El fallo de la Corte Suprema de Justicia de Argentina desestimando el último recurso que había presentado la expresidenta Cristina Fernández en la causa conocida como Vialidad dejó firme su condena a seis años de prisión y la inhabilitación de por vida para ocupar cargos públicos.
La investigación y el juicio por las concesiones en la obra pública en la provincia de Santa Cruz estuvieron plagados de irregularidades, escasos elementos de prueba y una clara intencionalidad política por parte de los magistrados intervinientes en todas las instancias del proceso. La celeridad con la que la Corte Suprema de tres miembros trató el tema aumentó la percepción del sesgo político. La resolución es denunciada por dirigentes y leída por analistas como una proscripción a la principal líder opositora que se había postulado para una candidatura en la provincia de Buenos Aires.
El fallo detonó el escenario político y desató (en los primeros días) una ola de movilizaciones en distintas ciudades del país. Para una lectura preliminar sobre las consecuencias de esta resolución, la diaria entrevistó a distintos referentes, analistas y observadores de la política argentina.
El periodista y politólogo José Natanson, director de la edición Cono Sur de Le Monde diplomatique, parte de una reflexión más general y considera que “el fallo va en el sentido de la ‘peruanización’ de la Argentina. Un proceso de fragmentación socioeconómica que antecede al gobierno de Javier Milei. El actual presidente entendió o intuyó que el país era más ‘latinoamericano’ de lo que muchos creíamos y actuó en consecuencia. Esta resolución judicial también va en ese sentido”.
Además, en referencia a la separación en el tiempo de las elecciones provinciales de las nacionales, Natanson entiende que el fallo “es un producto de la fragmentación del sistema político. Todas las provincias desdoblaron las elecciones, incluso Buenos Aires, que nunca desdoblaba. Hay una balcanización productiva, pero también social y cultural del país y el Poder Judicial interviene en un sistema político más astillado donde hay pocos puntos de contacto. El expresidente Carlos Menem también estuvo preso, es cierto, pero Cristina Fernández es la primera expresidenta que no se puede presentar a elecciones o a la que le prohíben postularse. La proscripción como un fenómeno de la política no estaba en la Argentina, por lo menos desde 1983 para acá. Hay una sensación de descomposición social y también política. Hasta ahora había una idea de que el Poder Judicial podía llegar hasta cierto punto en su intervención sobre la política, pero tenía límites. Este fallo de la Corte rompió ese consenso implícito”, asegura.
Gustavo Córdoba, director de la consultora Zuban Córdoba y Asociados, coincide con la idea de que “el sistema de partidos políticos está roto, fragmentado y desafiado desde el triunfo de Milei. Partidos como el PRO, de Mauricio Macri, o el radicalismo se están desvaneciendo en términos electorales en la identidad nacional. Subsisten aún en identidades regionales, pero está claro que el sistema carece de liderazgos preponderantes, con la excepción de Milei y su núcleo duro, y ahora, después de la ratificación de la condena, la propia Cristina Fernández respecto del peronismo”.
Para la filósofa y politóloga Verónica Gago, en este contexto “este fallo señala una proscripción que, a través de Cristina Fernández, es también la proscripción de la posibilidad misma de oposición política dentro del sistema institucional. En ese sentido es un nuevo punto de inflexión en el tipo de gobernabilidad estructurada por la ultraderecha en el poder. Debemos leer ahí, de hecho, un modo de anulación de la forma democrática electoral, lo cual expresa una enorme desinhibición del poder económico concentrado al punto que ‘decide’ prescindir del régimen político democrático liberal. Es un paso clave para evidenciar que el orden político es el orden de un esquema de negocios monopolizado por pocos sectores que ya no requiere ámbitos de negociación”.
La analista agrega que “hay sobrada evidencia de la influencia de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, del Fondo Monetario Internacional [FMI] y del buen recibimiento, como se dice, de ‘los mercados’ al fallo”.
En términos de quién sale más favorecido de esta situación, Natanson no cree en la versión que aseguraba que Milei hubiera preferido ganarle en el terreno político-electoral a Cristina Fernández: “Primero porque hay que ver si le ganaba y qué significa realmente triunfar sobre la expresidenta. Si ella se imponía en la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires (para la que se había postulado) y empataba todo el territorio, ¿cómo quedaba esa lectura? No creo en esa interpretación. Por el contrario, la inhabilitación perpetua le conviene a Milei en el sentido de que le puede decir a cualquier empresario que duda en hacer una inversión, pongamos, de 500 millones de dólares, que Cristina Fernández no va a ser más candidata y que no hay riesgo de la vuelta del ‘populismo’. De hecho, la AmCham [la Cámara de Comercio argentino-estadounidense] venía exigiendo que se garantice que no vuelva el ‘populismo’ y este fallo le da esa garantía”.
La historiadora Camila Perochena, autora del libro Cristina y la Historia. El kirchnerismo y sus batallas por el pasado (Crítica, 2022), considera “que en el futuro inmediato esta situación fortalece en términos políticos a Cristina Fernández. Es más difícil cuestionar su liderazgo hoy que hace un mes. Pone en una situación más incómoda a quienes quieren disputarle el poder o renovar el peronismo. Ahora, en el mediano plazo, es difícil sostener esa centralidad estando fuera del juego político”.
