Mario Bergara está primero en las encuestas de intención de voto dentro del Frente Amplio (FA) de cara a la elección departamental en Montevideo, a más de diez puntos de quien se ubica segunda, Verónica Piñeiro. En diálogo con la diaria, aseguró que, en caso de ser intendente, las prioridades se enfocarán en las principales preocupaciones de la gente: la limpieza y la movilidad.

¿Qué aspectos valorás negativamente y cuáles positivamente de la campaña departamental?

La campaña nos obliga a dos cosas. Primero, los temas que en particular la Intendencia de Montevideo hace bien o no hace bien se ponen en la discusión pública. La valoración es positiva en un montón de cosas: espacios públicos, políticas culturales, políticas sociales, policlínicas, alumbrado. Y también esas encuestas marcan los aspectos más deficitarios. Evidentemente, el tema de la limpieza y la gestión de los residuos en primer lugar y luego, pero con distancia, los temas de la movilidad y el tránsito. Es positivo, como en toda campaña, que uno esté obligado a tener en el debate público todos estos temas, creo que es algo que es bueno para la ciudadanía y para el proceso político. Lo otro positivo también es recorrer todo el territorio, estar en contacto directo con la ciudadanía, el afecto con el que la gente te recibe.

Como aspecto negativo, la verdad es que no tengo una cuestión general. En Uruguay tenemos un nivel de relacionamiento entre los candidatos y los partidos políticos que es razonable, civilizado. Siempre hay alguna voz que se sale de tono, pero justamente es a las voces que menos tenemos que atender. Del lado nuestro, a las problemáticas principales que pauta la gente hemos tratado de responder con propuestas: un Montevideo más limpio, un Montevideo más ágil, un Montevideo más seguro, un Montevideo más disfrutable.

¿Cuáles te parece que han sido los principales ejes de discusión de la campaña y cómo se paró el FA y tu candidatura en particular en esos ejes?

En primer lugar, sin duda, el tema de la limpieza, la gestión de residuos. Creo que fue uno de los aspectos centrales del debate público y, a diferencia de otros candidatos, que lo que hacían era tirar propuestas puntuales pero no atendían la integralidad del problema, nosotros presentamos un programa integral para la limpieza y la gestión de residuos de Montevideo. Este tiene que ver con, por supuesto, un cambio sustancial en las modalidades de recolección de residuos, pero arranca con un cambio también en la relación que tenemos montevideanos y montevideanas con los residuos. Nosotros proponemos que en buena parte del departamento vamos a ir a la recolección por la vía de los contenedores intradomiciliarios. En aquellos barrios o zonas que están más cargadas de edificios y cooperativas vamos a ir a contenedores intraprediales. Todo eso nos va a permitir quitar de la vía pública una buena parte de los contenedores, que es donde está un poco la imagen del problema de la basura en Montevideo, ¿verdad? Eso ya se ha desarrollado en Canelones y también en algunas zonas de Montevideo como Santiago Vázquez y Abayubá.

También hay un tema de campañas culturales y de educación que tenemos que incorporar con relación a generar menos residuos y que los residuos lleguen al sistema mejor clasificados para el reciclaje. Obviamente, todo complementado con un fortalecimiento en el barrido, que desarrollan, por ejemplo, muchas organizaciones sociales. Los motocarros, las plantas de reciclaje y compostaje, donde participan cooperativas, y una mayor inversión en el futuro en las plantas de disposición final de residuos. O sea, un plan integral para atacar el tema, que entendemos que va a tener resultados rápidos y que se va a visualizar en la percepción de la ciudadanía en una mejora sustancial en la limpieza y la gestión de residuos en Montevideo.

