La cantidad de brasileños que enfrentan inseguridad alimentaria y nutricional pasó de 33,1 millones en 2022 (15,5% de la población) a 8,7 millones en 2023 (4,1%), por lo que 24,4 millones de personas dejaron de pasar hambre en Brasil durante 2023, de acuerdo a datos que emergieron de la Encuesta Nacional Continua por Muestra de Hogares, divulgada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
En la conferencia de prensa de divulgación del estudio, consignada por el portal del Servicio de Comunicación Social del gobierno brasileño, el ministro de Desarrollo y Asistencia Social, Familia y Combate al Hambre, Wellington Dias, evaluó que los avances son resultado del esfuerzo del gobierno federal que encabeza el presidente Luiz Inácio Lula da Silva para retomar y reestructurar las políticas de reducción de la pobreza.
“La amplia gama de políticas y programas sociales reunidos en el Plan Brasil Sin Hambre, la reanudación del crecimiento económico y el aumento del salario mínimo son algunos factores que devuelven al país a un lugar destacado en la agenda de lucha contra el hambre en el mundo. Sacar a Brasil del mapa del hambre es una de las metas que se planteó el presidente Lula”, expresó el ministro Dias.
La información difundida en el informe recoge datos que van hasta el último trimestre del año pasado. Los datos fueron obtenidos a través del cuestionario Escala Brasileña de Inseguridad Alimentaria (EBIA). El ministro Dias recordó que el gobierno anterior de Jair Bolsonaro no proporcionó al IBGE las condiciones para llevar a cabo la investigación.
Por eso, la Red Brasileña de Investigación en Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional aplicó la EBIA con una metodología similar a la del IBGE en 2022, cuando Brasil, al igual que el resto del mundo, estaba atravesando la pandemia y un escenario de desmantelamiento general de políticas sociales agravado por la inflación, el desempleo y la ausencia de estrategias de protección social.
La secretaria extraordinaria de Lucha contra la Pobreza y el Hambre, Valéria Burity, recordó que incluso en comparación con los resultados de 2018, último año en el que el IBGE realizó la encuesta formal, los números presentados en este último informe son positivos. En aquel momento, 4,6% de los hogares padecían inseguridad alimentaria grave y ahora ese porcentaje es de 4,1%, el segundo mejor resultado de toda la serie histórica.
“Estamos hablando de más de 20 millones de personas que hoy tienen acceso a alimentos y están libres del hambre. Estos resultados muestran el éxito de una estrategia para combatir el hambre que ha emprendido el gobierno, que se apoya tanto en programas sociales como en la conducción de una política económica que genera crecimiento económico, reduce las desigualdades y genera acceso a empleo e ingresos”, expresó Burity.
La funcionaria también destacó como punto importante de la estrategia de lucha contra el hambre la reanudación de la gobernanza de la seguridad alimentaria por parte del gobierno federal, con garantía de participación social.
“El presidente Lula y el ministro Wellington fueron responsables de la reanudación del Sistema de Seguridad Alimentaria y Nutricional, de la restitución del Consejo de Seguridad Alimentaria y de la Cámara de Seguridad Alimentaria, con 24 ministerios cuya misión es coordinar las políticas en este ámbito”, concluyó.