El adelanto de elecciones generales dispuesto por el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, llevó a que los partidos se lanzaran esta semana a la campaña para la votación del 23 de julio cuando apenas terminaban de contar los votos de las municipales y autonómicas del domingo. Esas elecciones dejaron golpeadas a las principales organizaciones políticas que integran la coalición de gobierno, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos, y dieron como vencedores al derechista Partido Popular y a la ultraderecha de Vox. A partir de ese mapa electoral, cada organización política lanza su estrategia para julio.
“Desde este momento trabajamos para ganar el 23 de julio”, publicó en Twitter el lunes Yolanda Díaz, vicepresidenta del gobierno y líder de Sumar, un movimiento que no se postuló a las municipales y que aspira a unir a las fuerzas a la izquierda del PSOE para las nacionales. “Frente a la España negra de [el líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez] Feijóo, salimos a ganar. La gente nos está esperando”, agregó Díaz.
La líder de Sumar mantiene conversaciones con la titular de Podemos, Ione Belarra, para buscar un acuerdo electoral entre sus organizaciones políticas. “El bloque progresista está perdiendo la primera parte del partido”, dijo Belarra, “y queremos hacer lo que mejor sabemos hacer, que es remontar y revalidar la confianza no sólo en el gobierno de coalición sino en Unidas Podemos”. Afirmó que su partido, está a favor de la “unidad” de la izquierda, y que ya trabaja con Sumar para darles a los votantes progresistas esa “noticia que llevan mucho tiempo esperando”.
Antes de las elecciones, algunos posibles socios de Sumar reclamaban un proceso de primarias para llegar a un acuerdo de este tipo, pero después de la votación del domingo la situación electoral es otra y los procesos se aceleraron. Las negociaciones tienen que finalizar antes del 9 de junio, cuando vence el plazo para inscribir estas alianzas.
“Al no haber tiempo para primarias”, “no va a poder ser el protagonismo ciudadano quien defina cómo se construye un espacio político”, dijo el exlíder de ese partido Pablo Iglesias. A esto se suma que los resultados de las elecciones no dejaron a Podemos en una situación de fuerza para negociar. Unidas Podemos quedó sin representación en Madrid, Valencia y Canarias, y perdió votos tanto en la ciudad como en la región de Madrid. Según informó el diario Público, en Asturias, donde se presentó sin alianzas, Podemos quedó detrás de una coalición de Izquierda Unida, Más País e Izquierda Asturiana, y en Aragón sacó un solo escaño, lo mismo que Izquierda Unida, aunque tuvo 25.000 votos más.
Para Pablo Iglesias, una candidatura común de la izquierda es ahora “imprescindible” y “cualquier otra cosa que no sea conseguirla sería un fracaso de Díaz y su partido [Sumar], y de todos los partidos”. El exlíder de Podemos reconoció que en estas elecciones esa formación política sufrió un “golpe enorme”, al igual que otros partidos de izquierda. Afirmó que “todo el mundo tiene que hacer un esfuerzo” a favor de la unidad porque “no hay alternativa”. En declaraciones a TV3 recogidas por Europa Press, Iglesias agregó: “Si no hay acuerdo, la gente nos corre a gorrazos”.
El martes Yolanda Díaz inscribió su candidatura al frente del Movimiento Sumar, y varias organizaciones políticas ya tienen definido que se presentarán bajo ese lema. Es el caso de Izquierda Unida, Alianza Verde y Verdes Equo.
Más bipartidismo
En las elecciones municipales del domingo repuntó el bipartidismo del PSOE y el PP. Entre los dos reunieron 59,6% de los votos, un porcentaje que supera al 51,4% de las municipales anteriores y se despega por diez puntos del 49% de las elecciones generales de hace cuatro años. Entre los dos partidos tradicionales, la ventaja fue para el PP, por 758.000 votos. También creció la ultraderecha de Vox, que el domingo obtuvo 7% de los votos y pasó de 549 concejales a 1.695.
Por el camino quedó Ciudadanos. Después de haber quedado fuera de los 12 parlamentos regionales, y de las principales ciudades del país, el Comité Nacional de Ciudadanos decidió no presentar listas a los comicios de julio. Concluyó que “el mensaje de las elecciones locales ha sido muy claro”.
“Todas las etapas empiezan y acaban”, dijo la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que anunció el jueves su decisión de abandonar la política. Ya mirando al pasado, dijo que “no hay mayor honor que representar a millones de españoles” en un período que definió como “crucial en la historia de España”.
Después de haber sido la tercera fuerza política en el Congreso español en 2015, Ciudadanos cayó en las elecciones de 2019, lo que llevó a la renuncia de su líder de entonces, Albert Rivera, y no paró de sufrir derrotas en las siguientes elecciones. Sin embargo, la dirección de Ciudadanos aclaró que no se disuelve como partido y podrá así comenzar un proceso de “rearme orgánico e intelectual”.
