María Clemente, la primera diputada transgénero de México, recuerda que un acto en contra del bloqueo a Cuba al que concurrió con pocos años, de la mano de su padre, fue su primera actividad política. Luego fue parte del Partido de la Revolución Democrática (PRD), donde ya militaba su madre y al que se afilió a los 15 años para poder participar en actividades de su municipio. Años después, con su orientación sexual definida, comenzó el activismo en movimientos de defensa de la población LGBT. A los 21 años dio positivo a una prueba de VIH y entonces sumó un nuevo activismo, la lucha contra el VIH/sida.

¿Cuáles son los principales problemas de la población trans en México y qué dimensión tiene el transfeminicidio?

Los principales problemas pasan por la discriminación laboral, es muy difícil encontrar un empleo. Hay una encuesta que revela que 70% de la población trans se autoemplea, ya sea en el estilismo, el comercio informal o el trabajo sexual. Sólo 30% encuentra un trabajo formal y muchas personas de ese porcentaje manifiestan sufrir discriminación, no poder llegar a ser jefes, no poder estar visibles. La falta de información de salud y de tener seguridad social lleva a compañeras a usos de remodelantes incorrectos y que hacen daño. México es el segundo país de América Latina en materia de transfeminicidio, sólo después de Brasil. Del número total de asesinatos por odio a la población LGBT, la mitad son transfeminicidios. Entonces hablamos de una violencia transfeminicida muy voraz, que está alimentada en un discurso de odio. Aquí la derecha mexicana, los grupos conservadores similares a Vox en México, tienen un discurso de odio impresionante no sólo para descalificarme como persona sino para descalificar la identidad de género y la dignidad de las personas trans. Es alarmante la situación, es urgente que se tipifique para darles justicia y descanso a los seres cercanos y familias de los fallecidos, y que haya políticas públicas para la prevención.

¿Por qué la opción por Morena (Movimiento Regeneración Nacional) y por el actual presidente Manuel López Obrador?

Soy fundadora de Morena; era muy obradorista, abandoné el PDR y me quedé a militar en el movimiento. Más que una gran dirigente social, yo era una tocapuertas, una reparte periódicos, y en todas las mesitas de afiliación y de cualquier otra actividad estaba. Por supuesto, me encantaba manifestar y bloquear el edificio de gobierno desde ese lugar de enunciación que es la oposición, que te da esas licencias a veces tan divertidas. Yo estaba buscando acciones porque mi tema no es sólo el activismo trans, sino muchas causas, sobre todo de la izquierda mexicana, que es donde me posiciono. Estoy en contra de la explotación del hombre por el hombre, combato expresiones de imperialismo neoliberal, voraz, de consumismo.

¿Ese imperialismo del que habla incide en la agenda de derechos de la población LGBT?

El neoliberalismo también ha impactado en la discriminación, ha hecho de la cultura LGBT una absoluta banalidad en la que lo que menos cuenta son los derechos. El promedio de vida de las mujeres trans en América Latina, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, es de 35 años, y esa cifra no puede ser combatida desde otra perspectiva que no sea hacia la izquierda y no con un gobierno neoliberal que fomente el consumismo, el machismo y el patriarcado. Eso sólo lo podemos combatir desde la izquierda, la justicia social, desde dar todo desde el gobierno con una perspectiva prioritaria para el que menos tiene. Porque por el bien de todos, primero los pobres, y yo creo que también entonces primero las mujeres trans.

Algunas de sus propuestas refieren al trabajo sexual. ¿Cuál es la situación en México y qué es lo que usted plantea en el Parlamento?

He planteado una reforma a la ley general del trabajo para adicionar el trabajo sexual en el capítulo de trabajos especiales. Como aquí está regulado el comercio informal de quienes, por ejemplo, venden en la vía pública y los taxis, que esto sea catalogado como un trabajo especial y, como los otros han sido ya normados, tener una normatividad secundaria específica. Esto en el sentido de acceder a derechos, por ejemplo a créditos, no del gobierno sino de la banca: al ser tu trabajo reconocido cambia la percepción que la banca tiene de ti. Y sobre todo tener seguridad social, que garantiza el derecho a la salud, sin el cual nadie puede trabajar. Por eso se busca esta regulación que propongo.

