La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, en inglés), que el gobierno de Donald Trump decidió cerrar, ha generado polémica durante décadas. Ha sido acusada de injerencia política en diversos países, desde los de América Latina en décadas pasadas hasta Ucrania en años recientes. Pero también ha sido el mecanismo por el que se canalizaron recursos que sostuvieron programas de salud, educación y alimentos en distintas regiones.
Con la llegada de Trump, esta situación está cambiando. El millonario Elon Musk, el encargado de promover una reforma del Estado mediante el recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, en inglés) propuso cerrar Usaid, y el propio presidente suspendió toda ayuda internacional por 90 días al llegar al gobierno, el 20 de enero.
Los cuestionamientos a Usaid llevaron a dirigentes con visiones políticas muy distintas a la de Trump a manifestarse de acuerdo con su cierre. Es el caso de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. “Tiene tantas cosas la Usaid que, la verdad, sí, es mejor que la cierren y que, en todo caso, si va a haber ayuda de distinto tipo, que abran otro tipo de canales que sean transparentes”.
“Ese es el gran tema”, agregó. “Esta agencia ha financiado desde proyectos de investigación hasta grupos opositores al gobierno, es el caso de México”, dijo. Para Sheinbaum, Estados Unidos debería enfocar su ayuda internacional en los problemas que causan la emigración en América Latina, por ejemplo, pero debe hacerlo “de una forma transparente y, en todo caso, directa”.
Sin embargo, esto no está en los planes del presidente estadounidense, que tiene como objetivo dejar de gastar recursos en otros países, incluso si a la larga esa inversión implica beneficios para Estados Unidos. Para Trump, el cierre de Usaid se enmarca en su política de recortes y en su lema “Estados Unidos primero”. La derecha estadounidense, además, considera que la agencia ha apoyado políticas demasiado progresistas, a las que se opone el nuevo gobierno. Esta visión dio lugar a diversas noticias falsas acerca de los programas en los que gastaba sus recursos Usaid hasta el año pasado.
Desde 1961
A lo largo de la historia de la agencia, creada por John F Kennedy en 1961 “para promover el desarrollo social y económico en otros países”, también hubo acusaciones similares a las de Sheinbaum. Si bien Usaid financió programas contra el hambre y las enfermedades, a su vez actuó en el plano económico, con la promoción de algunas actividades productivas, y en el ámbito político con el objetivo declarado de fortalecer las instituciones democráticas.
En 2013, el expresidente de Bolivia Evo Morales expulsó de su país a esta agencia a la que acusó de injerencia en la política interna, y el gobierno de Rafael Correa en Ecuador también tuvo desencuentros con ella.
En 2009, una investigación de AP reveló que la red social ZunZuneo, que funcionaba en Cuba, fue impulsada por Estados Unidos desde Usaid, pero la agencia hizo todo lo posible para mantener ocultos sus vínculos con esa iniciativa, recordó la BBC.
Tal como ha ocurrido con las políticas de cooperación de países europeos, que han sido acusadas de impulsar una agenda colonialista, la actuación de Usaid despertó sospechas de operar políticamente para los intereses de Washington más que para beneficio de los países en los que utiliza sus recursos. Sin embargo, mediante esa agencia también se canalizaron fondos para programas sociales cuya suspensión puede impactar en diversos ámbitos.
Desde Usaid, Estados Unidos aportó millones de dólares al Programa Mundial de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para atender a los refugiados sirios en Turquía. El miércoles, otra agencia de la ONU, la Organización Mundial de la Salud (OMS), advirtió que el cese de fondos de Usaid en la lucha contra la tuberculosis “tendrá un impacto devastador” en millones de personas, sobre todo en los países más pobres.
Según datos de la OMS, de la que Estados Unidos salió en enero por decisión de Trump, Usaid ha aportado anualmente entre 200 y 250 millones de dólares para los programas contra esta enfermedad, lo que significa la cuarta parte de los recursos de esa oficina destinados a combatirla. Perder ese aporte afectará en particular en 18 países de África y Asia que dependían casi por completo de Usaid.
