A partir de hoy, Marcelo Metediera es el intendente de Canelones. El jefe comunal, Yamandú Orsi, se tomará licencia hasta febrero y, luego de unos días, volverá a irse para dedicarse de lleno a su campaña como precandidato a la interna del Frente Amplio (FA). Metediera, que se desempeñaba hasta ahora como prosecretario de la comuna, integra el Partido Comunista del Uruguay (PCU), sector que apoya la precandidatura de la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, situación que -insiste- no le genera “ningún conflicto” porque hay “madurez política” en un FA que ha “aprendido”. De esto, las perspectivas políticas del PCU en Canelones y las obras viales pendientes charló en entrevista con la diaria.

¿Cómo evaluás estos últimos años en la Intendencia de Canelones (IC), sobre todo, este último período?

Este último período ha sido de mucho trabajo, de mucha articulación política, porque tengamos en cuenta que en el caso de Canelones tuvimos que pasar por la aprobación de dos fideicomisos para poder ejecutar un plus de obras de infraestructura y tener la tranquilidad de poder llevar adelante los planes que estamos haciendo vinculados al tema de gestión ambiental, reciclaje, compostaje, contenedores domiciliarios. Eso llevó a dar algunos debates de la Junta Departamental. Al principio del año, con el primer fideicomiso en discusión, desde Presidencia mandaron a no votar y a no acompañar el fideicomiso en Canelones, algo similar a lo que pasó en Montevideo con el tema del saneamiento. Hoy todas las direcciones de la intendencia tienen el presupuesto ya resuelto, pero el fideicomiso nos ha permitido tener un plus de obras y de infraestructura.

Los fideicomisos también llevaron su trabajo político para conseguir el voto que les faltaba para aprobarlo.

Exacto, porque vos tenés que tener mayorías especiales para el fideicomiso, pero en los dos casos, por distintos motivos o con distintos apoyos, se consiguieron esos votos y se pudieron llevar adelante, pero con el orden financiero que la IC tiene y con la espalda suficiente para hacerles frente a esos pagos posteriores.

¿Y cómo pensás que habla del FA en Canelones?

Tal vez si lo comparás con lo que pasa en la Junta de Montevideo, el de Canelones parece ser un FA que tiene mejor vínculo con la oposición. Hubo un trabajo político hecho en el territorio que implicó procesar un diálogo con los municipios que después no se reflejó en la Junta por orden de Presidencia, porque los ediles de la Junta Departamental estaban predispuestos a votarlo y algún edil en las dos oportunidades entendió que esto que estábamos planteando era válido, tenía sustento y acompañó con el voto, pero hubo ediles que hicieron declaraciones públicas a medios de prensa, y alguno llegó a decirnos “nos pasaron con los tanques por arriba”.

Antes de pasar a tu rol de prosecretario fuiste director de Transporte y Tránsito de la IC y tuviste muchos encuentros con el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), pero hay dos obras puntuales a las que les diste importancia: la autopista para conectar la ruta Interbalnearia con la ruta 8 y, por otro lado, el llamado “tren de la costa”. ¿En qué está eso?

En el tema de la autopista, Canelones lo que plantea es que tenés dos patas. Una, que hace a lo que es la seguridad vial, es un tramo complejo. La otra pata es el ordenamiento territorial que tiene que ver con la urbanización. Justo pasa también en el límite entre los barrios privados y la parte urbanizada, también planteamos ahí una cuestión de que no puede haber segregación territorial y social, tiene que haber conexión, las calles deben conectar un barrio con el otro, y después tenemos la parte del ordenamiento territorial vinculado a lo ambiental, porque pasan por la cuenca de la laguna del Cisne, donde toca una zona cautelada, ahí es donde nosotros decimos “acá no estamos de acuerdo”. Respecto al tren de la costa, estuvimos reunidos con las dos empresas constructoras que vienen a intercambiar con el proyecto arriba de la mesa, cosa que no hizo el MTOP. Hoy lo que está planteado, y lo ratificaron en la reunión, es una frecuencia de 15 minutos con entre cuatro y cinco minutos de demora, no más. Si vos no complementás el tren con ómnibus, la oferta que va a haber es menor a la demanda de hoy y eso lo tiene que contemplar el transporte público. Todo eso tiene que tener un análisis para que sea un servicio que a la gente realmente le sirva y no sea algo que fracase, tenemos que lograr consolidar que efectivamente la gente deje el auto y se suba al tren o al ómnibus.

