Esta semana se produjeron lluvias de intensidad extraordinaria en el área metropolitana, que desbordaron la capacidad de los sistemas de drenaje pluvial y provocaron inundaciones.

De inmediato comenzaron polémicas muy politizadas que incluyeron planteamientos superficiales, sin una visión integral ni adecuado respaldo técnico. Pero estamos a tiempo de mejorar la calidad del intercambio y su aporte preventivo.

Parte de las controversias se refiere a un nuevo préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a la Intendencia de Montevideo (IM). La oposición departamental (sobre todo, la del Partido Nacional) alega que la IM “desvió” hacia el área de limpieza recursos que debían destinarse a saneamiento y drenaje pluvial, cuestiona que no haya negociado esto previamente con los ediles opositores y mantiene una negativa a aprobar el proyecto correspondiente, que requiere una mayoría especial en la Junta Departamental. Esta semana varios dirigentes alegaron que las inundaciones en Montevideo les daban la razón.

La cuestión no es tan simple. Montevideo planifica su saneamiento desde hace más de un siglo, pero las orientaciones han sido revisadas y modificadas con frecuencia, a partir de la experiencia y de avances en la comprensión de los procesos. En los últimos años, uno de esos avances destaca la importancia de la gestión de residuos para evitar problemas de saneamiento y de drenaje.

La conciencia de la relación entre estas áreas es una de las causas de que el Ministerio de Ambiente haya dado su visto bueno al plan de uso del préstamo del BID por parte de la IM. Al frente de ese ministerio está Adrián Peña, del Partido Colorado, y esto explica por qué ese partido tiene una posición más matizada en la materia que la de los nacionalistas.

Es legítimo y necesario discutir prioridades para el uso de recursos que no son infinitos, pero hay que hacerlo con una visión integral y actualizada de los problemas, y es deseable que la cuestión no se mezcle con otras que son estrictamente político-partidarias. Por ejemplo, si el interlocutor principal sobre estos temas con la IM deben ser los ediles de la oposición, las autoridades de los partidos que la integran, los ministros o Presidencia.

Por otra parte, la vulnerabilidad de algunos barrios a las inundaciones tiene que ver, como muchos otros de sus problemas, con procesos de asentamiento humano en zonas que no contaban con infraestructura, y que en algunos casos se caracterizan, precisamente, por ser inundables. El desarrollo urbano no se puede planificar por completo, y a menudo hay que afrontar lo imprevisto, pero ir detrás de los hechos consumados dista de ser la opción más racional y eficiente.

Además, está el cambio climático. Sobre él se ha aprendido mucho en las últimas décadas, pero no es previsible a largo plazo, entre otras cosas porque dependerá de lo que la humanidad haga al respecto. En esta edición informamos sobre avances, proyectos e incertidumbres para la adaptación de Montevideo: es el tipo de insumos necesario para encauzar mejor las aguas y los debates.