El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, renunció después de que se publicara un informe que revelaba que él y otros funcionarios de la iglesia anglicana deberían haber denunciado en 2013 al abogado y líder de campamentos de verano cristianos John Smyth por abuso sexual de niños y jóvenes.
El informe, que en inglés se titula The Makin Review, y surge de una investigación liderada por Keith Makin, revela que Smyth abusó de hasta 130 niños y jóvenes que asistían a campamentos cristianos de verano en Reino Unido, Zimbabue y Sudáfrica durante los años 1970 y 1980, y que la iglesia anglicana no tomó medidas adecuadas en respuesta a esa situación.
Las acusaciones contra John Smyth
Las primeras acusaciones de maltrato contra Smyth surgieron en 1982, cuando un informe de Iwerne Trust, una organización caritativa que organizaba varios campamentos cristianos, en los que Smyth había tenido cargos de liderazgo, reveló que había sometido a palizas “horribles” a niños y jóvenes. Dos años después de las primeras acusaciones en Reino Unido, Smyth se mudó a Zimbabue, donde fundó campamentos cristianos parecidos a los anteriores.
En Zimbabue, golpeaba a niños con raquetas de tenis de mesa y los obligaba a ducharse, nadar y rezar desnudos con él. Además, dormía en el dormitorio con los niños y jóvenes y daba clases frecuentes sobre la masturbación. En 1992, un adolescente de 16 años se ahogó en una piscina en “circunstancias sospechosas,” según informó The Guardian. Tres años después, Smyth fue detenido y acusado de homicidio culposo y de agresión a otros niños. El juicio comenzó en 1997, pero fracasó porque el fiscal tenía un conflicto de intereses.
En 2001, Smyth y su esposa, Ann Smyth, se mudaron a Sudáfrica, después de que se les prohibiera volver a entrar en Zimbabue. Los dos siguieron siendo líderes de una iglesia en Ciudad del Cabo hasta que el canal de televisión británico Channel 4 reveló acusaciones de abuso contra Smyth de 2017, y él y su esposa fueron despedidos.
La iglesia en Ciudad del Cabo dijo que no tenía ninguna evidencia de delitos ni de contacto físico entre Smyth y los jóvenes. Sin embargo, reveló que Smyth había jugado al squash con jóvenes, después de lo cual se duchaba con ellos y luego los invitaba a almorzar. Durante esas comidas les preguntaba sobre sus experiencias con pornografía, masturbación y otros asuntos sexuales.
El informe detalla el trauma que sufrieron las víctimas de Smyth, muchas de las cuales informaron haber padecido trastorno de estrés postraumático, dificultades con las relaciones familiares y las amistades, incapacidad para trabajar, comportamiento obsesivo y ataques de pánico. Varias víctimas informaron haber tenido pensamientos suicidas y algunas han intentado suicidarse.
Smyth murió en agosto de 2019 en Ciudad del Cabo, sin haber sido juzgado.
La inacción de la iglesia anglicana
Welby asumió el cargo de arzobispo de Canterbury, el religioso de mayor rango de la iglesia anglicana, en agosto de 2013. El informe revela que, desde julio de ese año, “la iglesia anglicana sabía, al nivel más alto, sobre la violencia que tuvo lugar”.
Sin embargo, el informe explica que la iglesia demostró “una clara falta de curiosidad” hacia las acusaciones y “una tendencia a minimizar el asunto”. Según este documento, no se tomó ninguna medida para proporcionar ayuda terapéutica a las víctimas, ni para investigar si su número era mayor.
El informe añade: “John Smyth podría y debería haber sido formalmente denunciado a la Policía en Reino Unido y a las autoridades en Sudáfrica” por integrantes de la iglesia, entre ellos Justin Welby. De haberlo hecho, afirma, Smyth podría haber sido llevado ante la Justicia antes de la investigación policial de 2017.
Welby trabajó en los mismos campamentos cristianos del Iwerne Trust que Smyth durante la década de 1970, pero insistió con que no tenía conocimiento de ninguna preocupación sobre Smyth, algo que el informe considera “improbable”. El documento explica: “Puede ser que Welby no supiera de la extrema gravedad del abuso, pero es más probable que hubiera tenido al menos un nivel de conocimiento de que John Smyth era motivo de cierta preocupación”.
Welby dice que recibió una advertencia de un capellán en 1981 sobre el trato que Smyth daba a los niños y jóvenes, y le recomendó que “se alejara” de él, a quien describió como “un hombre realmente desagradable”. Sin embargo, Welby consideró que la advertencia fue vaga.
La reacción de la iglesia anglicana al documental de 2017 de Channel 4 que reveló las acusaciones contra Smyth fue descrita en el informe como errónea “en términos de velocidad, profesionalismo, intensidad y curiosidad”, porque no contempló la información sobre el trauma que había causado “y las necesidades de las víctimas no estaban entre las prioridades del pensamiento y la planificación”.
Después del estreno del documental, Welby prometió reunirse con las víctimas del abuso. El informe reconoce que no habría sido posible reunirse con todas las víctimas, pero señala que la primera unión no tuvo lugar hasta 2021. Afirma que ese encuentro fue “un pequeño evento” del que el grupo “más amplio” de víctimas no tenía ningún conocimiento. Aunque Welby se disculpó después, el informe concluye que la disculpa llegó “demasiado tarde”.
La declaración de Justin Welby
Después de renunciar el martes, Welby publicó una declaración. Afirmó: “Cuando me informaron en 2013 y me dijeron que habían notificado a la Policía, creí equivocadamente que se tomaría una resolución adecuada”. Agregó: “Está muy claro que debo asumir la responsabilidad personal e institucional por el período largo y traumático entre 2013 y 2024”.
Welby expresó su esperanza de que la decisión “deje en claro hasta qué punto la iglesia anglicana entiende seriamente la necesidad de cambio y nuestro profundo compromiso con una iglesia más segura”.
Declaró a continuación: “Los últimos días han renovado mi profundo y prolongado sentimiento de vergüenza por los históricos fallos de la iglesia de Inglaterra en materia de protección. Durante casi 12 años he luchado por introducir mejoras”. Agregó: “Son otros los que deben juzgar lo que se ha hecho”.
Reacciones de otros miembros de la iglesia
La obispa adjunta Julie Conalty dijo a la BBC que la renuncia de Welby no es suficiente en sí misma. “Esto se trata de cambios institucionales, de nuestra cultura y de un fracaso sistemático, entonces debe haber más que necesitamos hacer”, dijo, y agregó que es “muy posible” que otros miembros de la iglesia deban renunciar.
Por su parte, Jayne Ozanne, una activista LGBT+ y exmiembro del Consejo de los arzobispos, ha descrito la inacción de la iglesia anglicana como “la punta del iceberg”, alegando que hay “varios otros abusadores” cuyos crímenes han sido encubiertos en beneficio de esa institución, según informó la BBC.
York Press informó que el arzobispo de York dijo que Welby había hecho “lo correcto y lo honorable”. Explicó: “Como iglesia, seguimos trabajando y debemos lograr un enfoque de protección más centrado en las víctimas y más informado sobre el trauma dentro de la iglesia anglicana”, algo que “debe abordar las cuestiones más amplias de la cultura y del liderazgo”.