Stahl, que es la directora de la organización de derechos humanos Yesh Din, fue a visitar a su familia y se encontraba en el sur cuando pasó todo esto. Murió su cuñada, muchos de sus amigos fueron asesinados y parte de su familia fue secuestrada.

Haim Katsman, un activista que acompañaba a los pastores palestinos en el sur de Hebrón para defenderlos de los ataques de los colonos, también murió en su kibutz. Su hermana, Noy Katsman, exigía que no se bombardee Gaza en nombre de su hermano.

Creo que la gente que siempre ha creído en una solución pacífica al conflicto, en la que se respeten los derechos de ambos pueblos, en su mayoría, sigue parada en el mismo lugar ideológicamente.

Por supuesto que esto ha traído también otra parte oscura, que es la reacción de las redes sociales contra palestinos del 48, o como los llaman en Israel árabes israelíes. Hay gente que ha sido expulsada de su trabajo por expresarse en las redes sociales en apoyo a Gaza. Eso es algo que está pasando, una persecución ideológica que creo que va a marcar mucho a la población.

Hay una sensación básica de la que Israel todavía no está hablando, pero el pacto entre el Estado y la población ha sido roto, quebrado. La población siempre estaba segura de que en un momento así el ejército la iba a defender, y la mayoría absoluta de las personas muertas y secuestradas son civiles.

Hay una desconfianza, hasta tal punto que la gente se está armando, está pidiendo permisos para portar armas. En Israel las leyes para portar armas eran muy estrictas, pero el ministro de Seguridad Interna, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, las cambió y permitió que mucha gente pueda armarse en forma rápida. Yo estuve en un lugar donde venden armas y entrenan en su uso, y estaba repleto”.

Después de los secuestros

“Las familias de los secuestrados, que son un número grande, han mantenido un perfil bastante bajo, a pesar del enojo que tienen, porque lo que quieren es que el gobierno se haga cargo y traiga vivos a su seres queridos lo antes posible. Algunas se han manifestado casi desde los primeros días frente al cuartel general del Ejército israelí en Tel Aviv, donde colocaron las imágenes de sus familiares, y exigen que la máxima prioridad sea su regreso. Fueron secuestradas familias enteras, niños, personas mayores.

Hay mucho enojo por la forma en que se les ha informado de lo que está pasando, y también porque tienen miedo de que la invasión por tierra a Gaza ponga en peligro la vida de los secuestrados. Pero lo han transmitido de una forma directa, en charlas con el presidente de Israel o con las personas encargadas de los secuestrados.

Hasta ahora Hamas ha liberado a cuatro mujeres en dos tandas, y una soldado que había sido secuestrada fue liberada por las tropas israelíes que han entrado a Gaza.

Un grupo de activistas se manifiesta frente al Cuartel general del ejercito israelí en Tel aviv exigiendo la liberación inmediata de los secuestrados por Hamas, el 7 de Octubre de 2023.

Un grupo de activistas se manifiesta frente al Cuartel general del ejercito israelí en Tel aviv exigiendo la liberación inmediata de los secuestrados por Hamas, el 7 de Octubre de 2023.

Foto: Quique Kierszenbaum

Otra situación es la cantidad de beduinos que fueron secuestrados o matados por Hamas. Muchos de ellos trabajaban en la zona del ataque. Estuve en muchas aldeas beduinas, hablando sobre el precio que ha pagado esa comunidad, sobre la exigencia de que su gente sea liberada lo antes posible y sobre las diferencias entre la población israelí y la población beduina en el sur, que no tiene refugios antiaéreos. Algunos integrantes de esa comunidad han muerto en los ataques con cohetes de Hamas”.

Los pueblos y la violencia

“El ataque terrorífico de Hamas sobre la población del sur de Israel tiene un responsable, y el responsable es Hamas. No la población civil de Gaza, que en estos momentos es la que está pagando el precio más alto. Esto no puede arreglarse matando o destruyendo, no puede ser que la población civil pague por lo que ha hecho Hamas.

Hace muchos años que Israel está probando con la misma solución, que es la fuerza, y no se ha logrado nada. No creo que se pueda negociar una paz con Hamas, pero sí creo que la solución que se ha probado siempre no ha funcionado.

Creo que la sociedad israelí en estos momentos sigue en un estado de shock por lo que pasó y eso es parte de esa sensación de venganza, de no entender, de deshumanizar a los palestinos. Muchos hablan de que los palestinos de Gaza son en su mayoría gente que apoya a Hamas, lo que no es verdad. Pero fuera de eso, son civiles que no están envueltos en un conflicto y están pagando el alto precio de lo que ha pasado.

Los colegas con los que he hablado dentro de Gaza están desesperados, están preocupados sobre todo por sus familias. Han bajado al sur y han entendido que allí también están en zona de peligro. Hay colegas que han pagado con su vida, otros con la vida de sus familiares.

Creo que es claro que se necesita de alguna forma negociar lo más rápido posible la liberación de los rehenes y hacer en forma inmediata un alto el fuego para ayudar a la gente que está herida, que no tiene techo, que está asustada en Gaza, que no tiene adonde ir y necesita de cosas como agua, como un lugar seguro donde poder quedarse.

Y los israelíes siguen exigiéndole al mundo que entienda que lo que pasó fue un ataque barbárico y es importante recalcarlo. Desde mi punto de vista Hamas no tiene nada que ver con el movimiento de liberación palestina que ha luchado por sus derechos y por su autodeterminación.

Hamas es un movimiento que demostró con su forma de actuar que no busca una solución al problema de la gente en Gaza, sino que ha salido en una operación que no hay otra forma de calificar que como un ataque terrorista a la población civil israelí, y yo me cuido mucho de usar esta terminología.

Como digo eso, lo he dicho siempre y lo vuelvo a repetir: los ataques a la población palestina inocente son crímenes de guerra que tendrán que ser investigados. El dolor de uno no puede vengarse con el dolor de otro. Tiene que haber una respuesta diferente”.