¿Cómo es la situación de las personas con VIH en México, y cuál es su trabajo parlamentario en este tema? ¿Aún pueden ser juzgadas al ser acusadas de contagiar?

Sí, todavía pueden ser acusadas de contagio. Hay mucho desconocimiento, aunque se combatió el discurso de odio contra las personas que convivimos con VIH-sida. Hay muchos métodos para poder evadir el virus y mucha más información. Pero sigue habiendo un sesgo de desinformación grande, porque de este tema se habla pero no tanto como se debiera. Hay espacios, no de los más adecuados, que consideran que si una persona que tiene una relación sin protección contigo viviendo con VIH es una responsabilidad tuya. Creo que eso está superado, que la responsabilidad de tu sexualidad y de tu cuerpo es individual. El VIH no es mortal, ya hay vacunas y parece absurdo que criminalicemos a sus portadores, ponerles una sanción que, lejos de mejorar su nivel de vida, puede acelerar el deterioro de su salud. Por eso planteamos que se derogue el crimen de contagio del Código Penal Federal.

¿Es favorable a la legalización de la marihuana en México?

Estoy absolutamente a favor de que se regularice, que se despenalice. Hubo una iniciativa muy ambiciosa, que presentó una senadora, se aprobó en Diputados, regresó al Senado, y están viendo cómo aprobar un dictamen que pueda pasar al pleno de esa cámara y ser aprobado. Para Morena es muy importante sacar ese dictamen. Yo soy consumidora de cannabis y muchos de sus productos derivados; además, tengo una iniciativa para regular el cáñamo industrial de la parte de la planta que no tiene THC y puede producir 19.000 productos de ocho subindustrias del país. Lo único que necesitamos es regularlo para, además de contribuir al avance de lo relacionado a esta planta, contribuir al sistema tributario del país, y esto va a impactar en políticas públicas para todas las personas.

¿En qué consiste su iniciativa de regulación de la responsabilidad política en el servicio público?

Esa propuesta de revocación de mandato fue aprobada, la presentamos en el grupo parlamentario de Morena y se puede, mediante un procedimiento, solicitar la revocación del mandato de un funcionario público, incluyendo a los funcionarios electos por voto popular, incluso diputados federales, senadores, gobernadores e incluso el presidente de la República. Antes los funcionarios públicos éramos inamovibles; lo que hicimos fue legislar para que tuviéramos un procedimiento en el que el pueblo pueda pedir la revocación de un servidor público y lograrlo.

¿Cómo es su relación con los feminismos en México?

Es de tira y afloja. Yo llego aquí con un montón de apoyos de colectivas y activistas feministas que tienen una gran injerencia en Morena. Pero el feminismo está en constante debate y hay un ala radical que está por el mundo incrustando un discurso transfóbico, transexcluyente en el feminismo, y que va ganando lugares. El feminismo no es propiedad de nadie porque eso es patriarcal, el feminismo es una corriente de pensamiento que todas las personas, hombres y mujeres, podemos reproducir. Yo estoy muy casada con mi feminismo, que es transfeminismo, que intento estudiarlo, analizarlo, reproducirlo y comunicarlo a más mujeres trans mexicanas para tener nuestra propia narrativa y postura colectiva, que creo que hace falta.

¿Cuáles son sus proyecciones y sueños de futuro personal y para México?

Voy a seguir luchando por mis derechos. Soy activista de las causas en que me he involucrado porque me atraviesan: el feminismo porque soy mujer, la lucha LGBT porque soy de la diversidad sexual, Morena porque vengo de una familia pobre y quiero que haya justicia social, de izquierda porque por mi origen no puedo entenderme en otro lugar. No lo hago como un acto de beneficencia, no soy Lady Diana, soy María Clemente y lo hago para cambiar primero mi realidad y obviamente la de mis pares, que en México son cientos de miles, millones. Entonces, cuando cambio mi realidad, cambio la de ellos. Mi sueño es eso, que ojalá pueda seguir cambiando la realidad como lo he hecho en pequeños espacios. Y tratar de ser feliz todos los días.