Gustavo Córdoba complementa con la idea de que “el peronismo tiene ahora la posibilidad o la chance de reorganizar un poco su estrategia política de cara a las elecciones nacionales de octubre. Cuentan con una gran ventaja porque de alguna manera este fallo relativiza la interna que enfrentaba al ‘cristinismo’ con la dirigencia de la provincia de Buenos Aires comandada por el gobernador Axel Kicillof. Pone la interna en un segundo o tercer plano y le permite al peronismo integrar distintas identidades tanto a nivel de la ciudad de Buenos Aires como del conurbano bonaerense, pero también en algunas provincias del interior. Esto le permite mirar a octubre con un panorama un poco más esperanzador, con pisos electorales de 30% y posibles techos de 35%. El peronismo se torna más competitivo a la espera de tener una candidatura taquillera para 2027. Este es un momento muy crítico, muy negativo para el peronismo, pero al mismo tiempo con un gran potencial”.
“En cambio, para el resto de las fuerzas políticas”, explica Córdoba, “para el gobierno nacional esto llega en un momento difícil, porque ellos habían elegido a Cristina como rival, como enemiga política y adversaria electoral, y la decisión de la Corte Suprema sustrae esa posibilidad”.
Natanson cree que en el peronismo hay dos tendencias que se cruzan: “Por un lado, fuerza a cierto sentimiento de unidad, porque efectivamente cuando el peronismo se ve amenazado tiene más probabilidades de unirse. Cuando siente que peligra su lugar en el sistema político, elige un liderazgo y se une detrás de ese liderazgo. Pero, por otro lado, está el hecho obvio de que Cristina Fernández no puede ser candidata. Entonces, eso sí reconfigura mucho, porque el principal activo que tenía para negociar con los intendentes y los otros liderazgos del peronismo era la realidad de su propia candidatura. Sin la herramienta electoral de la candidatura de Fernández, su poder para controlar al peronismo, para conducirlo (aunque haya una conexión emocional con ella) queda claramente afectado. En ese sentido, obviamente, queda muy debilitada”.
¿La historia se repite?
Con el fallo inmediatamente surgió la comparación con el exilio y la proscripción que sufrió Juan Domingo Perón durante 18 años luego del golpe de Estado de 1955. Camila Perochena afirma que “el gran desafío de Perón mientras estuvo proscripto era bloquear cualquier intento de formación de un ‘peronismo sin Perón’. El ejemplo más conocido fue el del líder sindical de la Unión Obrera Metalúrgica, Augusto Timoteo Vandor, que buscó independizarse de la figura de Perón. El viejo caudillo hizo todo lo posible para evitar que surgieran liderazgos alternativos o que hubiera una integración a los distintos regímenes que se estructuraron después de su caída por vía de los ‘neoperonistas’. Y la verdad es que logró neutralizarlos a todos. La pregunta hoy sería: ¿quién va a ser el Vandor de Cristina Kirchner? ¿Ella va a intentar neutralizar o va a bendecir a algún sucesor? Si lo bendice, ¿va a ser una opción más pura o va a adoptar una estrategia más pragmática hacia el centro? Creo que esos son los interrogantes que se abren”.
En términos más generales, Gustavo Córdoba cree que esta crisis abre una oportunidad para poner en discusión el “marco democrático”, porque hay fuertes sospechas sobre el Poder Judicial: “Hicimos una encuesta recientemente en la que preguntábamos si en la Argentina existía la igualdad ante la ley. La mayoría opina que no, cree que hay algunos que son más iguales que otros. Hay un sentimiento pendiente de justicia y frente a episodios como la ratificación de la condena de Cristina Fernández persiste la duda o la sospecha de que hay algo en el Poder Judicial que no termina de ser transparente y eso motiva una mirada muy negativa”.
En ese sentido, considera: “Precisamente por eso y porque está la evidencia de que el pacto democrático de 1983 ya no existe, no es operativo, quizás esta sea una buena oportunidad para que todas las opiniones que sean relevantes desde el punto de vista democrático estén contenidas en una nueva idea de consenso. Me parece que sería una manera de darle solidez a un sistema que está mostrando fatigas evidentes. La falta de motivación y la baja participación electoral de vastos sectores de la Argentina son indicadores complejos. Nosotros preguntamos en una encuesta si el sistema de voto debería seguir siendo obligatorio o correspondería ir hacia un sistema voluntario. Para sorpresa nuestra, solo un 65% de los argentinos que respondieron prefirieron mantener el voto obligatorio, mientras que un 35% optó por el voto voluntario”.
Finalmente, Verónica Gago introduce un factor sin el cual es imposible pensar la evolución que puede tener la crisis abierta: la calle. “Esta coyuntura no debería tener una pura resolución electoral. Es decir, acto seguido pasar a discutir cómo se reacomodan internas y listas, normalizando o pasando por alto el significado de fondo de la proscripción. Incluso la estrategia que se rumorea del voto en blanco o que se llamaría a no votar (reclamando tácticas históricas) sin una organización de la oposición que tome en serio lo que pasa puede ser también subsumida en un tacticismo electoral disperso y fragmentado”, opina.
Gago recalca que “todo depende de lo que suceda en las calles, en los cortes de ruta, en las convocatorias a paro, en toda acción que contribuya a la interrupción de la normalización de este hecho, a la absorción de este nuevo punto de inflexión en la velocidad de la coyuntura y la crisis económica que gobierna con la imposición de la emergencia de cada día”.