El expresidente de Antel y actual precandidato del Partido Colorado (PC) Gabriel Gurméndez se define como una persona “procompetencia” y cree que hay “monopolios y privilegios corporativos”–estatales, privados y sindicales– que “secuestran el interés general de las personas”.

Gurméndez dice que su precandidatura viene a ocupar el “espacio liberal” del partido, una vertiente que en su momento representó Jorge Batlle, y aclara que esa concepción no sólo la entiende en el plano económico, sino en “su extensión imaginable”.

En entrevista con la diaria defiende el rol que jugó el PC en la coalición, y sostiene que con su precandidatura se propone “acelerar los cambios” y buscar “ir más rápido en las reformas de la economía, del Estado y en materia de desregulación”.

Esta semana el senador Adrián Peña se sumó a otras voces en el PC que piensan que la elección se va a polarizar entre Tabaré Viera y Robert Silva. ¿Sentís que tenés una estructura que puede competir con Ciudadanos o Batllistas, que ya vienen con el ruedo de la campaña anterior?

La pelota recién empezó a rodar y hay gente que, poco menos, está pidiendo que el partido ya termine. Esto es una interna, acá deciden los ciudadanos. Habrá algún dirigente que expresará su deseo de cómo quiere que sean las cosas, pero no es lo que ellos quieren, sino lo que los votantes y los ciudadanos quieren. Esto recién ha empezado y, si en esos comentarios se hablaba de estructura, nosotros el sábado pasado, en un encuentro interno, precisamente exhibimos una estructura nacional que es muy robusta. Nacimos hace pocos meses y nuestro sector se ha nutrido precisamente de lo que era la estructura de la Lista 15, de desprendimientos de Batllistas y Ciudadanos y de dirigentes que eran de Vamos Uruguay. No hay ningún sector que pueda exhibir esta expresión del PC en sí mismo y esa es nuestra fortaleza.

¿No se corre el riesgo con seis candidaturas de que algunas despeguen y otras no?

Lo decidirán los votantes. Nosotros marcamos una diferencia dentro del PC respecto de los demás sectores. Con claridad tenemos un perfil distinto. Primero, somos efectivamente el sector que se nutre de vertientes y sensibilidades de todo el partido. Esa es una gran fortaleza. Segundo, tenemos un aire de renovación y un perfil que se diferencia. Claramente, no somos más de lo mismo, no estamos ofreciendo más de lo mismo. Queremos consolidarnos como la opción seria de gobierno.

¿Cuál sería la diferencia respecto de los otros sectores?

Provenimos de una concepción muy clara de lo que es la esencia del PC, que es el principio de la libertad. Vamos a ocupar el espacio liberal, que naturalmente es de donde yo provengo, trabajando desde muy joven al lado de Jorge Batlle. Estamos marcando ese perfil diferente respecto de nuestra concepción en materia de la libertad, no solamente en el tema económico, sino en toda su extensión imaginable; particularmente, estamos poniendo un énfasis en esa visión de Estado. Queremos que sea un Estado ágil, que no esté donde no tenga que estar, que no despilfarre ni gaste en aquellas cosas que no son esenciales a su quehacer. Queremos un Estado que esté realmente en los lugares donde tiene ese papel para jugar en términos de igualar para arriba, es decir, en algunos temas sensibles, por ejemplo, el de las desventajas de la primera edad en materia infantil o en temas de seguridad, que son lugares donde queremos Estado en su expresión de justicia y de ejercicio de esa autoridad. Pero especialmente nosotros tenemos la concepción de que Uruguay tiene que superar definitivamente ese crecimiento económico muy lento, crónico, y tiene que despegar. Para eso, creemos que hay que animarse a ir por este camino, particularmente el de una economía muy competitiva. Hay trabas, normas, regulaciones y monopolios que nos están asfixiando y atando para ese despegue económico.

¿Proponés eliminar todos los monopolios de las empresas públicas, por ejemplo?

Hemos propuesto la desmonopolización de los combustibles y de la cadena de distribución. Eso ya es una propuesta que hemos hecho públicamente y vamos a proseguir por ese camino, porque creemos que hay mucho para avanzar por allí. Hay monopolios y privilegios corporativos, que a veces son estatales, pero a veces son privados y sindicales. Secuestran el interés general de las personas, es decir, se está sacrificando muchas veces el bienestar de la gente por intereses especiales de grupos de poder. Nosotros vamos a poner a la persona y a sus posibilidades de desarrollo, crecimiento, trabajo y vida en el centro de nuestra acción. Esa es nuestra concepción de una economía; para que la economía uruguaya despegue, tiene que ser competitiva. Yo soy pro competencia, lo he sido en mis gestiones en el sector público, y creo que la única manera de ser competitivos afuera, es si somos competitivos adentro.