La noticia de que no competirá en estas elecciones fue bien recibida por el PP. Su líder y candidato a gobernar España, Alberto Núñez Feijóo, opinó que esa decisión es “un ejercicio de madurez y responsabilidad” y agregó: “En nombre de la España que está esperando el cambio, se lo queremos reconocer. Han entendido el mensaje de este domingo: no podemos dejar que unos pocos votos se pierdan y no se traduzcan en España e impidan las mayorías para que gobierne un partido reformista como el PP”. El dirigente de derecha agregó: “Desde ya les digo a todos los votantes de Ciudadanos que esta casa reformista es su casa, su casa para siempre”.
Alianzas en tensión
El PP aspira a aglutinar el voto de derecha y evita hacer alusiones a la ultraderecha de Vox. Pero si la extrema derecha mantiene su crecimiento el 23 de julio y el PP gana las elecciones sin mayoría absoluta, Núñez Feijóo se verá empujado a pactar con ella para gobernar, y el PSOE no deja de recordárselo a los votantes.
Un escenario de ese tipo se presenta en varias regiones en las que ganó el PP el domingo, cuando los socialistas perdieron seis de los nueve gobiernos de comunidades autónomas con los que hoy cuentan y 15 de las 22 capitales provinciales. Los resultados llevan a que el PP necesite el apoyo parlamentario de Vox para llegar al gobierno en Extremadura, la Comunidad Valenciana y Aragón, y requiere su abstención para poder gobernar en Murcia y Baleares. Todo esto deberá ser negociado en tiempos de campaña electoral.
Vox ya anunció que no dará sus votos “gratis”, sino que aspira a negociarlos. El jueves el líder del partido ultraderechista, Santiago Abascal, auguró tiempos de “presiones, manipulación y trampas”, pero advirtió que esa estrategia “con Vox no funciona”. Dijo que su organización política seguirá “con la mano tendida” pero “sin aceptar ni proponer chantajes”.
Más explícito, el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, dijo que Vox tiene “la mano tendida” al PP para conformar gobiernos, pero para esto es necesario “sentarse a hablar y negociar qué hacer en cada sitio”. Agregó: “Nosotros tenemos que representar a los españoles en la proporción que nos han votado, respetar a nuestros votantes, y eso vamos a hacer en cada uno de los sitios donde negociemos con el PP”.
Para el 23 de julio, Núñez Feijóo, llamó a concentrar “todos los esfuerzos en su partido como herramienta útil para ganarle a Sánchez”. Por su parte, la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, dijo el miércoles que los alcaldes y candidatos a liderar gobiernos autonómicos del PP que ganaron el domingo buscarán gobernar sin coalición y pidió a los votantes que le den a su partido una “mayoría suficiente” para hacer lo mismo en el gobierno de España, para que Núñez Feijóo “pueda gobernar en solitario” y ser presidente con un “amplio respaldo parlamentario”.
Según citó Europa Press, Gamarra cuestionó, en cambio, la política de alianzas del PSOE y en particular con la izquierda independentista vasca de Bildu, otra ganadora de las elecciones del domingo. “Los hechos están ahí. Hoy Bildu está más fuerte que nunca y las urnas lo han demostrado por el blanqueamiento que de Bildu ha hecho el PSOE, con Pedro Sánchez al frente, durante estos últimos cinco años”, dijo. Agregó que lo que propone Sánchez “no es ganar las elecciones del 23 de julio” sino “reeditar un gobierno Frankenstein” en el que Bildu “volverá a tener un protagonismo”.
También Núñez Feijóo apuntó directamente contra Sánchez y lo acusó de haber “podemizado” al PSOE y de ubicarse “en los extremos” políticos. “¿Hay más extremismo en la política española?”, se preguntó en alusión al dirigente socialdemócrata. El líder del PP llamó a “derogar al sanchismo” del gobierno y del PSOE. “Yo a los españoles no les voy a dar disgustos”, dijo.
Por su parte, también en tono de campaña, el PSOE se refirió a las elecciones como una decisión entre el progresismo o la ultraderecha. Después de una reunión de su Comisión Ejecutiva General, el miércoles, fuentes del partido consultadas por el diario Público pusieron el énfasis en que si gana el PP habrá “ministros de Vox” en el Ejecutivo o Abascal llegará a la vicepresidencia del gobierno.
Sánchez, a su vez, dijo que la alternativa a su gobierno es “el tándem formado por la derecha y la extrema derecha”, dos fuerzas políticas que ya son “del todo semejantes”. Dijo que después de una campaña de “insultos y suciedad” para las municipales, es de esperar que la derecha siga en esa línea hasta el 23 de julio y trate de “crispar hasta límites insospechados”.