El presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, dijo que la cumbre de países amazónicos convocada para martes y miércoles en Belém, la capital del estado de Pará, dará un “marco histórico para la discusión de la cuestión climática” en el mundo. “Será la primera vez en 45 años que los presidentes de los países amazónicos nos reuniremos con la expectativa de discutir políticas comunes”, afirmó Lula, impulsor de este encuentro, según citó la agencia Efe.
El encuentro tiene entre sus objetivos que los países amazónicos presenten una posición común sobre la preservación de la Amazonia para presentarla en la próxima cumbre mundial del clima, la COP28, que se celebrará a partir del 30 de noviembre en Dubái.
La reunión en Belém estuvo precedida por otra en Leticia, Colombia, en julio. Allí Lula dijo que “cuidar la Amazonia es, al mismo tiempo, un privilegio y una responsabilidad”, y agregó: “Nos corresponde a nosotros decidir cómo darle una vida digna a nuestra gente y cómo preservar nuestro bosque y nuestra biodiversidad. La Cumbre de Belém será una plataforma para que los ocho países amazónicos asuman el protagonismo en la búsqueda por soluciones compartidas”.
También en Leticia, Lula reafirmó su compromiso de eliminar la deforestación ilegal antes de 2030, y llamó a los demás países amazónicos a hacer lo mismo. “Este es un compromiso que los países amazónicos pueden asumir juntos en la Cumbre de Belém. Hay muchas otras áreas en que podemos cooperar. Es imprescindible combatir el hambre en la región amazónica. En todos nuestros países, estos territorios tienen mayores índices de inseguridad alimentaria”, señaló.
Lula también se refirió a políticas de protección de la salud, la propiedad intelectual y los pueblos indígenas, y de combate al crimen organizado en la zona. “Lo que se hace en un rincón de América del Sur repercute en otro. Por eso nuestra cooperación es tan importante. La deforestación en la Amazonia afecta el régimen de lluvias en el Cono Sur, amenazando el abastecimiento de agua para el consumo humano y para las actividades económicas”, afirmó, según citó la página web oficial del Palacio de Planalto.
“Los países amazónicos tienen dos desafíos a enfrentar juntos. Uno de ellos es institucional y se refiere al fortalecimiento de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA). El otro es político y se refiere a la construcción de una nueva visión de desarrollo sostenible para la región”, afirmó el presidente brasileño. Agregó que la cumbre de Belém servirá para corregir el rumbo actual, en el que no se le dio a la OTCA “la atención que merece”.
Se prevé que participen en el encuentro los presidentes de Bolivia, Luis Arce, de Colombia, Gustavo Petro, de Guyana, Irfaan Ali, de Perú, Dina Boluarte, y de Venezuela, Nicolás Maduro. Por su parte, los gobernantes de Ecuador, Guillermo Lasso, y de Surinam, Cha Santokhi, no concurrirán por cuestiones de agenda, pero sus países estarán representados en Belém.
“Será un momento de mucha seriedad” y servirá para “discutir la cuestión del clima con responsabilidad”, tomando en cuenta las “soberanías nacionales” y la necesidad de “acciones comunes”, manifestó Lula. Anticipó que del encuentro “surgirá un documento contundente”. Uno de los puntos que contendrá será un repaso de los compromisos no cumplidos por los países desarrollados. “¿Quién cumplió con los acuerdos de Copenhague o con los de Kioto? Nadie”, dijo el presidente brasileño.
En 2022, la deforestación de la Amazonia creció 21% con respecto al año anterior y abarcó casi 20.000 kilómetros cuadrados de los siete millones que tiene esa selva. La mayor deforestación ocurrió en Brasil, donde se registró 72,8% del total, según datos del Proyecto de Monitoreo de la Amazonia Andina. Lo siguieron Bolivia, Perú y Colombia, en ese orden.
Sin embargo, de acuerdo con datos publicados el jueves por el gobierno de Brasil, la deforestación cayó este año en el país. Al hacer una medición de agosto de 2022 a julio de 2023, se redujo 7% y abarcó 7.952 kilómetros cuadrados, la menor área en cuatro años. Esa caída se explica por una baja acumulada de 42,5% en los primeros siete meses de este año, que coinciden con el tiempo que lleva Lula en el gobierno. Si se compara el mes de julio de este año con el de 2022, la caída de la deforestación es de 66%.
Para la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, esa reducción es “una victoria contra aquellos que querían destruir la Amazonia”, informó el portal Metropoles. Desde el viernes, Silva se encuentra en Belém, donde se llevan adelante los Diálogos Amazónicos, encuentros de ministros, líderes regionales e integrantes de la sociedad civil, que entregarán luego a los presidentes que participarán en la cumbre sugerencias para proteger la selva.