Varias noticias de esta semana confirmaron que la mayoría parlamentaria de la “coalición multicolor” no se verifica para todos los temas ni es la única viable.

Cabildo Abierto (CA) tiene varios problemas con la Fiscalía General de la Nación, desde los procesamientos de militares hasta la causa contra el propio Guido Manini Ríos, cuyo pedido de desafuero aún no se ha resuelto. En ese marco, CA le presentó al presidente Luis Lacalle Pou un pedido formal de destitución del fiscal de Corte, Jorge Díaz, alegando que lo hacía porque este dispuso investigar los vínculos con el Partido Nacional (PN) de la fiscal Natalia Charquero, responsable de que se archivara la denuncia contra el ex intendente Carlos Moreira.

CA quedó aislado, porque el PN y el Partido Colorado (PC) hicieron saber que esa postura les parecía apresurada y excesiva. Además, la coalición de gobierno no cuenta con los tres quintos de componentes de cada cámara necesarios para remover a Díaz, pero sí tiene esa mayoría, con votos más que de sobra, la suma de las fuerzas políticas que rechazan el extremismo del partido de Manini (CA busca aprovechar esto, presentándose como el único que representa determinadas posiciones, pero esa es otra historia).

La bancada de diputados de Ciudadanos, el sector del PC liderado por Ernesto Talvi, dio a conocer su discrepancia con el decreto de Lacalle Pou para facilitar la residencia fiscal en Uruguay, señalando que no cumple con los estándares internacionales y que le puede traer problemas a nuestro país. El Frente Amplio (FA) también cuestiona ese decreto, y junto con Ciudadanos puede formar mayoría en la Cámara de Representantes.

El PN no quería aprobar en el Senado la Rendición de Cuentas correspondiente al último año de gobierno nacional del FA, pero el PC no estaba de acuerdo con la realización de ese duro gesto político, y los nacionalistas debieron avenirse a negociar otra salida, para evitar quedar en minoría contra los senadores colorados y frenteamplistas (no trascendió la posición de CA, que en este caso no habría tenido incidencia en el resultado de una votación).

En noviembre del año pasado, los socios del PN en la “coalición multicolor” anunciaron que apoyarían a Lacalle Pou en el balotaje antes de negociar el acuerdo llamado “Compromiso por el país”, en el que presentaron el máximo común denominador de sus programas (a costa de plantear objetivos vagos o muy generales en varias áreas).

Logrado el objetivo de ganarle al FA, hay discrepancias incluso en relación con la propuesta que parecía unir más a esa coalición: todos dijeron que había que reducir el gasto público, pero ahora nadie quiere que le recorten presupuesto al área del Estado que le tocó en el reparto (y no aparecen los presuntos despilfarros que, según los discursos de campaña, bastaba con eliminar para que los resultados fiscales se equilibraran).

Cada partido tiene su agenda, y se pueden formar alianzas distintas según el tema. Esto no es un problema, salvo para quienes desean que aumente y se profundice la confrontación entre dos bloques inconciliables, lo que sí sería muy perjudicial para el país.