El segundo tema está vinculado a la otra preocupación que pauta la gente, que es la de la movilidad y el tránsito. Hay que encarar proyectos de envergadura que hagan a una movilidad mucho más ágil, en primer lugar, para el transporte público, y eso redundará en una mejora en la movilidad general. Los tiempos de viaje no son buenos y ahí es donde primordialmente hay que atacar. No es casualidad que ya estén sobre la mesa tres proyectos de envergadura para ayudar en la movilidad con prioridad en el transporte público. Ya no hablamos de movilidad montevideana, sino de movilidad metropolitana. Por lo tanto esos proyectos están empezando a ser analizados tanto por la Intendencia de Montevideo como por la Intendencia de Canelones y el gobierno nacional, porque son proyectos que tienen una envergadura de inversión que sin la concurrencia del gobierno nacional no serían factibles.

Esos son los dos temas que han sido como las vedetes de discusión en la campaña, porque son los que la ciudadanía coloca con mayor preocupación y por lo tanto está bien que sean los puntos de discusión principal. Por eso van a ser los puntos de prioridad en la futura gestión del gobierno departamental.

¿Hay algún eje de discusión que te hubiera gustado debatir más?

Hay toda una gama enorme de tareas que hace la Intendencia de Montevideo. Desarrolla, por ejemplo, el saneamiento, y lo hace muy bien, porque hay más del 90% del territorio de Montevideo saneado, guarismo al que creo que ninguna otra intendencia en el país siquiera se le acerca. Pero considero que todas las demás tareas están en general bien valoradas por la gente. Los espacios públicos, que se han desarrollado enormemente en los últimos años. Uno piensa en espacios públicos seguros que ayuden a la convivencia, que contribuyen al disfrute de la gente en Montevideo: el Parque de Villa Dolores, el Espacio Modelo, que es espectacular, el Balcón del Cerro, que se acaba de inaugurar, espacios como el Sacude en Casavalle o todo un montón de plazas y parques a lo largo y ancho del departamento. Las políticas culturales... hay que recordar que Montevideo tiene teatro, museo, [jardín] botánico, eventos, espectáculos, carnaval, y en general son cuestiones muy bien valoradas por la población. Las políticas sociales, que han estado cuando se necesitaban; cuando discutíamos en la crisis de 2002 o en la crisis de la pandemia o en la crisis hídrica que los gobiernos nacionales de turno no volcaban los recursos y los esfuerzos necesarios para atender a quienes más estaban sufriendo. Las policlínicas municipales, que son de las cosas mejor valoradas por la población porque justamente están en los lugares que más se necesitan. El alumbrado, que creo que es el ítem que mayor valoración positiva tiene.

¿Qué elementos te parece que van a pesar en la votación del domingo 11?

Todas las encuestas y los sondeos siguen dando al FA como favorito para continuar gobernando Montevideo por octava vez consecutiva. Y más allá del llamado de atención en algunos temas que marcan estas encuestas de las que hablábamos, la gente sigue dando un respaldo al gobierno frenteamplista en Montevideo. Esa es la percepción que todos tenemos. Yo creo que ahí por supuesto que inciden aspectos de pertenencia y de definición político-partidaria más estructural que tienen los montevideanos y montevideanas, el impulso que da el hecho de haber reconquistado el gobierno nacional por parte del FA, pero también incide lo que acabamos de decir: la gente valora positivamente una cantidad enorme de tareas que la intendencia lleva adelante y no visualiza en la oposición alternativas a estas cosas, ¿verdad? Más bien visualiza riesgos, porque los mensajes que se dan desde los candidatos de la oposición son cuestiones riesgosas que pueden cuestionar el sostén de políticas sociales, de políticas culturales, de aspectos de salud, de deporte, de turismo. Por otro lado, creo que la gente, más allá de ese llamado de atención del que hablábamos, también valora la forma en que el FA ha gobernado durante siete administraciones, con base en valores y principios de ética, de transparencia, de rendición de cuentas, de pensar claramente en la gente, y sobre todo en quienes más lo necesitan, y no quiere tomar el riesgo de ir a intendencias en las que la gente no entre a trabajar por concurso y sorteo, sino por clientelismo político, donde el reparto de bienes y servicios no se haga por las necesidades de las familias o los barrios, sino por clientelismo político, donde se amparen las irregularidades y la corrupción.