El canciller de Alemania, Olaf Scholz, negó en una entrevista publicada el domingo por el periódico local Bild que la entrega de tanques Leopard al Ejército ucraniano, decidida por su gobierno tras muchas reticencias, fuera a terminar significando una escalada en la guerra con Rusia debido a que la medida fue adoptada de manera cautelosa y con gran consenso entre los aliados internacionales de Kiev.

“Todos los envíos de armas a Ucrania han sido mesurados y coordinados estrechamente con nuestros aliados, comenzando sobre todo por Estados Unidos”, aseguró el jerarca germano en la entrevista con Bild consignada por Radio Francia Internacional y otras agencias extranjeras. Scholz puntualizó que hubo un “consenso” con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para que las armas entregadas recientemente por las potencias occidentales no sean empleadas en ataques sobre el territorio ruso, sino como elementos defensivos.

“Se trata de una aproximación conjunta que impide un recrudecimiento de la guerra”, agregó el mandatario alemán antes de responsabilizar del conflicto, así como de cualquier intensificación, al presidente de Rusia, Vladimir Putin.

“Sin motivo alguno Rusia invadió a un país vecino. Simplemente, no podemos aceptar esta situación, porque viola el orden de paz en Europa. Y es por ello que apoyamos a Ucrania con ayuda financiera y humanitaria, y también con armas”, indicó.

Alemania es, por lejos, la potencia occidental que más reparos tuvo a la hora de enviar armamento a Ucrania, a pesar de los reiterados pedidos del gobierno de Kiev. De todas maneras, el Ejecutivo que preside Scholz terminó cediendo y paralelamente en la entrevista publicada el domingo rechazó de forma categórica las comparaciones realizadas la semana pasada por Putin, quien, trazando un paralelismo con la Segunda Guerra Mundial, dijo que nuevamente “tanques alemanes otra vez quieren atacar Rusia”.

El canciller germano dijo que el presidente ruso está empleando “comparaciones absurdas” y remarcó que “nada puede justificar esta guerra despiadada”.

Pero además de los tanques Leopard, otras sofisticadas armas estarán llegando a Kiev en los próximos días como los cohetes estadounidenses GLSDB, que de acuerdo a declaraciones del Pentágono podrían casi duplicar el rango de acción de la fuerza de ataque ucraniana. Estos misiles de pequeño diámetro disparados desde tierra pueden alcanzar un objetivo a 150 kilómetros de distancia, por lo que pueden amenazar las posiciones rusas detrás de las líneas del frente.

Este nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania, que llega cuando la guerra se acerca al año de su comienzo, generó agrias críticas desde Moscú. El expresidente ruso Dmitri Medvédev dijo en una entrevista el sábado que el suministro de armamento estadounidense más avanzado a Ucrania sólo desencadenará más ataques de represalia por parte de Rusia, hasta el límite de la doctrina nuclear rusa.

“Toda Ucrania que permanezca bajo el dominio de Kiev arderá”, afirmó Medvédev, quien como vicepresidente del Consejo de Seguridad viene siendo una de las figuras rusas más belicistas desde la invasión de Ucrania. Cuestionado sobre si el uso de armas de mayor alcance podría obligar a Rusia a negociar, el jerarca respondió: “El resultado será justo el contrario. Sólo los fanáticos de la moral, de los que hay suficientes tanto en la Casa Blanca como en el Capitolio, pueden argumentar así”.

Por su parte, el sábado Zelenski reconoció que “la situación se está complicando” sobre el terreno, donde se han intensificado los bombardeos rusos. El mandatario dijo que el país enfrenta un momento en el que Rusia está “movilizando cada vez más fuerzas para romper las defensas” de Ucrania, principalmente en Bajmut, Vugledar y Lyman, en el este del país.

“Durante los 346 días de esta guerra, a menudo he dicho que la situación en el frente es difícil. Y la situación se está complicando más”, dijo Zelenski. En la región de Donetsk el fuego de artillería “masivo” golpeó Avdiivka el sábado por la mañana, en la línea del frente oriental, después de que Kramatorsk, otra ciudad muy codiciada por los rusos, fuera alcanzada por cohetes durante la noche, dijeron las autoridades ucranianas. Los ataques también continuaron en Jersón, una importante ciudad del sur tomada y luego abandonada por los rusos.

Los guardias fronterizos ucranianos, por su parte, aseguraron el sábado que repelieron un “ataque de los invasores” y los persiguieron desde el suburbio de Bajmut después de que un reconocimiento aéreo revelara que “el enemigo se preparaba para atacar” esta ciudad que se convirtió en las últimas semanas en el epicentro de los enfrentamientos.