Con incógnitas que poco a poco se han ido despejando, la cancillería uruguaya intenta tener claro el panorama de los efectos de las medidas arancelarias anunciadas por el gobierno de Donald Trump. Está confirmado que el arancel del 10% se aplica también a las cuotas que hoy ingresan con arancel cero, que la pausa de 90 días en las disposiciones estadounidenses no aplica para Uruguay, y que si bien productos uruguayos importantes como la madera y los farmacéuticos están excluidos de la suba arancelaria, todavía hay margen para que Estados Unidos revierta esta decisión si existen presiones internas. la diaria conversó con Valeria Csukasi, subsecretaria de Relaciones Exteriores, sobre el armado del puzle informativo tras el primer anuncio de Trump y sobre el balance preliminar de las consecuencias de estas acciones para la producción uruguaya y para las reglas de juego del comercio internacional.

En los próximos días la cancillería va a entregar un informe a los ministros sobre las medidas de Trump. ¿Cuál es el análisis preliminar que hacen?

La primera conclusión que sacamos, en coincidencia absoluta entre todos los ministerios, es que no hay que arriesgar conclusiones demasiado temprano porque la situación todavía es cambiante. Empezamos con una primera idea de que Uruguay no iba a tener aranceles extra porque no era uno de los 15 que “se portaban mal”, como se rumoreaba que Estados Unidos iba a penalizar. Después encontramos que a Uruguay se le aplica, igual que a la mayor parte de los países del mundo, un 10% de arancel. Después teníamos la duda de cómo se aplicaba ese arancel a los productos de Uruguay porque no teníamos la información de los productos excluidos. Al día siguiente nos enteramos de que la madera no estaba incluida entre los productos que tenían ese 10% de arancel, pero puede venir después. Entonces, la realidad es que hacer análisis muy precipitados o muy terminantes en este escenario no es lo más indicado porque nos llevaría a tomar decisiones incorrectas. Por lo tanto, por ahora lo que estamos haciendo es un monitoreo permanente, tratando de esperar a que se estabilice la situación en los próximos días para determinar realmente cuál va a ser la política arancelaria que va a aplicar Estados Unidos, a quién, y cuáles van a ser las medidas que tomen algunas de las contrapartes que son relevantes también para Uruguay, porque son mercados a los que les exportamos.

Sobre esa base, antes del 28 o 29 de abril cuando se reúna nuevamente la Ciacex [Comisión Interministerial para Asuntos de Comercio Exterior], la idea es presentar las conclusiones, no un informe sino una presentación oral explicando cuáles son los impactos en los productos, qué productos quedan incluidos y cuáles no, cuánto son los aranceles, de qué porcentaje de exportaciones estamos hablando, qué mercados existen para esos mismos productos. En algunos casos un 10% puede ser muy complicado, como en el de la miel; en otros casos, como el de la carne, si bien dificulta la operativa, no la impide, entonces dejás de ganar.

Decías que la madera está excluida, pero que eventualmente eso podría revisarse...

Claro, porque, en realidad, hay varios productos sobre los que Estados Unidos está investigando la situación a la interna, a ver qué tipo de competencia enfrentan. Nosotros le vendemos a Estados Unidos lo mismo que Estados Unidos produce. Entonces, siempre están los lobbies productores domésticos estadounidenses que lo que quieren es protegerse frente a la competencia de otros países. En el caso de la madera, si bien la necesitan para mantener el sector de la construcción vivo, puede haber pedidos internos de utilizar la madera estadounidense y no la uruguaya. Entonces, estamos monitoreando a ver si está excluida porque no quieren afectar al sector de la construcción, o si está excluida porque todavía está la posibilidad de que, como el aluminio y el acero, la madera tenga un tratamiento diferente. En la misma situación están los productos farmacéuticos.

Parece un tanto caótica esta serie de anuncios, esta incertidumbre; ¿hay algún interlocutor dentro del gobierno estadounidense que sea fiable, del que reciban información?

Por ahora estamos canalizando todas nuestras consultas a través de la embajada en Washington, porque lo que hacemos es pedirle a nuestra gente allá, que ya tiene sus canales normales y tradicionales y de mucho tiempo, que nos vaya averiguando ciertas dudas. En algunos casos también las consultas se han podido hacer a la embajada de Estados Unidos acá en Montevideo. Lo estamos manejando así, todavía no hemos intentado hacer gestiones a otro nivel. No porque pensemos que no haya que hacerlas, sino sencillamente porque hay muchos otros países que están ya gestionando reuniones y esos son mayoritariamente los que tuvieron aranceles superiores al 10%, que tienen un tratamiento muy diferencial, entonces creo que esa es la prioridad también para Estados Unidos.

¿En el gobierno van a analizar algún tipo de medida para tratar de apoyar a los sectores más afectados, por ejemplo, la miel?

Todavía no se ha planteado, me imagino que ese es el tipo de discusión que tendrán que tener los y las ministras. Ahí hay competencias diferentes: si estamos hablando de apoyo a la producción doméstica, pasará más por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y la propuesta que pueda traer... Eso viene para las próximas semanas, tendrá que ver con la discusión que puedan tener a nivel ministerial.

