La posibilidad de que la expresidenta argentina Cristina Fernández y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se encontraran el martes en el acto por el 47º aniversario de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo, en La Plata, estuvo en duda hasta último momento. El entorno del gobernador comunicaba que su asistencia no estaba confirmada, y la tensión entre los dos dirigentes de Unión por la Patria había aumentado en las últimas semanas.
La distancia entre ellos creció debido a las internas del Partido Justicialista, que deberá elegir su presidencia por votación, el 17 de noviembre. Se trata de la primera vez en 35 años que no definirá su liderazgo por la vía del acuerdo, según recordó Página 12.
En esa competencia por la presidencia del partido, que dejó vacante el exmandatario Alberto Fernández, se presentan dos listas, una encabezada por el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, y otra por Cristina Fernández. Los dirigentes cercanos a la expresidenta reclamaban un apoyo explícito de Kicillof a su candidatura. Pero ese respaldo no llegó.
El sábado, cuando se cerraban las listas para la interna, el gobernador de la provincia de Buenos Aires difundió una carta en la que defendió la unidad y rechazó la “lógica del sumiso o traidor”. En ese texto, además, Kicillof reiteró lo que había dicho unos días antes, el jueves 17, cuando encabezó su propio acto por el Día de la Lealtad Peronista (algo que también molestó a los allegados a Cristina Fernández). Dijo que no tenía su atención dirigida hacia la interna y que no le interesaba dar esa disputa “ni directa ni indirectamente”, sino que estaba enfocado en gobernar la provincia y en defenderla “del ajuste y de los ataques” del presidente Javier Milei.
Agregó que esta interna en el justicialismo es como mínimo “inoportuna” frente a la realidad social y económica argentina, y señaló que Milei no ganó las elecciones “por accidente”.
“Mi deseo y mi posición es que se logre un encuentro, un diálogo, y se evite una innecesaria competencia interna”, dijo Kicillof. Advirtió, además, que la derecha “empieza a aprovecharse de los debates internos” en el peronismo.
Máximo Kirchner en la disputa
El gobernador bonaerense también reclamó un mayor respaldo a su gestión. “En esa pelea que me toca afrontar, necesito el pleno acompañamiento del peronismo de mi provincia. Últimamente sectores de nuestra fuerza política, con quienes a veces tengo diferencias, pero también un recorrido común, afecto y coincidencias, han decidido criticarme mucho y acompañarme poco”, afirmó.
Aludía en particular a La Cámpora, la organización liderada por el hijo de la expresidenta, el diputado Máximo Kirchner. Ya en abril, uno de los fundadores de La Cámpora, Andrés Cuervo Larroque, dijo públicamente que “quizás” ese sector no colaboró lo suficiente para que Kicillof fuera reelecto gobernador en 2023. Finalmente, Larroque, que integra el gabinete del gobierno bonaerense, abandonó La Cámpora.
Las tensiones entre Kicillof y ese sector continuaron en distintos episodios. En setiembre, la intendenta de Quilmes, la camporista Mayra Mendoza, acusó a aliados del gobernador, entre ellos Larroque y Jorge Ferraresi, el intendente de Avellaneda, de utilizar trolls en las redes sociales para atacarlos a ella y a su par de Lanús, Julián Álvarez. En ese momento, Mendoza y Álvarez habían denunciado que los camiones que van a un puerto de Avellaneda rompen las calles de sus municipios, y habían dicho que pedirían informes sobre la posibilidad de que recibieran una compensación por esto.
Pese a estos enfrentamientos, Kicillof dijo en su carta que está muy conforme con el trabajo de su gabinete, que incluye a cuatro camporistas, insistió con la unidad y elogió a Cristina Fernández: “Que nadie espere de mí que libre una guerra interna, la historia no nos lo perdonaría y el futuro tampoco. Cristina está en el corazón del pueblo, también en el mío, y no tengo que rendir examen de ese sentimiento”.
Uno de los dirigentes que le reprocharon a Kicillof que “debería apoyar sin dudar un segundo a Cristina” fue Juan Grabois, del Frente Patria Grande, exprecandidato a la presidencia argentina. Dijo que la expresidenta “se merece el reconocimiento de la fuerza que revitalizó” y también “la gratitud de los dirigentes que promovió”.
Sin embargo, Grabois dijo también que “Cristina debería garantizar el pleno respaldo del Partido Justicialista al gobierno de Axel, porque Axel tiene que sostener el gobierno en la provincia más grande y compleja del país, además de afirmarse como una de las máximas referencias del trasvasamiento generacional”.
Presidencia y gobernación en juego
Para la competencia interna ya están presentadas las listas “Primero la patria”, de la expresidenta, y “Federales, un grito de corazón”, de Quintela. Este proceso no se limita a una disputa por la conducción del partido, sino también por incidir en las candidaturas para las próximas elecciones. Los dirigentes ya tienen en el horizonte la elaboración de listas para las parlamentarias de 2025, y se proyectan también liderazgos para las presidenciales de 2027.
Si bien Cristina Fernández es para algunos dirigentes la candidata natural, otros impulsan a Kicillof para ese cargo. Así quedó claro durante el acto por el Día de la Lealtad Peronista, en la ciudad de Berisso, donde una multitud coreaba “presidente”. El gobernador fue el único orador en ese acto, en el que intentó marcar su autonomía frente a la dirigencia de Fernández.