Los programas de prevención, la aplicación de test para detectar la tuberculosis y los tratamientos contra la enfermedad salvaron 79 millones de vidas en los últimos 20 años, comunicó la OMS. Señaló que además de las consecuencias dramáticas para los pacientes, implicará la pérdida de empleo para sus trabajadores.
Incluso en México, pese a las críticas que recibe Usaid, organizaciones que buscan personas desaparecidas y que trabajan con migrantes o población LGBTI+ advirtieron que su actividad iba a resultar perjudicada por la suspensión de esta ayuda.
En India se anunció el cierre de la clínica Mitr, la primera del país dedicada a brindar atención a la población transgénero, debido a la suspensión de la financiación de Usaid.
En Sudáfrica, el país en el que nació Musk, Usaid brindaba fondos para políticas de salud, en particular para el acceso a medicamentos para personas con VIH y campañas contra la discriminación que enfrentan. “El día en que escuché que se detendría el financiamiento, sentí que moría”, dijo a la Deutsche Welle Nozuko Ngcaweni, que recibe su medicación gracias un programa financiado por Usaid.
Sibongile Tshabalala, presidenta de la Campaña de Acción para el Tratamiento, que trabaja con pacientes con VIH, recibió una carta enviada a distintas organizaciones a las que se comunica que ya no recibirán fondos porque las autoridades de Estados Unidos “determinaron que su adjudicación no está en línea con las prioridades de la agencia y decidieron que continuar con este programa no es de interés nacional”.
Recortes del DOGE
El jueves 27 y el viernes 28 de febrero, los cerca de 2.000 empleados de la sede de Usaid fueron notificados de que se les permitiría ingresar a esa oficina por 15 minutos para recoger sus cosas. El edificio perdió incluso el cartel que lo identificaba.
El diario The New York Times informó que del total de cerca de 10.000 empleados que tiene la agencia en todo el mundo sólo se mantendrían 290 cargos considerados esenciales. La mayoría se dedicarán a actividades de asistencia humanitaria y salud, y otros pocos actuarían como representantes para distintos continentes o regiones.
Trump dijo a comienzos de febrero sobre Usaid: “Está dirigida por un puñado de lunáticos radicales y los estamos echando”. Para su gobierno, la agencia era una “organización benéfica global separada del interés nacional”.
La política de recortes de Trump incluye despidos, desmantelamiento de áreas enteras del Estado, y todo indica que también se propone –como recomienda el ultraderechista Proyecto 2025, en el que participaron varios de sus colaboradores– reemplazar a los trabajadores estatales de carrera por personas leales al nuevo gobierno. Los seguidores de Trump entienden que dentro del Estado hay fuerzas que operan para impedir que el nuevo gobierno lleve a cabo sus planes.
En una entrevista con la cadena Fox, Marco Rubio, el secretario de Estado estadounidense, institución de la que depende Usaid, dijo que los despidos tenían como fundamento recortar gastos estatales, pero también eran una respuesta a la “insubordinación” de los trabajadores, muchos de los cuales se mostraron “totalmente reacios a cooperar”. No quedaba “otra opción” que tomar medidas “drásticas”, concluyó, según publicó Efe. Rubio dijo que “hay muchas funciones de Usaid que van a continuar. Van a ser parte de la política exterior estadounidense, pero tienen que estar alineadas con dicha política exterior”.
Según informó CNN, dos altos funcionarios de seguridad de Usaid fueron despedidos después de que impidieran a integrantes del DOGE acceder a documentos clasificados.
Los recortes en esta agencia no son los únicos, y tampoco la pérdida de empleos. Un informe publicado el jueves por la consultora laboral Challenger, Gray & Christmas, que recoge información brindada por los empleadores, concluyó que los recortes de puestos de trabajo alcanzaron a 221.812 personas entre enero y febrero, algo que no se registraba desde la crisis de 2009. Ese fenómeno se concentra en febrero, con 172.017 puestos de trabajo eliminados.
