La expresidenta chilena Michelle Bachelet manifestó que está “muy preocupada” por el nuevo proceso constituyente que se lleva adelante en su país. “No se aprendió la lección que nos hizo fracasar la vez anterior”, advirtió, en referencia al proyecto de Constitución que terminó con el rechazo en las urnas en setiembre de 2022, y señaló que quienes tienen mayoría en el órgano encargado de redactar un nuevo proyecto intentan darle “señales identitarias” que no corresponden a un texto de ese tipo. En este caso es la ultraderecha la que cuenta con mayoría en el Consejo Constitucional. En las elecciones para conformar ese órgano, celebradas en mayo, el Partido Republicano, de José Antonio Kast, obtuvo 22 de los 50 escaños.

“Hay varios síntomas que sugieren que podemos fallar en darle una buena y nueva Constitución al país. Veo que nuevamente, como en una revancha, los legítimos triunfadores en las elecciones del consejo pretenden imponer su peso para darles señales identitarias a sus electores”, dijo la expresidenta durante el encuentro “Diálogo para construir el futuro”, organizado por el Instituto Chileno de Administración Racional de Empresas.

Bachelet afirmó que la mayoría en el Consejo Constitucional intenta evitar que el nuevo texto incluya “derechos o políticas públicas con las que no están de acuerdo, como en salud, previsión, interrupción del embarazo o el carácter inapropiable de ciertos bienes públicos”. Según citó el diario La Tercera, la expresidenta agregó que “una Constitución no es el espacio para darles rango nacional a identidades políticas particulares, ni para hacer sentir ni perpetuar el triunfo de unos sobre otros”. Por el contrario, dijo, una Constitución “es el conjunto de reglas básicas, aceptadas por todos, que nos permiten procesar democráticamente nuestras diferencias”.

El Consejo Constitucional comenzó a trabajar a partir de un borrador de Constitución elaborado por una Comisión Experta, que a su vez fue creada por los partidos políticos con representación parlamentaria. Si bien ese borrador generaba cierto consenso, la mayoría del Partido Republicano en el consejo introdujo más de 400 enmiendas que apuntan a contentar a los votantes de la ultraderecha, y que se empezaron a votar el viernes.

Entre esas enmiendas incluyó normas sobre la protección “de la vida de quien está por nacer” y un texto que sostiene que “todo ser humano es persona”, que podrían terminar con la despenalización del aborto que hoy rige en ciertas circunstancias. Por otra parte, dio marcha atrás con otras medidas, como la prisión domiciliaria para mayores de 75 años, que fue reemplazada por un texto que indica que se podría acceder a ese régimen por razones humanitarias. El consejero oficialista Yerko Ljubetic señaló en su momento que “la cifra de personas mayores de 75 años privadas de libertad en el país es de 265, y de ellas 146 son de violadores de los derechos humanos”. Además, según publicó El Mercurio, Ljubetic afirmó que “hay una gran amenaza de que Chile sea un país con menos derechos y libertades” porque en este proceso constitucional “ha habido retrocesos en la principales propuestas”.

Por el camino quedaron iniciativas de enmiendas presentadas por otros sectores que garantizaban la libertad sindical, el reconocimiento a los trabajos de cuidados, la paridad de género en el Parlamento o los escaños reservados para los pueblos indígenas. A su vez, la derecha propuso la reducción del número de diputados de 155 a 138, algo que según el oficialismo la beneficiaría en términos electorales.

Ante las críticas, el Partido Republicano mantuvo una posición distante de cualquier posibilidad de negociación con otros sectores políticos. “Si el Partido Comunista y el Frente Amplio están en contra, es positivo para Chile. Vamos por buen camino”, publicó Kast en sus redes sociales.

“Es un error creer que se puede debilitar la democracia sin dañarse a sí mismo”, dijo Bachelet. “Si la democracia está en riesgo, lo que corresponde es ceder”, agregó. “Espero poder tener una nueva Constitución que nos enorgullezca como chilenas y chilenos, que nos represente y nos permita seguir avanzando hacia un país más digno y justo porque, de lo contrario, estaré marchando por los derechos de todos y todas”, manifestó la expresidenta. “Si se retrocede en derechos de las mujeres no puedo estar a favor”, advirtió, según citó la radio Biobío.

“Vivimos días cruciales”, agregó Bachelet. “Está en juego quizás la última oportunidad, en mucho tiempo, de tener un texto constitucional que asegure una convivencia democrática fortalecida, un reconocimiento de nuestras legítimas diferencias y un sentido de comunidad que promueva la cohesión social”, afirmó. También el ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Álvaro Elizalde, pidió que la mayoría en el consejo respete todas las posturas para llegar a un texto que represente a distintos sectores políticos.