En esto del ordenamiento territorial, hablabas del tema de los barrios privados; ustedes quieren evitar la segregación territorial, pero en los últimos años se ha dado una concentración importante de barrios privados en Canelones.

Nosotros tenemos planes de ordenamiento que determinan la posibilidad de los usos del suelo, las zonas logísticas, las zonas productivas, la cuenca lechera, la zona industrial y también la zona donde están los barrios privados. Eso está trabajado desde el ordenamiento territorial, cumple con las reglas normativas que habilitan o prohíben ese tipo de de emprendimientos. En Canelones existen y convivimos con ellos.

¿Cómo se tomó la decisión de que pases a ser el prosecretario de la intendencia y ser quien va a quedar en lugar de Orsi cuando se tome la licencia definitiva para dedicarse a la campaña?

Eso fue algo que acordamos con el intendente Orsi y claramente hay una etapa de trabajo que llevar adelante, una especie de transición, no por la cuestión de la gestión como tal, sino que yo trabajaba más en los temas territoriales y hoy tengo que abordar los temas productivos, sociales, culturales, institucionales, entonces acordamos este tiempo previo para poder tener las reuniones que estoy teniendo con todos los equipos de la intendencia.

¿Te genera un conflicto de interés ser suplente de un precandidato y que tu sector, el PCU, apoye a otra precandidata?

No genera conflicto porque tenemos madurez política. Primero, hay confianza personal, confianza de gestión. Me ha tocado en varias instancias estar defendiendo algunas cuestiones con las que por ahí no estaba demasiado de acuerdo, pero las cosas las discutimos adentro y después salimos todos juntos o convencidos de lo que hay que hacer. Además, de parte nuestra está la responsabilidad política de abordar este proceso en esas condiciones; no voy a negar las definiciones partidarias que tenemos, pero creo que se puede convivir sin problema. No podemos caer en necedades, caprichos e infantilismos que a veces nos dominan. Acá hay un proyecto que es mayor, que es el Frente Amplio, y es tratar de transformar la sociedad y que la gente tenga una mejor forma de vivir. Ese es el objetivo y si eso no te ayuda a conducir esas tensiones momentáneas, entonces no hemos aprendido.

En el PCU, para Canelones, ¿hay una estrategia, un marco de alianzas pensado?

Lo que hicimos fue definir, entre otras cosas, que el Espacio Democrático Avanzado o el Espacio 1001 va a tener una representación seguramente, va a aportar algún nombre para las elecciones de mayo, que todavía falta, y va a definirse en un proceso.

¿Se maneja tu nombre?

Se manejan varios nombres, pero todavía estamos lejos de eso. Recién en diciembre o enero del año que viene vamos a tener una conferencia departamental donde vamos a bajar martillo al programa para Canelones, a los nombres concretos para las posibles candidaturas de camaradas a la intendencia.

¿Es un diálogo que hay que tener con lo que va a pasar departamentalmente en Montevideo?

Si el PCU lleva un candidato a la IC, no lleva uno en Montevideo, o viceversa. Eso es parte de las discusiones de acuerdos políticos, que no le vamos a rehuir. Me parece natural que se discuta y se busquen equilibrios. También las elecciones internas van a marcar un escenario que se va a reforzar, potenciar o disminuir con lo que pase en octubre y recién después de ahí podés llegar a analizar lo que pueda conformarse para las intendencias, pero siempre están arriba de la mesa las intendencias, las juntas, el Parlamento, los municipios. Todo tiene que ver con todo y depende de las definiciones de cada sector.

