Se estima que alrededor de 100.000 personas se manifestaron este domingo en Jerusalén frente al edificio del Parlamento de Israel, la Knesset, en la movilización más grande contra el gobierno que se realizó en el país desde que comenzó la guerra, el 7 de octubre del año pasado.

Los organizadores de la masiva protesta exigieron la renuncia del primer ministro, Benjamin Netanyahu, y la de todo su gobierno, que se celebren elecciones anticipadas y, además, que los líderes políticos del país acepten un acuerdo que permita la liberación de los rehenes israelíes que están cautivos en Gaza, intercambio que también supondría la liberación de centenares de presos palestinos que se encuentran en cárceles israelíes.

La coalición de movimientos de protesta antigubernamentales que organizaron esta manifestación anunciaron que proseguirán con sus medidas.

En el momento en el que se estaba produciendo esta movilización, Netanyahu estaba siendo sometido a una intervención quirúrgica a causa de una hernia que le había sido diagnosticada poco antes. Los médicos que atendieron al líder derechista israelí aseguraron tras la operación que todo salió de acuerdo a lo esperado y que Netanyahu volverá a sus actividades normales rápidamente.

Paralelamente, en El Cairo, la capital de Egipto, se reanudaron las negociaciones entre representantes del gobierno de Israel y Hamas para intentar llegar a una tregua. Los contactos entre las partes, que no son directos, sino que siguen siendo mediados por funcionarios egipcios, estadounidenses y qataríes, habían quedado truncos la semana pasada por las diferencias sustanciales que existen para lograr aunque sea acuerdos mínimos.

En el plano militar, en las últimas semanas el Ejército israelí volvió a realizar ataques sobre el predio en el que está ubicado el hospital Al-Shifa, en la ciudad de Gaza. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y la Agencia de Seguridad Israelí estaban llevando a cabo una “actividad operativa precisa” en la zona del hospital Al-Shifa, dijeron las FDI este domingo, de acuerdo a lo que consignó CNN.

Las FDI agregaron en su comunicado que estaban “previniendo daños” a civiles, pacientes y equipos médicos y que mataron a “terroristas atrincherados en la zona en combates cuerpo a cuerpo y localizaron armas en la zona del hospital”.

Desde el Ministerio de Salud de Gaza se expresó que, como consecuencia de los permanentes ataques israelíes, hay más de 100 pacientes, entre ellos 30 paralíticos, y 60 miembros del personal médico que se encuentran dentro del hospital en “condiciones inhumanas, sin agua, medicinas, alimentos ni electricidad”.

“La ocupación ha impedido todos los intentos de evacuar a estos pacientes a través de instituciones internacionales”, declaró el ministerio, añadiendo que las vidas de estos pacientes corren grave peligro, informó la cadena panárabe con sede en Qatar Al Jazeera.

Mientras la ayuda sigue entrando de manera insuficiente en el enclave palestino, donde la gravedad de la situación de centenares de miles de civiles empeora cada día, las operaciones israelíes prosiguen en varias zonas.

Este domingo, al menos cuatro personas murieron en un ataque aéreo israelí contra el patio del hospital Al-Aqsa en Deir el-Balah, ciudad ubicada en el centro de la Franja de Gaza, según informaron la Organización Mundial de la Salud y un funcionario del hospital.

En una publicación en su cuenta de X, el director general de la entidad de salud dependiente de la ONU, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que, además de los cuatro fallecidos, otras 17 personas habían resultado heridas por el ataque aéreo. Khaled al-Dakran, un portavoz del hospital, dijo que entre los heridos en el ataque había varios periodistas.

Por su parte, el Ejército de Israel dijo que el ataque tuvo como objetivo un centro de operaciones del grupo armado Yihad Islámica Palestina, la segunda entidad político-militar más importante de Gaza después de Hamas.