¿Cómo evalúan las reacciones de otros mercados que son importantes para Uruguay respecto de los aranceles de Trump, como China y la Unión Europea?

Nosotros estamos siguiendo con atención porque entendemos que, más allá de la situación bilateral que se dé entre esos mercados y Estados Unidos, hay elementos de afectación de precios, de dificultades o facilidades para exportar. En esos casos estamos esperando a ver cómo se estabiliza y cómo queda esa relación más allá de estos anuncios iniciales de subas mutuas de aranceles o de medidas de un lado y del otro. Hay que estar atentos a los efectos inflacionarios domésticos, a los cambios de patrones de consumo. Nada quita que mañana alguna decisión impacte en Uruguay; no parece ser el caso por ahora, pero hay que estar muy atentos.

¿Te parece correcta esa lectura de que en términos relativos Uruguay puede llegar a verse beneficiado con esta situación, porque se le fijaron aranceles más bajos que a otros países?

A mí me cuesta decir eso porque la experiencia nos indica que incluso el beneficio temporal queda inmediatamente absorbido por un golpe. Entonces, capaz que se dan algunas oportunidades que el sector privado puede aprovechar. Desde el sector público, lo que creo es que esto es más complicado para nosotros que otra cosa. Si después aparecen oportunidades de negocios, bueno, se aprovecharán momentáneamente, pero esto no es sostenible en el tiempo. Entonces, son ganancias que, como mucho, serán ultralimitadas, pero nunca van a ser ganancias de largo plazo.

Trump dejó la puerta abierta a que los países negocien con Estados Unidos para modificar las medidas. Uruguay no ha dado ese paso, ¿por qué? ¿Lo descartan a futuro?

Primero, porque estábamos tratando de entender la situación, y segundo, porque eso es una decisión que tiene que tomar el gabinete de ministros y te diría que en consulta con el presidente. La idea de todo este proceso que estamos haciendo a nivel técnico es poder elevar algunas consideraciones iniciales que nos permitan entender en qué situación estamos, qué tan mal quedamos en comparación a como estábamos antes, y que se tome ahí la decisión de qué involucramiento de alto nivel se inicia con Estados Unidos.

Sos diplomática de carrera desde hace más de 20 años, ¿cómo tomás el hecho de que el presidente de uno de los países más poderosos del mundo esté usando frases como “me están besando el trasero” en referencia a otros países? No lo digo por una cuestión anecdótica, sino por cómo afecta a los vínculos entre países.

Uruguay, como país chico, está acostumbrado a dejar de lado las formas y a concentrarse en el fondo, y yo creo que eso es lo que tenemos que hacer, dejar un poco de lado la forma en la que los mensajes llegan y concentrarnos en lo que es importante al final del día para la gente, que es cómo afecta esto a la producción y a la exportación uruguaya. Si uno mira y analiza la historia del comercio y del multilateralismo, el mundo pasa de etapas de crisis a etapas de cooperación, y claramente creo que estamos ingresando en una etapa de crisis. Esperemos que sea corta y que pronto como respuesta a esa crisis surjan nuevas acciones de cooperación. Si vos mirás los mecanismos multilaterales que tenemos hoy, la Organización Mundial del Comercio y los demás, están muy debilitados, obviamente, y la gente descree de esos procesos, pero fueron fruto de crisis, ¿no? Fueron fruto de las guerras, de épocas muy negras, de las cuales luego surge la voluntad de cooperar. Hoy estamos en una crisis generada en buena medida por una desconfianza en el sistema multilateral, por creer que lo multilateral no dio los beneficios que debería haber traído para todos los países, que algunos países se beneficiaron más o menos. Al final del día, creo que como país pequeño, la conclusión siempre es la misma: para nosotros, lo multilateral sigue siendo lo más garantista, porque en la ley del más fuerte nunca ganamos nosotros.

¿Uruguay va a acompañar si hay alguna propuesta de reforma de la gobernanza del sistema multilateral? ¿O cómo se sale de esta situación con más cooperación?

Creo que ahí va a depender mucho de algunos países que históricamente han tenido roles muy importantes que jugar, que suelen ser lo que nosotros llamamos like minded countries, países que tienen una visión común del sistema multilateral, que coincidentemente son países pequeños o medianos, que dependen mucho del comercio exterior para sobrevivir, que tienden a ser productores agrícolas principalmente, entonces estamos acostumbrados a enfrentar trabas. Estoy pensando en países como Nueva Zelanda, Singapur, Costa Rica, Chile, países que históricamente en estos momentos son los que se hacen fuertes y tratan por lo menos de ser constructivos a la hora de aportar ideas. Todavía no ha surgido [una propuesta de ese tipo]; yo creo que por el momento estamos más bien todos tratando de entender qué está pasando y de cuidar un poco la casa propia, pero tarde o temprano puede que se active algún mecanismo de ese tipo.