Una encuesta reciente de Pulso Research, citada por el diario Perfil, planteó la pregunta: “Aunque todavía falta mucho tiempo, si hoy se llevaran a cabo las elecciones para elegir al próximo presidente de todos los argentinos y en la interna peronista se presentan los siguientes candidatos, ¿a quién votaría?”. En primer lugar quedó Cristina Fernández, con 45,5% de respuestas, seguida por Kicillof, con 26,4%. A continuación aparecían las opciones de Guillermo Moreno (7,5%), “algún gobernador” (7,2%), Sergio Massa (6,5%) y “no votaría peronismo” (4,2%).
Otra candidatura importante en disputa para los distintos sectores del Partido Justicialista es la de gobernador de Buenos Aires, un cargo para el que Kicillof no puede postularse otra vez, porque sólo se permiten dos mandatos consecutivos. La provincia, con su capacidad productiva, es el gran bastión peronista y el mayor distrito electoral del país.
Uno de los nombres que suenan como interesados a postularse a la gobernación es el de Ferraresi, el intendente de Avellaneda, que también fue quien organizó el acto de Kicillof en Berisso, informó el diario Ámbito.
Por su parte, Quintela afirma que si es electo en la interna de noviembre, su presidencia del Partido Justicialista sería un período de transición hacia nuevos liderazgos. “No es Cristina el problema únicamente, el problema es el cierre de un capítulo que se dio con la expresión popular a favor de Milei. Hay un cansancio. Es necesario modificar muchas cosas, entre ellas, conductas, métodos, formas, gestos, sistemas de comunicación, el lenguaje”, dijo.
Pero también insistió con la necesidad de unidad para enfrentar a Milei: “Tenemos que estar todos juntos trabajando para parar el avance enorme sobre los derechos de los argentinos”.
“Los Poncio Pilatos y los Judas”
Kicillof también respondió en su carta a las palabras que dijo Cristina Fernández en una reunión con medio centenar de dirigentes –intendentes, legisladores y sindicalistas–, en la que criticó a “los Poncio Pilatos y los Judas” del peronismo y los acusó de “juntar avales” para presentar la candidatura de Quintela. Aludía así al entorno del gobernador bonaerense y de Larroque.
De acuerdo con Ámbito, los aliados más cercanos de la expresidenta pudieron detectar que 11 funcionarios de Ferraresi firmaron ese aval para la postulación de Quintela, algo que también hizo el intendente de Berazategui, Juan José Mussi, uno de los dirigentes que acompañaron a Kicillof en el acto por la Lealtad Peronista.
El gobernador bonaerense, que ese día abogó por la unidad, aclaró en su carta que Quintela “no es” su candidato, pero opinó que tiene “un coraje que no abunda” para enfrentar al gobierno de Milei. “Es un error pensar que se trata de un dirigente al que yo subo o bajo, pero sobre todo es un gran error atacarlo. La lógica del sometido o traidor es una lógica que entró en crisis y que viene causando malos resultados. Pareciera que no se registra del todo lo que está pasando en el país y en nuestra fuerza política”, advirtió.
El viernes, el diputado Máximo Kirchner se refirió a la interna peronista en una conferencia de prensa y, consultado acerca de si alguien cercano a Kicillof está militando para Quintela, respondió: “Sí, se han juntado varios [avales] en la provincia de Buenos Aires” para su candidatura. Cuando le preguntaron si esto implica una “traición” a Cristina Fernández, se limitó a responder: “No se hacen esas cosas, no está bien. Tenés que tener motivos políticos y tienen que ser ciertos. No les va a salir bien esto”.
También marcó un antes y un después en la relación entre La Cámpora y Kicillof a partir del acto del 17 de octubre, y dijo que “alguien que no puede decidir entre Quintela y Cristina obliga a reevaluar las cosas”.
Kirchner negó que La Cámpora busque “limar” a Kicillof, desgastarlo políticamente. “Me sorprende que digan que estoy limando a Axel”, insistió, y dijo que los diputados bonaerenses de La Cámpora “siempre votaron a favor” de sus iniciativas. “Los resultados son buenos y están a la vista”, pero “creo que las diferencias tienen que ver con cuestiones de mezquindades políticas más que con realidades”, afirmó.
“El esmerilamiento es hacia mí”, que “desde el periodismo y desde un sector” del partido “me están limando todo el santo día”, agregó Kirchner.
Una foto juntos
Con este trasfondo, Fernández y Kicillof llegaron finalmente a encontrarse en el acto en el Teatro Argentino de La Plata por el aniversario de Abuelas de Plaza de Mayo. Se sentaron en primera fila, con la líder de la organización, Estela de Carlotto, ubicada en un asiento entre los dos.
Carlotto dijo después, consultada sobre el encuentro, que la “frialdad” se “notaba” y que los dos dirigentes “no hablaban entre ellos”. En declaraciones a la emisora Re FM 107.3 agregó: “A veces son como chicos, como niños”. Sin embargo, dijo que “se respetaron muchísimo” y “disfrutaron del acto”.
En ese encuentro no hubo señales de acercamiento ni mucho menos de reconciliación, pero sí fue posible la foto de los dos dirigentes juntos que el peronismo buscaba para acortar las distancias. Dieron “un paso adelante”, dijo Carlotto.