¿Hay alguna autocrítica que haga el PCU de estas gestiones del FA en la Intendencia de Canelones?

Nosotros acompañamos el proceso que se ha llevado adelante, somos parte del proceso. Pasa que una cosa es ser parte del equipo de gobierno y otra es ser parte de la conducción. Somos parte del equipo de gobierno, conducimos la Dirección de Tránsito, gobiernos locales y ahí aportamos lo nuestro. No éramos parte de lleno de la conducción política concreta, entonces acompañamos los procesos, estamos en eso y ahora nos toca asumir la conducción y estar en otra instancia, claramente con los énfasis que uno pueda tener. Capaz que hay algunos temas que me gustaría abordar un poco más.

¿Como cuáles?

En lo personal, memoria reciente, ambiente y discapacidad son algunos temas que obviamente me llevan a poner el foco un poco más, pero quizá por una iniciativa personal y colectiva partidaria, pero no por diferenciarse con lo hecho, sino ver dónde están los énfasis nuestros.

¿Cuáles son las alianzas que tejió y que espera tejer también el PCU?

En la Conferencia Departamental de agosto se definieron los lineamientos que comentaba recién, pero también hablar con todos los espacios políticos, con todos los sectores. A nosotros nos consta que va a haber sectores que entienden que una vez que estén definidas las candidaturas a presidente o presidenta para octubre, se baraja y se da de vuelta. Hoy estamos abiertos a trabajar con todos los espacios políticos y claramente tenemos mayor cercanía con aquellos que ya hemos construido.

¿Cuáles son?

El Partido Socialista, el PVP [Partido por la Victoria del Pueblo], la 2040, las listas 5005 y 60009, es un espacio de Canelones que no tiene por qué ser igual que en Montevideo.

A nivel nacional, ¿qué rol te imaginás que va a tener el plebiscito contra la reforma de la seguridad social en la campaña?

Primero, no me asusta. El debate político, social y las peleas te van a dejar aprendizajes, y cuando lo que está arriba de la mesa es nada más que el futuro de los trabajadores, no tengo miedo a dar esos debates. Claramente va a traer alguna distracción quizás en el foco. Pasa siempre con la derecha, que busca los lugares donde puede hacer mella, a veces para las discusiones internas, a veces hacia afuera. Te buscan esos huecos, pero cuando tenés por delante una transformación social de la que estás convencido, las cosas que afectan esa transformación social hay que pelearlas. Entonces, desde mi opinión, el plebiscito nos permite dar un debate. Eso debería llevarse sin traumas, después la gente define con el voto qué es lo que entiende mejor. No debería ser un problema.

¿Qué te pareció la definición de Carolina Cosse de firmar para habilitar el proceso democrático, pero no hablar del contenido de la papeleta?

El FA ha tenido en este último tiempo una madurez brutal. La resolución del plenario, donde se dejó en libertad de acción a los frenteamplistas, habla de una madurez importante y hay varias compañeras y compañeros que entienden que los caminos son distintos. Todos coincidimos en que hay que modificar esta reforma jubilatoria, después cada uno estará más convencido o menos convencido respecto al camino. La firma, además, es decir mucho, porque también estoy de alguna manera avalando este proceso y el debate. Me parece que no debería haber conflicto.

¿Con qué Uruguay creés que se va a encontrar el FA en 2025 si es que gana el gobierno nacional?

Nos vamos a encontrar con un estado de situación económica de la gente muy similar a lo que nos encontramos en 2005. Digo similar y no igual porque si no es igual, es producto de las reformas estructurales que el FA ha llevado adelante en los períodos de gobierno anteriores, que no han permitido que eso sea así. Tendremos que recomponer la confianza entre la sociedad y la política; las cuestiones de corrupción que ha habido han dejado su huella. Todas estas cosas generan un escenario distinto, pero en términos económicos y sociales, creo que va a haber mucho para hacer.