El déficit fiscal, que ronda el 4% del Producto Interno Bruto (PIB), está generando “alarma y preocupación” y dicha cifra evidencia que el gobierno, liderado por Luis Lacalle Pou, “fracasó” en materia económica al prometer en 2019 que sería uno de sus principales objetivos reducirlo con un ahorro de 900 millones de dólares en las arcas públicas, dijeron a la diaria el senador por el Frente Amplio (FA) Mario Bergara y el doctor en economía por la Universidad Autónoma de Madrid Gonzalo Zunino.

“El país tiene un déficit que es elevado. Esos números no son confortables, no son compatibles con una trayectoria sostenible de la deuda y sobre todo presentan una tendencia que es preocupante. Este gobierno tiene una deuda importante, arrancó con ese problema, no lo solucionó y va a terminar con una situación más grave”, dijo Zunino, quien además es el director del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve).

Por su parte, Bergara, quien integra la Comisión de Hacienda del Senado y fue ministro de Economía entre 2013 y 2015, consideró que el gobierno “está fracasando” porque deja una “situación fiscal más comprometida de la que había en 2019”.

“Esto va a perturbar al próximo gobierno, que evidentemente va a recibir una herencia aún más pesada, con escasísimos márgenes de maniobra, que son tan necesarios en algunos casos para recomponer presupuestos de servicios esenciales, que este gobierno ha deteriorado, como la salud, la educación, las políticas sociales”, afirmó.

El 11 de noviembre, la Confederación de Cámaras Empresariales advirtió, en un balance del año al que tuvo acceso la diaria, que el déficit fiscal está igual que en 2019, “pero con mayor nivel de deuda pública”: 68%. La situación fiscal no tiene “mucho margen de maniobra”, remarca el informe, aunque aclara que el “riesgo país” se sitúa en “mínimos históricos”.

Desde el oficialismo, el senador y economista Sergio Botana dijo a la diaria que la situación no es idéntica a la que se heredó del Frente Amplio, ya que el déficit “todavía tiene una diferencia” y no se debe a una “dilapidación de recursos” o un “gasto irresponsable” como en el gobierno anterior.

Según un estudio realizado por Cinve en noviembre de este año, desde los últimos meses de 2022, se ha asistido a un “persistente aumento del déficit fiscal”, lo que implica un incremento del resultado deficitario en el entorno de los 1.000 millones de dólares.

Por su parte, el Ministerio de Economía y Finanzas dijo el 31 de octubre que el déficit fiscal fue de 4,3% del PIB en los 12 meses cerrados a setiembre y empeoró respecto al mes anterior (había sido de 4%).

Estos datos demuestran que el gobierno no logró frenar el déficit, como lo planteó en el programa de gobierno que presentó Lacalle Pou en 2019. Allí se afirmaba que Uruguay tiene “el déficit fiscal más alto de los últimos treinta años y un crecimiento de la deuda que se ha vuelto insostenible”.

“El problema central detrás del déficit es el despilfarro del gobierno. Mientras no se frene el gasto no vamos a poder darles competitividad a las empresas. En el primer año de gobierno podemos ahorrar 900 millones de dólares”, dijo la actual ministra de Economía, Azucena Arbeleche, el 4 de setiembre de 2019.

“Contabilidad creativa”

El economista Gonzalo Zunino alertó que el gobierno ha utilizado mecanismos contables que dificultan “aún más” la situación fiscal.

“A pesar de la regla fiscal que el gobierno se autoimpuso, que en su momento pareció una señal de prudencia fiscal positiva, pero que evidentemente tenía debilidades que fueron advertidas en su momento, ha generado mecanismos que no lograron contener el gasto y que además favorecieron lo que en general se denomina como contabilidad creativa”, afirmó.

Explicó que esta situación se debe a que el gobierno usó recursos que “generan gasto hoy”, pero que permiten ser “registrados hacia el futuro”, “con lo cual hay toda una ejecución que hoy no está contemplada dentro de esos cuatro puntos de déficit y que complica aún más la situación fiscal”.

Con un análisis semejante, Bergara dijo que “los resultados hablan por sí solos” a pesar de que la situación en parte se debe a la sequía, la pandemia y el contexto en el que se encuentra Argentina.

“El deterioro fiscal no es de un día para el otro, ya lleva un buen tiempo [...] además va a perturbar al próximo gobierno, que evidentemente va a recibir una herencia aún más pesada, con escasísimos márgenes de maniobra”, agregó.

Sin embargo, Zunino dijo que a pesar de que la situación tiene que ser “corregida”, hay que “quitar el alarmismo”.

Postura oficialista

Con una mirada diferente, Botana afirmó, en diálogo con este diario, que al contrario de lo que dicen las cámaras empresariales y algunos estudios económicos, “el déficit fiscal no es el mismo que recibió este gobierno”.

“Si bien ha tenido un crecimiento en el último período, todavía no alcanza los parámetros de 2019”, dijo Botana, quien integra la Comisión de Hacienda del Senado.

Sostuvo que el déficit no es ocasionado por un “gasto irresponsable”, sino que se generó por “recortes” de algunos impuestos, por la caída de los precios internacionales de algunos de los productos que el país exporta y por las compras que realizan uruguayos durante viajes en el exterior, sobre todo en Argentina.

“De cualquier modo, la situación obviamente preocupa, nos preocupó durante la Rendición de Cuentas y sigue alertando al gobierno en todos los momentos. La única manera de acomodar la situación es a través de la baja de los costos productivos para generar una economía más competitiva”, agregó.

Políticas de Milei pueden “presionar” a la inflación de Uruguay

El economista Gonzalo Zunino alertó que las políticas económicas que impulsó en los últimos días el presidente argentino, Javier Milei, podrían “presionar” a la inflación de Uruguay.

“Si se concreta un escenario en el que Argentina realiza correcciones de forma no caótica, es probable que el encarecimiento de ese país empiece a presionar incluso sobre la inflación en Uruguay. Argentina hasta ahora estaba siendo una fuente de presión a la baja sobre la inflación en Uruguay. Si eso se revierte en el futuro, probablemente vamos a empezar a importar inflación en lugar de deflación desde Argentina”, afirmó.

Por otro lado, sostuvo que hacia el año que viene, Argentina podría empezar a tener un proceso de inflación en dólares, lo que haría que la competitividad de Uruguay comience a ser “un poco más razonable”, evitando la “fuga de consumo” que actualmente se observa.