Deporte
En partidos que son largos, tan largos como disímiles, que se juegan aquí y allá, con estos y aquellos, es difícil desentrañar los efectos de un empate en la mitad exacta de la competencia. Seguramente, aquel que lo consigue lejos de casa y con un gol de visitante que tiene el mismo valor virtual de un bono de la Bolsa de Valores, experimente una sensación ligeramente menos nerviosa o ansiosa que su rival. Lo cierto es que, más allá de ese hipotético valor de la localía, que nos hace sentir, pensar y razonar que hay colectivos que juegan mejor aquí o allá, con más gritos o menos gritos, ambos equipos se fueron al entretiempo de este partido extenso con las mismas expectativas de seguir adelante, con los mismos temores de no poder atravesar esta nueva valla de la competencia.