Cuando decís que hay privilegios corporativos privados, ¿a cuáles te referís concretamente?

A veces hay ciertas regulaciones que pueden favorecer a algunos sectores. Por ejemplo, pueden ser importadores. Notoriamente hay ciertos productos que están muy caros en Uruguay, entonces creo que hay que atacar regulaciones que encarecen productos para la vida de todos los uruguayos. Se han olvidado del individuo y de su bienestar. A veces el estado de bienestar se ha transformado en el bienestar del Estado, pero creo que hay mucho para hacer en materia de superar trabas burocráticas y regulatorias. Te digo una, por ejemplo, que por suerte no ocurrió. Esa vocación de generar normas puso en riesgo que los uruguayos pudiéramos disfrutar de Spotify. No podemos ir contra el mundo. Hay un proyecto de ley que claramente yo no comparto, que pretende ir contra Airbnb.

Que promueve el ministro de Turismo, Tabaré Viera, uno de los precandidatos colorados.

Sí, es una visión equivocada de lo que está ocurriendo en el mundo. La tecnología está transversalmente cambiando los modelos de actividades, negocios y la forma de trabajar. Entonces, se trata de aprovechar las oportunidades que ese nuevo mundo da y no de tratar de ponerle un freno a lo que está ocurriendo. Cuando uno escucha estas cosas tan contrarias al sentido del mundo, como tratar de trancar Airbnb, me parece que no nos estamos dando cuenta de que estamos yendo contra el interés de la economía, contra el propio turismo, contra una cantidad de pequeños propietarios que también tienen un negocio de esa actividad y que son emprendedores. El espíritu de emprendimiento, liberar de trabas a aquellos que pretenden emprender, que es la única manera de generar riqueza, es una marca de nuestro discurso.

Ocupaste la presidencia de Antel y la cartera de Transporte y Obras Públicas durante la presidencia de Jorge Batlle. Además de tu concepción sobre el rol del Estado, ¿qué otras ideas compartías con él?

Jorge Batlle nos enseñó a quienes estuvimos al lado de él desde jóvenes a tener una obsesión por el futuro, a estar permanentemente en esa actitud de cuestionar y buscar una solución que se adapte a las realidades del mundo. Ese es el mensaje más fuerte de ese mandato. Hacer esas cosas que hoy el mundo está reclamando y dar respuestas. En materia de empresas públicas, particularmente, hemos visto esta mirada procompetencia. Los uruguayos están mejor porque se desmonopolizaron los seguros; los uruguayos están mejor porque se desmonopolizaron las telecomunicaciones; los uruguayos incluso están mejor porque en algún momento se perdió hasta el monopolio de Conaprole. Y hoy los uruguayos tienen una oferta enorme de productos lácteos y Conaprole sigue siendo una empresa que está todavía más fuerte que antes. Es decir, que el mandato de crecer hacia afuera, de la economía abierta, competitiva, que favorezca el espíritu de emprendimiento, que es el que genera riqueza –el Estado no genera riqueza–, son concepciones que nosotros tenemos y que eran parte de su forma de pensar.

¿Por qué te fuiste de la política partidaria después de 2004?

Alterné mi vida en términos de actividad pública y privada. Naturalmente, hay distintas razones. Hay momentos en los que uno tiene que hacerse cargo de la economía de la familia –yo siempre he vivido de mi trabajo–, y las circunstancias políticas también determinaron que había momentos para estar y otros momentos para no estar. Ahí hay un diferencial respecto de nuestra candidatura. El conocer el mundo de la actividad privada, empresarial, saber lo que significa tropezarse, arriesgar, invertir, trabajar con gente. Conocer ese mundo que yo llamo real, fuera del Estado, es un gran diferencial. Siempre que fui convocado para asumir una responsabilidad política o de gobierno en momentos difíciles, como fueron los 90, 2002 o ahora. En su momento me convocó Jorge Batlle, en plena crisis, y ahora en esta última etapa, cuando estábamos en plena crisis de la pandemia, me convocó el presidente Luis Lacalle Pou, y mi compromiso siempre fue, cuando hubo que tomar la decisión, de optar por lo público. Y creo que de alguna manera es lo que estoy haciendo hoy, en las que sentí que el PC estaba en su hora más difícil y me pareció que reclamaban el compromiso y el esfuerzo.