Buena parte de los empleos recortados, 62.242, son estatales, del gobierno federal, y responden a la política del DOGE.
El mapa de Usaid
Estados Unidos aporta 47% del gasto global en asistencia humanitaria, de acuerdo con números de la ONU. En particular, la ayuda que distribuyó Usaid en el mundo –que no abarca todo el aporte del país– llegó en 2023 a 42.000 millones de dólares. Ese monto es definido cada año por el Congreso.
Según un informe de CNN, buena parte de esos recursos fueron para Europa (17.200 millones), seguida por África subsahariana (12.100 millones). El monto destinado a América Latina fue mucho menor, 1.700 millones.
Dentro de América Latina, Colombia recibió ese año 389 millones de dólares, Haití 316, Venezuela 205, Guatemala 178 y Honduras 144. Más abajo en la lista aparecen Cuba con nueve millones, Costa Rica con cinco, Panamá con 0,9, Bolivia con 0,6 y Chile con 0,3. Ese año, Argentina y Uruguay no recibieron fondos, según la cadena de noticias.
Entre los países a los que se destinaron más recursos en 2023 figuran Ucrania –donde se trabajó, por ejemplo, en la colocación de prótesis a los mutilados por la guerra– Etiopía, Jordania, República Democrática del Congo y Somalia, informó la BBC. Se brindó ayuda alimentaria en Sudán, se formaron trabajadores de la salud en Ruanda y se trabajó en la eliminación de minas antipersonas en distintos países.
Algunos recursos fueron para empresas, otros para organizaciones civiles, el Programa Mundial de Alimentos, la Organización Internacional para las Migraciones, y organizaciones religiosas de ayuda humanitaria. En particular se destinaron a programas de educación y agricultura, pero Usaid también aportó financiamiento en otros ámbitos, desde medios periodísticos de América Central hasta préstamos estudiantiles.
Desde que está bajo la órbita del secretario de Estado, Usaid eliminó unos 5.800 de los programas que financiaba, que equivalen al 92% de su presupuesto, y canceló también 4.100 subvenciones.
Historia en común con Elon Musk
Según publicó la revista Forbes, el propio Musk, que calificó de “criminal” a Usaid, hizo negocios con esa agencia, que el año pasado gastó un millón de dólares en el sistema Starlink, el servicio de internet que brinda su empresa SpaceX. Así, Usaid llevó esos servicios a zonas de Zimbabue y Sudáfrica. Sin embargo, según la revista, a los seis meses de que se anunciara el acuerdo entre la agencia y SpaceX, la empresa amagó con cortar esos servicios debido a su alto costo.
Además, Usaid trabajó con SpaceX para llevar 5.000 terminales de Starlink a Ucrania poco después de que Rusia la invadiera, en febrero de 2022. Ese contrato tuvo un costo de tres millones de dólares.
El futuro de Usaid parece estar ya determinado; no obstante, todavía la Justicia procesa algunos reclamos que tienen que ver con la agencia.
Algunos actores políticos y organizaciones sociales vinculadas con Usaid argumentan que, como fue creada por una ley, le corresponde al Congreso decidir su cierre, dispuesto por un decreto de Trump. Pero por ahora los recursos que se presentaron ante la Justicia apuntan a revertir la decisión del presidente de bloquear el pago de 2.000 millones de dólares comprometidos por el Estado con organizaciones de ayuda internacional por trabajos que ya realizaron bajo los programas de Usaid. La Suprema Corte le dio la razón a un juez del distrito de Columbia y concluyó que el Estado debe pagar esos fondos, pero pidió más información sobre estos compromisos, y el litigio sigue en curso.
Según informó a France 24 Allison Zieve, la abogada que representa a dos de esos demandantes, AIDS Vaccine Advocacy Coalition y Journalism Development Network, “las medidas que está dispuesto a tomar el gobierno para eludir una orden judicial, todo con el objetivo de terminar con una asistencia humanitaria que salva vidas, son impactantes”.