En el contexto de la durísima guerra política que existe entre el presidente boliviano, Luis Arce, y su predecesor Evo Morales, este último denunció este domingo la presencia de agentes extranjeros de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos en el Trópico de Cochabamba, así como el incremento de militares expertos en inteligencia y de francotiradores.

Morales, sobre quien pesa desde el viernes una orden de detención por no haberse presentado a declarar en el caso en el que se lo acusa de violación y trata de personas, expresó en un mensaje en su cuenta de X que el 27 de octubre de 2024, cuando “intentaron matarme”, operaron agentes extranjeros de la CIA junto con policías y militares bolivianos.

El exlíder del Movimiento al Socialismo (MAS) agregó que “ahora han vuelto a actuar. Se encuentran avanzando en territorio cercano al Trópico, incrementaron militares expertos en inteligencia y enviaron francotiradores”.

Pese a estas denuncias, tanto el gobierno como el Ejército negaron que haya movimientos inusuales en las unidades militares en la zona del Trópico de Cochabamba, el bastión de apoyo a Morales, por el contrario, calificaron las declaraciones de “irresponsables y mentirosas”.

El ministro de Defensa, Edmundo Novillo, pidió al pueblo no dejarse sorprender con “las mentiras inventadas con fines políticos”. “La mentira y la difamación del evismo, utilizada de forma sistemática y perversa, que busca manipular la sensibilidad humana victimizándose con el único fin de ganar adhesiones y apoyo político electoral, es el engaño más vil y despreciable que daña la ética, la razón y la conciencia del pueblo”, escribió Novillo en sus redes sociales.

El sábado, de acuerdo a lo que informó el diario cruceño El Deber, algunas figuras políticas cercanas a Morales, como la exministra Teresa Morales y el senador Leonardo Loza, denunciaron ante los medios de comunicación locales que Novillo “instruyó” el acuartelamiento de las unidades militares en el Trópico de Cochabamba para supuestamente detener al exmandatario.

Horas después, el ministro Novillo desmintió dicha versión, y este domingo reiteró “categóricamente que no existe ninguna orden de acuartelamiento en las unidades militares del Trópico de Cochabamba y que estas se encuentran desarrollando sus actividades con normalidad”.

Pero Morales fue más allá y dijo que sus rivales en la interna del MAS, principalmente el actual mandatario Luis Arce, “no sólo quieren encarcelarme. Quieren asesinarme porque el gobierno de Arce y [David] Choquehuanca busca agradar a la derecha boliviana y cumplir su acuerdo secreto con Estados Unidos”, señaló Morales.

“Mi cuerpo podrá caer. Pero no me silenciarán”, agregó el líder cocalero en su cuenta de X, donde además reiteró que no abandonará Bolivia ni traicionará al pueblo y al único proyecto nacional de izquierda. “Defender nuestros recursos naturales y no permitir que sea pisoteada nuestra soberanía y dignidad”, sentenció.

El exmandatario está atrincherado en el Trópico luego que la Justicia lo declaró en rebeldía y ordenó el congelamiento de sus cuentas bancarias y la anotación de todos sus bienes. Morales debía presentarse a la audiencia de medidas cautelares en la ciudad de Tarija, pero no lo hizo aduciendo razones de salud.

Morales es investigado en relación con el presunto embarazo de una adolescente de 15 años cuando era jefe de Estado, en 2016. El Ministerio Público lo imputó por el delito de trata de personas agravada.

Sectores sociales evistas reforzaron la seguridad en la localidad de Lauca Ñ, donde vive Morales, ante una posible intervención policial y la aprehensión del dirigente.

En otro mensaje en su cuenta de X, el exmandatario expresó que las acusaciones en su contra carecen de sustento. “La acusación de trata de personas no tiene ni una prueba sólida. Es un plan de eliminación política y moral ejecutado por un aparato judicial organizado por autoprorrogados, usurpadores de un cargo y magistrados de facto con la protección del gobierno. No sólo el Órgano Ejecutivo está sometido al imperio norteamericano. También la Justicia. Mientras un juez en Tarija leía determinaciones en mi contra, la encargada de negocios de Estados Unidos en Bolivia se reunía en Sucre con magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, seguramente para acordar sanciones contra líderes populares y antiimperialistas. Ahí está otra prueba de que no existe soberanía jurídica”, concluyó.