Los intentos de inclinar las elecciones a favor del Partido Republicano mediante cambios en las reglas de juego se multiplicaron en los últimos días en Estados Unidos. El presidente Donald Trump celebró el jueves la “gran victoria” de Texas, cuyo Congreso local, en medio de una intensa batalla política, aprobó un nuevo mapa electoral. Modificó los distritos de tal modo que permitiría a los republicanos sumar hasta cinco bancas más en las elecciones legislativas de mitad de mandato de 2026.

“Texas nunca nos decepciona”, dijo Trump, que calificó el nuevo diseño distrital como un “gran y hermoso mapa del Congreso”. Afirmó que otros estados, como Indiana y Florida, buscan hacer esas mismas modificaciones. También Ohio evalúa esa posibilidad.

Esta práctica de alterar los distritos para sobrerrepresentar el voto de un partido tomó en Estados Unidos el nombre de gerrymandering, que surgió cuando se aplicó en Massachusetts, en los primeros años de la década de 1800, pero no es exclusiva de ese país.

En el caso de Texas, para evitar el gerrymandering, medio centenar de congresistas demócratas abandonaron el estado a comienzos de agosto con el objetivo de no dar cuórum para esta votación.

El gobernador Greg Abbott los acusó de violar la Constitución del estado y los amenazó con pedir una orden de detención cada vez que los convocara a una sesión especial y no asistieran. “Estoy autorizado a llamar a una sesión especial cada 30 días. Dura 30 días [la orden], y tan pronto como esta termine, voy a llamar a otra, luego a otra, después a otra y entonces a otra”, dijo a la cadena Fox News.

Se involucró en el caso el fiscal general de Texas, Ken Paxton, y también el FBI, que aceptó el pedido de las autoridades locales de ayudarlas a localizar a los congresistas.

“Si vuelven al estado de Texas, los arrestarán y los llevarán al Capitolio [en Austin]. Si quieren evadir el arresto, tendrán que permanecer fuera del estado de Texas por años, literalmente”, advirtió Abbott.

Bajo esta presión, los legisladores demócratas volvieron a Texas, y esto hizo posible que los republicanos aprobaran el rediseño de los distritos electorales con 88 votos a favor y 52 en contra.

Varios congresistas denunciaron públicamente que el nuevo mapa electoral es “racista” porque concentra los cambios en distritos con mayorías latinas y afroestadounidenses en los que ganaban los demócratas.

En respuesta, el gobernador de California, el demócrata Gavin Newsom, aprobó el jueves la llamada “Ley de respuesta al fraude electoral en California”, que busca contrarrestar la ofensiva republicana. Habilita la convocatoria a elecciones especiales este 4 de noviembre para que los votantes aprueben una ley que modifique los distritos en favor de los demócratas. Al firmar la norma, Newson manifestó: “No estaríamos aquí si Texas no hubiera hecho lo que acaba de hacer”.

Un cambio de reglas de juego en este estado puede tener un impacto electoral porque California cuenta con el mayor número de distritos para la elección de congresistas, 52. “Cuidado, Donald Trump, tu plan de fraude electoral está a punto de desmoronarse”, dijo Newsom en X.

En la misma red, el expresidente Barack Obama publicó: “A largo plazo, no deberíamos tener gerrymandering en Estados Unidos, sino una lucha justa entre republicanos y demócratas basada en quién tiene mejores ideas”.

Sin embargo, opinó que en este momento, en que “Texas está siguiendo las directrices de una Casa Blanca partidista y está manipulando los distritos electorales” en un intento del oficialismo de “mantener la Cámara de Representantes a pesar de sus políticas impopulares”, respeta la iniciativa de Newsom. Agregó que el gobernador reaccionó con “un enfoque inteligente y mesurado en California, diseñado para abordar un problema muy específico en un momento muy específico”.

Trump contra el voto por correo

Trump anunció el lunes que “liderará un movimiento” para terminar con el voto por correo y las máquinas de votación que se instalan para sufragar de manera anticipada. Argumentó que lo hará para “devolver la honestidad” a las elecciones del año que viene, en las que se renueva la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.

Trump dijo que en breve firmará una orden ejecutiva para terminar con estas modalidades de voto y volvió a insinuar que los demócratas obtuvieron ventajas mediante esos sistemas. En referencia a los cambios en Texas, afirmó: “Si hacemos esas dos cosas, ganaremos cien escaños más, y el DESHONESTO juego de la política se acabará”.

El presidente ha insistido, sin fundamentos, en que el voto por correo permite el fraude electoral. En particular, atacó estas modalidades de voto anticipado durante su primer mandato, en las elecciones de 2020, en las que buscaba la reelección. Ese año, muchas personas que no coincidían con sus políticas frente al covid-19 preferían votar por correo para evitar exponerse a un contagio. En ese caso, se presumía que muchas votarían al opositor Partido Demócrata, pero no hay un historial de ventaja de uno de los grandes partidos estadounidenses en el voto por correo.

Sin embargo, ese tipo de sufragio y el voto anticipado en las urnas que quiere eliminar Trump facilitan la participación electoral en los barrios más pobres de las ciudades. Allí es menor el número de centros de votación por cantidad de habitantes, lo que a veces implica largas filas y esperas para votar. Esos tiempos son difíciles de compatibilizar con jornadas de trabajo extensas en un país en el que se vota un martes y no es feriado.