Esta semana Luis Lacalle Pou avanzó mucho en la formación de un equipo de gobierno, y tiene casi definido quiénes formarán parte de su Consejo de Ministros, con los correspondientes titulares de subsecretarías y direcciones generales. Esto será anunciado formalmente el lunes.

Queda el tema –nada menor– de la asignación de responsabilidades en los directorios de entes autónomos, servicios descentralizados y otros organismos, y queda también la cuestión central de que ese elenco se ponga de acuerdo sobre planes para la aplicación de un programa necesariamente más concreto que el esbozado para justificar el apoyo a Lacalle Pou en la segunda vuelta.

Esto último requerirá, a su vez, el estudio de la información proporcionada por las actuales autoridades y el manejo de múltiples demandas sectoriales que ya han comenzado a plantearse. Un claro ejemplo es el de las políticas de salud pública: con independencia de los cuestionamientos recibidos en estos días por el anuncio de que Daniel Salinas será el ministro de Salud Pública, hay fuertes intereses corporativos que no será fácil armonizar con las necesidades sociales, ni con enfrentamientos en los que ha estado involucrado dentro del gremio médico.

Luego vendrán la negociación política del proyecto de ley de urgente consideración (del que aún no se conoce siquiera un borrador) y la articulación de un presupuesto para el período de gobierno, acotado por la intención declarada de reducir el gasto público. Todo esto a partir de discursos que tuvieron un fuerte sesgo de oposición ideológica a lo que se hacía, y que ahora será preciso convertir en lineamientos prácticos de trabajo, desde Desarrollo Social hasta Interior, pasando por Educación y Cultura, y por Trabajo y Seguridad Social.

La significativa ausencia de Manini Ríos en el equipo ministerial, la inexperiencia de buena parte del elenco gobernante y la falta de lineamientos de trabajo claros indican que todavía falta mucho para saber qué le espera al país.

Lacalle Pou logró formar un gabinete con representantes de los principales sectores de los partidos Nacional y Colorado, a los que se sumarán el líder del Partido Independiente y una figura de importancia en Cabildo Abierto, pero no su conductor supremo, Guido Manini Ríos, y siempre cabrá la posibilidad de que determinadas medidas requieran una negociación directa con él, resaltando su papel arbitral.

A la vez, tras 15 años de gobiernos del Frente Amplio, la gran mayoría del elenco ministerial carece de experiencia en la dirección de organismos estatales, o de cualquier tipo de organismo. Es una situación inusual, porque esa experiencia estuvo históricamente concentrada en los partidos Colorado y Nacional. Algunos tienen conocimientos acerca del área que les tocará por su actuación parlamentaria previa, y otros no. Por ejemplo, para Irene Moreira será un gran desafío hacerse cargo del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, tras una trayectoria política desarrollada en Artigas que no fue más allá de la Junta Departamental. En más de un caso, hay requisitos de solvencia técnica que se intenta suplir mediante la designación de otros jerarcas.

En definitiva, falta mucho para que el país sepa lo que le espera, e incluso para que los votantes de Lacalle Pou vean qué consecuencias tendrá su decisión del 24 de noviembre.