La decisión de Rusia de retirarse del acuerdo para la exportación de grano desde puertos ucranianos, por el mar Negro, y los ataques que llevó adelante esta semana contra esos puertos motivaron que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) acusara el viernes a Moscú de poner en riesgo la seguridad alimentaria del mundo. “La nueva oleada de ataques contra puertos ucranianos puede tener gran impacto en la seguridad alimentaria global, en particular en los países en desarrollo”, manifestó ayer la jefa de Asuntos Políticos de la ONU, Rosemary DiCarlo, ante el Consejo de Seguridad.

A su vez, en esa sesión, destinada a tratar esta situación, el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, dijo que con la ruptura del acuerdo “los precios globales del grano se dispararon” y que esto amenaza con “deshacer el progreso logrado durante el año pasado a medida que los mercados se estabilizaron, lo que podría llevar a millones de personas al hambre”. Según publicó la agencia Efe, Griffiths señaló que la decisión de Rusia fue “inmensamente decepcionante” y calificó de “alarmantes” los ataques a puertos ucranianos, así como la amenaza de Moscú de considerar como barcos de guerra los buques que transiten por la zona.

El viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Vershinin, aclaró el viernes que antes de actuar contra los buques que transiten por el mar Negro, Rusia los detendrá para comprobar que no transportan armamento. En sintonía con sus anuncios, Moscú desplegó ejercicios militares en esa zona.

Una amenaza similar hizo este viernes Ucrania; manifestó que considerará como transporte de mercancía militar aquellas embarcaciones rusas que naveguen en aguas del mar Negro en dirección a los puertos rusos y a los puertos ucranianos que se encuentren en territorios ocupados por Rusia.

Al respecto, el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, dijo que “las acciones impredecibles [de Ucrania] y además la participación del régimen de Kiev en actos terroristas, por supuesto, crea potencialmente una amenaza en esta área”. Señaló que las advertencias del gobierno de Volodímir Zelenski “conllevan directamente un peligro”.

Intentos de reactivar el acuerdo

Zelenski y su par de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, mantuvieron el viernes una conversación en la que coordinaron esfuerzos para volver al acuerdo de exportación de cereales, informó el presidente ucraniano. Según publicó Europa Press, Zelenski llamó a “evitar una crisis alimentaria mundial” y afirmó: “Debido a las acciones de Rusia, el mundo está una vez más al borde de una crisis alimentaria. Un total de 400 millones de personas en muchos países de África y Asia corren el riesgo de morir de hambre”.

Turquía actuó como mediador en el acuerdo que habían alcanzado en julio de 2022 Rusia y Ucrania para la exportación de grano y fertilizantes rusos, que después de varias prórrogas venció el lunes. También Erdogan advirtió el viernes que el fin de ese acuerdo implicará un aumento de los precios de los alimentos, generará hambre en algunas regiones y de esa manera nuevas olas migratorias. Pero afirmó que el acuerdo se puede reactivar si se cumplen las demandas de Rusia. “Rusia también tiene algunas expectativas. Si se resuelven, Rusia está a favor del funcionamiento del corredor de cereales”, afirmó.

El gobierno de Vladimir Putin reclama que se reconecte el banco agrícola ruso Rosseljozbank al sistema bancario internacional SWIFT, que se levanten las sanciones a repuestos para la maquinaria agrícola y se descongelen activos, entre otras medidas. Moscú manifestó que si esas condiciones se cumplen, está dispuesto a volver a implementar “inmediatamente” el acuerdo.

Este viernes, en la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, el representante de Rusia, Vasili Nebenzia, dijo estar “sorprendido por el grado de cinismo” de los integrantes occidentales de esa organización al manifestar su preocupación por el acuerdo. “Nadie debería sorprenderse de la decisión que tomamos”, dijo, y recordó que desde hace tiempo su país planteaba sus reclamos para acceder a una prórroga.

Desde el martes, cuando el acuerdo venció, Rusia atacó varios puertos sobre la costa ucraniana del mar Negro. En particular, dirigió los ataques con misiles y drones a la ciudad portuaria de Odesa, donde tomó como blanco infraestructura dedicada a la exportación de granos y otras instalaciones agrícolas.