¿Qué diagnóstico hacés de la situación actual del PC y los números que marcan las encuestas?

Estamos en una etapa muy primaria de la decisión de los ciudadanos y el PC tiene que mostrar dónde está su impronta y su diferencial. Yo considero que el partido, y es lo que estoy haciendo, debe marcar una impronta de posicionamiento político y pensamiento económico que realmente marque el diferencial. Nosotros somos la opción del PC que tiene la visión para poder hacer una diferencia. Para que el ciudadano tenga una preferencia, el PC debe marcar claramente su impronta y su perfil.

¿Sentís que lo hizo durante este período de gobierno? El historiador Gerardo Caetano analizaba hace ya un tiempo en una entrevista con Búsqueda que el PC no se estaba desmarcando del Partido Nacional y le dejaba ese rol a Cabildo Abierto, lo que a su entender era una estrategia suicida.

El PC integró una coalición que se genera a partir de coincidencias con los demás partidos sobre una serie de propuestas. En esa acción en la que coincidimos no podemos marcar perfiles distintos. Nuestra responsabilidad y vocación de gobierno era llevar adelante las cosas con las que nos habíamos comprometido. Entre ellas, reformas que eran ineludibles, como la de seguridad social, el inicio de la reforma de la educación y acciones de gobierno que tenían que ver con la generación de nuevos puestos de trabajo, el control del gasto, el manejo responsable de las empresas públicas, el control de la inflación y la búsqueda de la recomposición de la infraestructura y de la apertura comercial. Dentro de una coalición la primera cosa es tratar de cumplir los objetivos comunes. Ahora estamos en otro tiempo, ahora viene el tiempo de marcar los perfiles diferenciales para que la nueva coalición tenga el énfasis nuestro, la impronta nuestra y el carácter nuestro.

¿Qué sentís que le faltó a esta coalición?

Uno nunca puede estar satisfecho. Es indudable que no se pudieron cumplir todos los planes, que hubo situaciones complejas que afectaron, pero si uno hace la lista de los temas que había que hacer, se puede decir que se llevaron adelante. Nuestra impronta y énfasis lo estamos poniendo en que hay que acelerar los cambios, que se debe ir más rápido en las reformas de la economía, del Estado, en materia de desregulación. En ese camino debemos poner mucho más velocidad para que la economía uruguaya despegue.

En materia internacional, ¿cómo estás viendo al gobierno de Javier Milei en Argentina? ¿Destacás alguna de las medidas que ha implementado?

Los argentinos han elegido a Milei. Yo pretendo ser presidente de los uruguayos, entonces miro el gobierno de Javier Milei desde lo que es el interés propio de los uruguayos. Desde esa perspectiva, a nosotros el modelo kirchnerista nos hizo mucho daño y desde el primer momento manifesté que creía que con esa concepción más abierta del comercio internacional, que encarnaba Milei, los intereses de Uruguay iban a mejorar. La decisión del dragado del canal de acceso al puerto de Montevideo en ese sentido es positiva y nos da una señal fuerte. Un gobierno cortaba puentes, este gobierno permite canales. Notoriamente, las medidas económicas que se están tomando en Argentina ya están permitiendo reducir la brecha de precios que tanto afectaba el comercio del litoral uruguayo con Argentina o el turismo. Argentina votó fundamentalmente por el agotamiento de un modelo populista que les hizo creer a los argentinos que el Estado podía resolver su futuro, y llegó un momento en que ese Estado quedó agotado y los argentinos rechazaron eso y buscaron una alternativa. El gobierno de Milei tendrá ahora que demostrar en los hechos que las medidas que propone son buenas para la economía argentina, y yo coincido con muchas. También es cierto que en Argentina había un daño tan grande hecho y que muchas de las situaciones que se están tratando de resolver afortunadamente no son ni cerca de las que existen en Uruguay.

¿Con qué medidas económicas coincidís?

El camino de la desregulación me parece que es un camino acertado para liberar una economía que estaba ahogada y asfixiada.